Amnistía Internacional Informe anual 2014/15

Como se refleja en nuestro informe anual, 2014 ha sido un año demoledor para quienes intentaron defender los derechos humanos y quienes quedaron atrapados en el sufrimiento de las zonas en guerra.

Por Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional

A los gobiernos se les llena la boca hablando de la importancia de proteger a la población civil. Y, sin embargo, los políticos del mundo han fracasado lamentablemente a la hora de proteger a las personas que más lo necesitan. Amnistía Internacional considera que se puede y se debe cambiar esto de una vez por todas.

El derecho internacional humanitario, que regula la conducta de las partes en los conflictos armados, no puede ser más claro al respecto. Los ataques no deben dirigirse nunca contra civiles. El principio de distinción entre civiles y combatientes es una salvaguardia fundamental para las personas atrapadas en los horrores de la guerra.

Sin embargo, una vez más, la población civil volvió a llevarse la peor parte del conflicto. En el año en que se conmemora el vigésimo aniversario del genocidio de Ruanda, los políticos pisotearon reiteradamente las normas que protegen a los civiles o miraron hacia otro lado ante quienes infringían estas normas con consecuencias letales.

Debemos esperar que, cuando en años venideros miremos hacia 2014, lo que hemos vivido este año se considere el punto más bajo alcanzable a partir del cual nos hayamos alzado y creado un futuro mejor.

