En todo el mundo hay personas que defienden los derechos humanos en la teoría y en la práctica, a menudo arriesgando su seguridad, libertad o vida. Con demasiada frecuencia, estos defensores y defensoras de los derechos humanos son considerados “criminales”, “agentes extranjeros”, “terroristas” o amenazas para “el desarrollo” o “los valores tradicionales”. Muchas de estas personas sufren violaciones de los mismos derechos que defienden, son objeto de hostigamiento e intimidación, enjuiciamiento injusto y encarcelamiento. Algunas de ellas son torturadas, asesinadas o sometidas a desaparición forzada.