Amnistía Internacional pide la suspensión de Arabia Saudí como Estado miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Explicamos por qué.
1. Represión de activistas
Arabia Saudí sigue reprimiendo, en general, todo activismo de derechos humanos. Todas las personas que se han dado a conocer en el país por la defensa independiente de los derechos humanos han sido encarceladas, silenciadas a fuerza de amenazas u obligadas a huir al extranjero. Cada vez son más los condenados a años de prisión en virtud de la ley antiterrorista de 2014. Entre las muchas personas encarceladas figura el abogado de Raif Badaw, Waleed Abu al Khair. En 2015 y 2016, decenas de personas más han sido encarceladas tras haber sido sometidas a juicios injustos, entre ellas Abdulkareem al Khoder, Abdulrahman al Hamid, Issa al Hamid y Abdulaziz al Shubaily, defensores de los derechos humanos y fundadores de la ya disuelta Asociación Saudí de Derechos Civiles y Políticos (ACPRA).
2. Espeluznante oleada de ejecuciones
Desde su elección como Estado miembro del Consejo de Derechos Humanos, Arabia Saudí se ha embarcado en una espeluznante oleada de ejecuciones, con al menos 350 personas ejecutadas desde noviembre de 2013. Entre ellas, figura la ejecución masiva del pasado mes de enero, cuando en un solo día murieron ejecutadas 47 personas, incluido el clérigo chií Sheij Nimr al Nimr. Actualmente, el sobrino de este clérigo, de nombre Ali al Nimr, se encuentra en espera de ejecución tras haber sido detenido por su participación en actos de protesta, y condenado a muerte por delitos cometidos cuando era adolescente. Al parecer, el tribunal ha basado su decisión en una “confesión” que, según él afirma, le fue extraída mediante tortura y otros malos tratos.
3. Indicios de crímenes de guerra en Yemen
El país ha liderado una coalición militar que ha llevado a cabo una devastadora campaña de bombardeos aéreos en Yemen. Esta guerra ha provocado entre la población civil 3.500 muertos y 6.200 heridos, debido, en su mayoría, a los bombardeos aéreos de la coalición, que han alcanzado infraestructuras civiles, como centros de salud, escuelas, fábricas, instalaciones de energía, puentes y carreteras. Amnistía Internacional ha concluido que dichos bombardeos han sido, con frecuencia, desproporcionados o indiscriminados y que, en algunos casos parecen haberse dirigido, en concreto, contra la población civil o contra objetivos civiles. Estos ataques podrían constituir crímenes de guerra.
… Que quedan impunes, en parte porque cuentan con la protección de sus aliados
Los aliados de Arabia Saudí anteponen sus intereses económicos y su seguridad a los derechos humanos. En consecuencia, se niegan a criticar públicamente al país, con lo que, de hecho, le conceden carta blanca para hacer lo que desee. Además, apoyan sin rubor la represión que el reino saudí ejerce en el país en nombre de la llamada “guerra contra el terror”. Los gobiernos de Reino Unido y Estados Unidos proporcionan armas, apoyo logístico e información a la colación liderada por Arabia Saudí en Yemen.
Pese a todo lo expuesto, Arabia Saudí sigue ocupando un puesto en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que reúne a los 47 Estados responsables de la protección y promoción de los derechos humanos en el mundo. En este mismo momento, Arabia Saudí se está valiendo con cinismo del Consejo para protegerse del escrutinio.
Actúa
Pide a los gobiernos internacionales que suspendan a Arabia Saudí como Estado miembro del Consejo de Derechos Humanos o, que de lo contrario, expliquen por qué toleran, mirando hacia otro lado, sus ataques contra los derechos humanos.