“Todos somos Gaza”: La indignación palestina en Cisjordania

Por Saleh Hijazi, investigador de Amnistía Internacional sobre Israel y los Territorios Palestinos Ocupados

En Ramala, en los Territorios Palestinos Ocupados, cuelgan por toda la ciudad carteles y pancartas que muestran imágenes de muerte y destrucción junto con las palabras: “Aquí ahora, todos somos Gaza”.

Una palestina de Cisjordania se enfrenta a los soldados israelíes en una manifestación de protesta por los ataques de Israel contra la Franja de Gaza. © EPA
Una palestina de Cisjordania se enfrenta a los soldados israelíes en una manifestación de protesta por los ataques de Israel contra la Franja de Gaza. © EPA

Muchos de estos carteles, que he visto también colgados en otras ciudades de Cisjordania, se han preparado con el patrocinio de instituciones de la Autoridad Palestina. En Ramala, el ayuntamiento ha acogido recientemente una manifestación donde la gente llevaba decenas de ataúdes vacíos, envueltos en la bandera palestina, como símbolo del creciente número de personas muertas en Gaza desde el lanzamiento de la operación militar israelí allí el 8 de julio. A la cabeza de la marcha iban el gobernador local y otras autoridades.

A diferencia de lo que ha venido ocurriendo en los últimos siete años o así, la solidaridad de Cisjordania con Gaza parece ahora más fuerte. Durante las operaciones israelíes de 2008-2009 y 2012 contra Gaza, una manifestación de solidaridad habría congregado a una veintena de personas, si no menos, en unos cuantos lugares. En la actualidad son centenares las personas que se manifiestan casi a diario en ciudades y pueblos de toda Cisjordania.

El 24 de julio tuvo lugar en Cisjordania una manifestación de tamaño sin precedente en años, en la que miles de personas marcharon de Ramala hacia Jerusalén para protestar por los ataques israelíes contra Gaza. Las fuerzas israelíes respondieron rápidamente haciendo uso excesivo de la fuerza al llegar la manifestación al puesto militar de Qalandia. Al menos un manifestante murió y muchos otros resultaron heridos por disparos de munición real.

Al día siguiente hubo protestas y enfrentamientos en decenas de lugares de toda Cisjordania. Las fuerzas israelíes mataron a cinco personas más, entre ellas un niño. También figuraba entre las víctimas Hashem Abu Maria, defensor de los derechos humanos de 47 años, que trabajaba para Defence for Children Internacional – Palestina. Un soldado israelí le disparó en el pecho con munición real durante una manifestación organizada en el pueblo de Beit Ummar el 25 de julio.

Un grupo de activistas palestinos ha estado elaborando diariamente mapas que muestran los lugares donde han tenido lugar manifestaciones y protestas desde comienzos de julio. Basta echarles un vistazo para darse cuenta de la enérgica respuesta que ha dado la población de Cisjordania a la última operación israelí en Gaza. No obstante, aunque es posible que esta reacción haya sido potenciada por los recientes intentos de reconciliación de los partidos palestinos rivales, no es en absoluto consecuencia de las políticas y prácticas de la Autoridad Palestina.

El movimiento de protesta lleva años creciendo lentamente aquí, y ha permanecido impertérrito ante la brutal represión israelí. Tampoco se ha dejado intimidar por los ataques de la Autoridad Palestina contra la libertad de expresión y reunión. Incluso con la muestra oficial de solidaridad con Gaza, las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina han obstaculizado las manifestaciones, a veces haciendo uso excesivo de la fuerzas, en las zonas bajo su control, especialmente cuando marchaban hacia puestos de control, estructuras militares o asentamientos israelíes.

El movimiento de protesta surge de años de manifestaciones de distintos grupos y comunidades contra la ocupación israelí y la ampliación de los asentamientos ilegales en Cisjordania, incluido Jerusalén Oriental. En la actualidad lo mueve la ira acumulada tras vivir durante decenios bajo esa ocupación.

Días antes de que Israel arrasara barrios enteros de Gaza, volaro las viviendas de tres hombres sospechosos de llevar a cabo ataques contra israelíes en Cisjordania. Quedaron totalmente inhabitables. Cuando fui a ver una de ellas en Hebrón, una persona de la familia me dijo: “Me avergüenza hablar de mi terror o de la demolición de mi casa cuando veo que Israel bombardea a familias enteras que están todavía dentro de sus casas en Gaza. No me importa que hayan demolido mi casa, lo que me importa es mi pueblo en Gaza”.

La preocupación, el dolor y la ira de los palestinos de Cisjordania y de Gaza son iguales. La familia de Hebrón es víctima de un castigo colectivo, lo que constituye una violación del derecho internacional. Y castigo colectivo es también lo que millares de familias de Gaza sufren desde hace siete años con el cierre y bloqueo ilegales del territorio por parte de Israel.

La población de Cisjordania lleva mucho tiempo declarando: “Todos somos Gaza”. Es una afirmación que revela que el dolor, el sufrimiento y la pérdida producidos por decenios de ocupación militar israelí los sufren los palestinos de Cisjordania y de Gaza por igual. Todos sufren a diario violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario, que adoptan distintas formas y maneras, desde demoliciones de viviendas, asentamientos ilegales y homicidios ilegítimos hasta el bombardeo de viviendas e infraestructuras civiles y el sofocante asedio de Gaza.

Ha llegado la hora de que la comunidad internacional tome medias con respecto a todas estas cuestiones. La responsabilidad recae en especial en Estados Unidos y la Unión Europea, que tienen influencia sobre Israel. Deben actuar de inmediato para suspender todas las transferencias de armas a Israel y apoyar la imposición de un embargo total de armas a todas las partes en el conflicto para dejar claro así que no van a facilitar la comisión de homicidios ilegítimos de civiles u otras violaciones graves de derechos humanos y el derecho internacional humanitario.

Igualmente importante es que tomen medidas concretas para poner fin al bloqueo militar israelí de Gaza y garantizar que la rendición de cuentas y el respeto del derecho internacional son prioridad máxima para todas las partes. También la Autoridad Palestina debe contribuir a garantizar que se rinden cuentas por las graves violaciones de derechos humanos y el derecho internacional humanitario cometidas, adhiriéndose para ello al Estatuto de Roma y reconociendo, por tanto, a la Corte Penal Internacional.