Salil Shetty

2014: Un año de conflictos, terror y esperanza

19 de enero – La policía respondió con brutalidad a los miles de manifestantes que salieron a la calle en Kiev, Ucrania. Las manifestaciones se volvieron violentas cuando el gobierno aprobó de forma apresurada nuevas leyes que criminalizaban las protestas y limitaban gravemente la libertad de reunión, de asociación y de expresión. © Anatolii Stepanov/Demotix/Corbis
7 de febrero – Mientras Rusia inauguraba los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, las autoridades seguían hostigando a personas críticas y disidentes y encarcelando a algunos de los activistas de la sociedad civil más notorios. © STRINGER/Reuters/Corbis
12 de febrero– Investigadores de Amnistía Internacional en la República Centroafricana encontraron indicios de limpieza étnica contra civiles musulmanes en la zona occidental del país. Miles de personas perdieron la vida en el conflicto de 2014. © Camille Lepage/REUTERS/Corbis
24 de marzo – Egipto condenó a muerte a 529 partidarios del ex presidente Mohamed Morsi por su presunta intervención en la violencia que siguió al derrocamiento del mandatario en julio de 2013. © STRINGER/Reuters/Corbis
14 de marzo – Más de 640 personas, en su mayoría detenidos capturados de nuevo, fueron ejecutadas extrajudicialmente cuando el ejército nigeriano recuperó el control del cuartel militar de Giwa, en Maiduguri. Los detenidos se habían fugado tras un ataque de Boko Haram al cuartel, que permitió la fuga de algunos reclusos. © AP/Press Association Images
14 de abril – El grupo armado Boko Haram secuestró a 276 niñas de un internado de gestión estatal en Chibok, Nigeria. Al menos 219 continúan en paradero desaparecido. Al parecer, las fuerzas de seguridad nigerianas fueron avisadas del ataque contra Chibok con más de cuatro horas de antelación pero, según informes, no hicieron nada.© Afolabi Sotunde/Reuters/Corbis
8 de mayo – Amnistía Internacional y la ONU publican informes que sacan a la luz horrendas atrocidades en el marco del conflicto de Sudán del Sur, y piden que rindan cuentas todos los responsables de crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y otras violaciones graves de derechos humanos.© ANDREEA CAMPEANU/Reuters/Corbis
22 de mayo – Después de un golpe de Estado del ejército tailandés, que fue precedido de manifestaciones masivas, cientos de personas fueron recluidas arbitrariamente en virtud de la ley marcial, que incluía severas restricciones a la libertad de reunión pacífica y de expresión; y se entablaron juicios de civiles en tribunales militares sin derecho de apelación.© Athit Perawongmetha/Reuters/Corbis
Junio – Decenas de manifestantes pacíficos fueron detenidos arbitrariamente y maltratados por la policía mientras Brasil se disponía a albergar la Copa Mundial de Fútbol. © MARKO DJURICA/Reuters/Corbis
8 – Decenas de solicitantes de asilo que viajaban en un barco abarrotado fueron rescatados y trasladados a bordo de un buque de la marina italiana. Al menos 3.400 personas perdieron la vida en la travesía del Mediterráneo en 2014. Muchas huían de conflictos y persecución en países como Siria, Afganistán y Eritrea. © Massimo Sestini/Eyevine
Julio – Decenas de hombres, mujeres, niños y niñas de minorías étnicas de Irak fueron secuestrados por el Estado Islámico. Desde entonces, muchas mujeres y niñas yazidíes han sido violadas, obligadas a casarse, “vendidas” o entregadas como “obsequios” a combatientes del Estado Islámico o sus simpatizantes. © STRINGER/Reuters/Corbis
Julio – Decenas de hombres, mujeres, niños y niñas de minorías étnicas de Irak fueron secuestrados por el Estado Islámico. Desde entonces, muchas mujeres y niñas yazidíes han sido violadas, obligadas a casarse, “vendidas” o entregadas como “obsequios” a combatientes del Estado Islámico o sus simpatizantes.© STRINGER/Reuters/Corbis
9 de agosto – Michael Brown, afroamericano desarmado de 18 años, murió por disparos de un agente de policía, Darren Wilson, en Ferguson, Misuri, Estados Unidos, lo que dio lugar a manifestaciones masivas. El 25 de noviembre, un jurado acusatorio decidió no incoar procesamiento contra Wilson. © Joe Raedle/Getty Images
26 de septiembre – En México, autoridades que se cree actuaban en connivencia con redes delictivas organizadas, atacaron e hicieron desaparecer a 43 estudiantes de Magisterio en la ciudad de Iguala, estado de Guerrero. El 7 de diciembre se identificaron los restos de uno de los estudiantes. Los otros 42 continúan desaparecidos.© Miguel Tovar/LatinContent/Getty Images
28 de septiembre – La policía de Hong Kong usó gas lacrimógeno y pulverizadores de pimienta en un intento de dispersar a miles de manifestantes pacíficos que reclamaban el sufragio universal. Los manifestantes ocuparon tres lugares en la ciudad hasta que la policía los dispersó a mediados de diciembre. Durante esos tres meses, la policía de Hong Kong detuvo a 955 personas en relación con las protestas “Ocupa Central”.© Paula Bronstein/Getty Images
15 de octubre – El máximo experto de la ONU en lucha contra el terrorismo y derechos humanos hizo público un informe que afirmaba que la vigilancia electrónica masiva vulnera el derecho a la intimidad garantizado en tratados y convenios internacionales. “[La] vigilancia a gran escala realmente suprime por completo el derecho a la privacidad de las comunicaciones en Internet”, decía el informe. © JASON REED/Reuters/Corbis
13 de noviembre – El ACNUR advirtió de un déficit de financiación de 58,45 millones de dólares en su presupuesto para prestar asistencia a personas refugiadas e internamente desplazadas que huían de los conflictos de Siria e Irak. Al terminar el año, unos 4 millones de personas habían huido del conflicto de Siria. Estados Unidos y Europa siguen sin proporcionar reasentamiento a la gran mayoría. © MURAD SEZER/Reuters/Corbis
9 de deciembre – El Comité de Inteligencia del Senado de Estados Unidos hizo público un documento que detallaba cómo la Agencia Central de Inteligencia recurrió a la tortura –entre otros métodos, el “waterboarding” o simulacro de ahogamiento, el simulacro de ejecución y las amenazas sexuales– durante los programas de entregas y detención secreta que siguieron a los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. © Alex Wong/Getty Images

Inacción de la communidad internacional

El Consejo de Seguridad de la ONU había eludido reiteradamente abordar la crisis de Siria en años anteriores, cuando aún se podrían haber salvado innumerables vidas. Esa inacción continuó en 2014. Durante los últimos cuatro años han muerto más de 200.000 personas, en su gran mayoría civiles, principalmente en ataques de las fuerzas gubernamentales. Alrededor de 4 millones de personas procedentes de Siria son ahora refugiados en otros países, y más de 7,6 millones se encuentran desplazadas dentro de Siria.

La crisis de Siria está muy ligada a la de su vecino Irak. El grupo armado autodenominado Estado Islámico (anteriormente Estado Islámico de Irak y el Levante), responsable de crímenes de guerra en Siria, ha llevado a cabo secuestros, homicidios a modo de ejecuciones y una limpieza étnica a gran escala en el norte de Irak. En paralelo, las milicias chiíes de Irak han perpetrado decenas de secuestros y homicidios de civiles suníes con el apoyo tácito del gobierno iraquí.

