La pobreza iba en aumento, y el gobierno recortó el gasto en salud y educación. Siguieron registrándose detenciones arbitrarias y otras violaciones de derechos humanos como consecuencia del estado de excepción. El sistema judicial presentaba deficiencias graves. Persistía el hacinamiento en las prisiones y la tasa de encarcelamiento figuraba entre las más elevadas del mundo. Las condiciones de reclusión eran inhumanas; hubo denuncias de tortura y otros malos tratos, pero el gobierno no tomó medidas para abordar la situación. Se deterioraron la libertad de expresión y el derecho de la ciudadanía a la información, y quienes ejercían el periodismo se exponían a sufrir hostigamiento y violencia. Las fuerzas de seguridad restringían la libertad de circulación de quienes se manifestaban contra los recortes presupuestarios, y se despidió a personal del sector público por participar en las protestas. Bajo el estado de excepción, los defensores y defensoras de los derechos humanos corrían un peligro mayor de sufrir agresiones y hostigamiento.
Leer másRetiene la pena de muerte solo para delitos graves, como los cometidos en épocas de guerra
Herramientas de campaña que se pueden emplear para intervenir con carácter de urgencia y defender los derechos humanos de alguien.
Informes, documentos informativos, declaraciones, contribuciones escritas para OIG y otros recursos de los equipos de investigación de Amnistía.