La Cumbre de las Américas no aborda los derechos humanos

La quinta Cumbre de las Américas no ha reconocido que los derechos humanos deben ocupar un lugar central en los esfuerzos por hacer frente a los numerosos desafíos fundamentales que encara la región.

Los gobiernos de todos los países de América, salvo Cuba, participaron en la reunión cuatrienal celebrada en Puerto España, Trinidad y Tobago, del 17 al 19 de abril.

Los 34 jefes de Estado y de gobierno debatieron en la Cumbre tres temas principales: la prosperidad humana, la seguridad energética y la sostenibilidad ambiental.

La Declaración de Compromiso de Puerto España fue adoptada por consenso al cierre de la Cumbre, el 19 de abril. Basada en estos tres temas, la Declaración no establece un marco claro de progreso para los derechos humanos en estos ámbitos.

Algunos gobiernos, como Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Honduras, señalaron que no estaban dispuestos a firmar formalmente la Declaración. En su lugar, los dirigentes acordaron adoptarla por consenso y que el primer ministro de Trinidad y Tobago, Patrick Manning, la firmara en nombre de todos.

Los gobiernos que manifestaron su objeción creían que la Declaración no aborda adecuadamente la actual crisis económica mundial. También querían que incluyera referencias enérgicas a la cuestión de la reintegración de Cuba en la Organización de los Estados Americanos (OEA) y al levantamiento del embargo de Estados Unidos a Cuba.

La delegación de Amnistía Internacional que acudió a la Cumbre instó a los gobiernos de la región a manifestar un compromiso firme de garantizar que todas las medidas que se tomen en respuesta a la actual crisis económica mundial cumplen plenamente las obligaciones contraídas por los gobiernos en materia de derechos humanos. Sin embargo, el reconocimiento en la Declaración de la responsabilidad de los gobiernos de abordar la crisis no hace referencia alguna a los derechos humanos.

“En un momento de confusión económica mundial, y en un clima de nuevo espíritu de compromiso entre el gobierno del presidente estadounidense Barack Obama y otros gobiernos de América, esta Cumbre brindaba una oportunidad inigualable para establecer una sólida visión de derechos humanos para América –ha manifestado Alex Neve, secretario general de Amnistía Internacional Canadá, integrante de la delegación de Amnistía Internacional en la Cumbre–. En lugar de eso, los derechos humanos han sido relegados una vez más al último lugar.”

Amnistía Internacional formuló una serie de recomendaciones para modificar una versión anterior en borrador de la Declaración de manera que el ámbito de los derechos humanos se viera fortalecido. La organización ha manifestado su decepción al no ver incorporadas esas mejoras en el texto final.

“Los gobiernos deben establecer inequívocamente que las obligaciones en materia de derechos humanos serán la base de sus esfuerzos para abordar la crisis económica –ha declarado Alex Neve–. De lo contrario, existirá un peligro muy real de que tanto la crisis como la respuesta a ella acentúen las desigualdades y den lugar a violaciones generalizadas de los derechos de los sectores marginados de la sociedad de América.”

Amnistía Internacional ha manifestado asimismo su honda preocupación por que el proceso de la Cumbre haya impedido escuchar de manera significativa voces importantes, especialmente las de los pueblos indígenas. Estos pueblos, que estaban organizando la tercera Cumbre de Líderes Indígenas de las Américas, se han visto obligados a trasladar su reunión a Panamá, tras habérseles comunicado que no era posible encontrar un lugar de celebración adecuado en Trinidad y Tobago.

“Las graves violaciones de los derechos de los pueblos indígenas son uno de los desafíos más acuciantes a los que se enfrenta América –ha declarado Alex Neve–. Por ello, el fortalecimiento de la protección de estos derechos debería ser una de las cuestiones prioritarias en cada Cumbre de las Américas. La exclusión y marginación de los pueblos indígenas de esta Cumbre no sólo es una falta de respeto: es inaceptable.”

“Los gobiernos deben reparar el daño causado y demostrar su compromiso de mejorar la protección de los derechos de los pueblos indígenas. Para ello, deben actuar sin demora con el fin de concluir y adoptar una texto enérgico para la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.”

Una de las cuestiones dominantes en la Cumbre fue la situación de Cuba, excluida de las actividades de la OEA desde hace 47 años. Aunque la Declaración no hace referencia a Cuba, muchos gobiernos, y también el secretario general de la OEA, pidieron que Cuba entre de nuevo a formar parte de la Organización. Muchos gobiernos pidieron asimismo que se levante el embargo comercial y económico estadounidense contra Cuba.

Amnistía Internacional reiteró su postura de que el embargo contribuye a que se produzcan violaciones de derechos humanos y debe levantarse inmediatamente, y que el gobierno cubano debe tomar también medidas para mejorar su historial de protección de los derechos humanos, liberando, entre otras cosas, a todos los presos y presas de conciencia.

La organización manifestó su satisfacción por el hecho de que los dirigentes debatieran la prolongada crisis humanitaria y de derechos humanos de Haití y se comprometieran a redoblar sus esfuerzos por ayudar a este país. Los dirigentes acordaron centrarse en la situación de Haití durante la próxima Asamblea General de la OEA, que se celebrará en Honduras en junio.