El ataque contra Gaza perpetrado en julio por las fuerzas israelíes se cobró la vida de 2.000 palestinos. Y, de nuevo, la mayoría –al menos 1.500– eran civiles. Tal como Amnistía Internacional expuso en un análisis detallado, se aplicó una política marcada por una cruel indiferencia y que implicó crímenes de guerra. Hamás también cometió crímenes de guerra, disparando cohetes indiscriminadamente contra Israel en acciones que causaron seis muertos.

Los gobiernos que con más insistencia han alzado la voz para denunciar la inacción de otros gobiernos se han mostrado después reticentes a dar un paso adelante y proporcionar la ayuda esencial que esos refugiados requieren.

Salil Shetty

Fotos: ©ALAA AL-MARJANI/Reuters/Corbis Shi’ite, ©2014 Getty Images, ©REUTERS/FinbarrAO’Reilly 

Los horrores de la guerra

En Nigeria, el conflicto del norte entre las fuerzas gubernamentales y el grupo armado Boko Haram saltó a las portadas de la prensa mundial con uno de los innumerables crímenes cometidos por el grupo: el secuestro de 276 niñas en una escuela de la ciudad de Chibok. Más desapercibidos pasaron los crímenes espantosos —algunos grabados en vídeo— perpetrados por las fuerzas de seguridad nigerianas y sus colaboradores contra presuntos miembros o partidarios de Boko Haram y que Amnistía Internacional reveló en agosto. Los cadáveres de las personas asesinadas fueron arrojados a una fosa común.

En la República Centroafricana, más de 5.000 personas murieron a causa de la violencia sectaria, pese a la presencia de las fuerzas internacionales. La tortura, las violaciones y los asesinatos en masa apenas aparecieron en las portadas de la prensa mundial. Aunque, de nuevo, la mayoría de las víctimas mortales eran civiles.Y en Sudán del Sur, el Estado más joven del mundo, decenas de miles de civiles fueron víctimas de homicidio, y dos millones huyeron de sus hogares durante el conflicto armado entre las fuerzas gubernamentales y las de oposición. Ambas partes cometieron crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

Fotos: ©Amnesty International Central, ©AFOLABI SOTUNDE/Reuters/Corbis 

VETO DE LA ONU

La lista precedente, como muestra claramente este último informe anual sobre la situación de los derechos humanos en 160 países, apenas constituye una aproximación superficial. Habrá quienes sostengan que no se puede hacer nada, que las guerras siempre se han librado a expensas de la población civil, y que nada puede cambiar nunca.

Se equivocan. Es esencial abordar las violaciones de derechos humanos cometidas contra la población civil y llevar a sus responsables ante la justicia. Hay una medida obvia y práctica en espera de adopción: Amnistía Internacional ha acogido con satisfacción la propuesta —respaldada ya por unos 40 gobiernos— de que el Consejo de Seguridad de la ONU adopte un código de conducta en el que se acuerde la abstención voluntaria de utilizar el veto cuando ello bloquee la actuación del Consejo de Seguridad en situaciones de genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

Sería un primer paso importante, y podría salvar muchas vidas.

No obstante, no sólo no se evitó que se cometieran atrocidades en gran escala. También se negó ayuda directa a los millones de personas que huyeron de la violencia que asolaba sus pueblos y ciudades.

Más que palabras

Los gobiernos que con más insistencia han alzado la voz para denunciar la inacción de otros gobiernos se han mostrado después reticentes a dar un paso adelante y proporcionar la ayuda esencial que esos refugiados requieren, tanto en términos de ayuda económica como en lo que se refiere a su reasentamiento. Al concluir 2014, menos del dos por ciento de las personas refugiadas sirias habían sido reasentadas, una cifra que como mínimo debe triplicarse en 2015.

Entre tanto, un gran número de personas refugiadas y migrantes están perdiendo la vida en el Mediterráneo, tratando desesperadamente de alcanzar las costas europeas. La falta de apoyo de algunos Estados miembros de la Unión Europea a las operaciones de búsqueda y salvamento ha contribuido al alarmante número de víctimas mortales.

Una medida que se podría tomar para proteger a la población civil durante los conflictos sería restringir más el uso de armas explosivas en las zonas pobladas. Esto habría salvado muchas vidas en Ucrania, donde tanto los separatistas respaldados por Rusia (pese a los poco convincentes desmentidos de Moscú sobre su participación) como las fuerzas favorables a Kiev efectuaron ataques selectivos contra barrios civiles.

