Persistía el prolongado período de inestabilidad y crisis en Brasil. El gobierno federal no asumió el compromiso de coordinar respuestas eficaces en la gestión de la pandemia de COVID-19, lo que afectó a los derechos humanos de la población. Las personas que pertenecían a grupos históricamente discriminados se vieron afectados de forma desproporcionada por la emergencia de salud, que agravó la crisis económica y social y aumentó la precariedad de sus condiciones de vida. El presidente Jair Bolsonaro siguió promoviendo iniciativas contrarias a las necesidades de la mayor parte de la población y perjudiciales para el medioambiente y la justicia climática. Sus declaraciones, que a menudo denigraban a activistas y defensores y defensoras de los derechos humanos, menoscabaron también la Constitución y la independencia del poder judicial.
Leer másMantiene la pena de muerte sólo para crímenes graves, como los cometidos en tiempos de guerra
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