La importancia de las normas sobre protección de la población civil estriba en garantizar que, en caso de que esas normas se incumplan, la rendición de cuentas y la justicia sean reales. En este contexto, Amnistía Internacional acoge con satisfacción la decisión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, de iniciar una investigación internacional sobre las denuncias de violaciones y abusos contra los derechos humanos perpetrados durante el conflicto de Sri Lanka, donde en los últimos meses de 2009 decenas de miles de civiles fueron víctimas de homicidio. Amnistía Internacional lleva cinco años haciendo campaña en favor de esa investigación. Sin una rendición de cuentas así, no podemos avanzar.

Fotos: ©2014 Getty Images, ©ANTONIO PARRINELLO/Reuters/Corbis, ©Oleksandr Ratushniak/Demotix/Corbis 

Cinco rostros de 2014

Maher, de 35 años, Houda, de 30, y sus tres hijos salieron de Siria y viven en el campo de refugiados de Qushtapa, en la región del Kurdistán iraquí, desde agosto de 2013. A su hijo Elias, de 12 años, se le diagnosticó cáncer en 2012, y la familia lucha para encontrar tratamiento para él en medio del conflicto. Unos 4 millones de personas refugiadas han huido de Siria desde que comenzó el conflicto. ©Amnesty International
Daniel Quintero, de 21 años, fue golpeado, intimidado y amenazado de violación por integrantes de la Guardia Nacional de Venezuela, tras ser detenido cuando regresaba a su casa de una manifestación contra el gobierno en febrero de 2014. Sigue luchando para que se haga justicia.
Esta niña de 11 años fue encontrada escondida y sola en una población al oeste de Bangui, en la República Centroafricana, por un equipo de Amnistía Internacional en febrero de 2014. Llevaba cuatro días escondida sin agua ni alimentos y rodeada de cadáveres. Miles de civiles perdieron la vida o fueron torturados en el país en 2014.
Shahzadi Bi, de 60 años, su esposo y sus cuatro hijos son algunos de los supervivientes de la fuga de gases de 1984 en Bhopal, India. Siguen viviendo en una de las comunidades que rodean la antigua fábrica de pesticidas, una zona asolada por la contaminación del agua causada por sustancias químicas procedentes del emplazamiento de la fábrica abandonada.
El defensor de los derechos humanos ruso Igor Kalyapin ha sido atacado y amenazado, incluso por el líder checheno Ramzán Kadírov. Los ataques tuvieron lugar tras condenar Igor la destrucción de casas de presuntos insurgentes en Chechenia y reclamar una investigación contra Kadírov, que había prometido expulsar a sus familias de la república chechena. La oficina de su grupo en Grozni fue atacada con bombas incendiarias, y en enero de 2015 las autoridades incluyeron su ONG en el registro de “agentes extranjero.

Agredir al mensajero

En otros ámbitos de los derechos humanos siguió haciendo falta mejorar. En México, la desaparición forzada de 43 estudiantes en septiembre vino a incrementar trágicamente la cifra de más de 22.000 personas que se encuentran desaparecidas o en paradero desconocido en el país desde 2006. Se cree que la mayoría han sido secuestradas por bandas delictivas, pero, según informes, muchas han sido sometidas a desaparición forzada por la policía y el ejército, que a veces actúan en connivencia con esas bandas. Las pocas víctimas cuyos restos se han hallado mostraban señales de haber sufrido tortura y otros malos tratos. Las autoridades federales y estatales no han llevado a cabo investigaciones sobre esos delitos para establecer la posible participación en ellos de agentes estatales y garantizar recurso judicial efectivo a las víctimas y sus familias. Además de esta falta de respuesta, el gobierno ha intentado encubrir la crisis de derechos humanos, y los índices de impunidad, corrupción y militarización han aumentado.

En 2014, gobiernos de muchas partes del mundo continuaron reprimiendo a las ONG y la sociedad civil, lo que en cierto modo suponía un perverso cumplido a la importancia de su papel. La Federación Rusa aumentó su poder represor con la escalofriante “ley de agentes extranjeros”, en la que resuenan ecos de la Guerra Fría. Las ONG fueron víctimas de una dura campaña de represión en Egipto, donde se usó la Ley de Asociaciones de la era Mubarak para transmitir enérgicamente el mensaje de que el gobierno no toleraría ningún tipo de disidencia. Organizaciones de derechos humanos destacadas tuvieron que retirarse del examen periódico universal del historial de derechos humanos de Egipto en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU por miedo a sufrir represalias.

Los líderes gubernamentales han justificado terribles violaciones de derechos humanos arguyendo la necesidad de mantener la 'seguridad' en el país. En realidad, ocurre lo contrario.

Salil Shetty

Fotos: ©LatinContent/Getty Images, ©STRINGER/Reuters/Corbis, ©ASMAA WAGUIH/Reuters/Corbis

VALENTÍA

Como en numerosas ocasiones anteriores, las personas que acudieron a protestas y manifestaciones hicieron gala de valentía pese a las amenazas y la violencia dirigidas contra ellas. En Hong Kong, decenas de miles desafiaron las amenazas oficiales y se enfrentaron al uso excesivo y arbitrario de la fuerza por parte de la policía en lo que dio en llamarse la “revolución de los paraguas”, ejerciendo sus derechos básicos a la libertad de expresión y reunión.

A las organizaciones de derechos humanos se nos acusa a veces de ser demasiado ambiciosas en nuestros sueños de generar cambio. Pero debemos recordar que es posible lograr cosas extraordinarias. El 24 de diciembre entró en vigor el Tratado Internacional sobre el Comercio de Armas, tras haber cruzado, tres meses antes, el umbral de las 50 ratificaciones.

Amnistía Internacional y otras organizaciones habían hecho campaña en favor de este tratado durante 20 años. Una y otra vez se nos dijo que un tratado así era inalcanzable. Ahora el tratado existe, y prohibirá la venta de armas a quienes pudieran usarlas para cometer atrocidades. Por tanto, puede desempeñar un papel fundamental en los años venideros, en los que su aplicación será una cuestión fundamental.

Hay esperanza

En 2014 se cumplieron 30 años de la adopción de la Convención de la ONU contra la Tortura, otra convención en favor de la cual Amnistía Internacional hizo campaña durante muchos años, y uno de los motivos por los que en 1977 la organización recibió el premio Nobel de la Paz.

Este aniversario fue, por un lado, algo que celebrar, pero fue también una ocasión para señalar que la tortura sigue estando muy extendida en todo el mundo, motivo por el cual Amnistía Internacional lanzó este año su campaña mundial Stop Tortura.Este mensaje contra la tortura adquirió especial resonancia tras la publicación en diciembre de un informe del Senado de Estados Unidos que demostraba que, durante los años posteriores a los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra el país, existió una disposición a justificar la tortura. Asombrosamente, algunas de las personas responsables de los actos criminales de tortura aún parecían seguir creyendo que no tenían nada de qué avergonzarse.

Desde Washington a Damasco y desde Abuja a Colombo, los líderes gubernamentales han justificado terribles violaciones de derechos humanos arguyendo la necesidad de mantener la “seguridad” en el país. En realidad, ocurre lo contrario. Esas violaciones de derechos humanos son un motivo importante por el que hoy en día vivimos en un mundo tan peligroso. Sin derechos humanos no puede haber seguridad.Hemos visto una y otra vez que, aun en épocas que parecen funestas para los derechos humanos —y quizá especialmente en esas épocas—, es posible generar un cambio extraordinario.

Debemos esperar que, cuando en años venideros miremos hacia 2014, lo que hemos vivido este año se considere un nadir —el punto más bajo alcanzable— a partir del cual nos hayamos alzado y creado un futuro mejor.

Fotos: ©Amnesty International, ©Getty Images, ©SUZANNE PLUNKETT/Reuters/Corbis

Cinco historias de éxito de 2014

El Parlamento de Marruecos aprobó por unanimidad, el 23 de enero, una enmienda de la ley que impedía el enjuiciamiento y castigo de todo aquel que, acusado de la violación de una menor, se casara con la víctima. ©REUTERS
Hakamada Iwao, de 78 años, fue excarcelado en marzo en Japón después de pasar la mayor parte de su vida en el corredor de la muerte en espera de ejecución. Fue declarado culpable de asesinato en 1968. El tribunal puso en duda las pruebas utilizadas contra Hakamada, revocó su condena a muerte y ordenó la celebración de un nuevo juicio.
En junio, el presidente de Paraguay, Horacio Cartes, promulgó una ley que restituía a la comunidad indígena Sawhoyamaxa más de 14.000 hectáreas de sus tierras ancestrales después de 20 años de lucha de la comunidad.
Meriam Ibrahim, mujer cristiana condenada a muerte en Sudán, fue excarcelada finalmente en junio. Meriam había sido acusada de “apostasía” por decir que era cristiana siendo su padre musulmán, y de “adulterio”, tras casarse con un hombre cristiano.
El 24 de diciembre, y tras más de dos decenios de incansable campaña, entró en vigor el Tratado sobre el Comercio de Armas. El Tratado crea un marco que aspira a impedir el flujo de armas a gobiernos que puedan usarlas para cometer atrocidades.