La contaminación causada por Shell en el Delta del Níger: lo bueno, lo malo y la búsqueda incesante de la justicia

Agricultores del Delta del Níger han emprendido acciones judiciales contra Shell después de que los vertidos de petróleo hayan destruido sus medios de subsistencia. © Amnistía Internacional

Por Audrey Gaughran, directora del Programa para África de Amnistía Internacional

La sentencia dictada esta semana por un tribunal holandés en una causa interpuesta por cuatro agricultores nigerianos contra la empresa petrolera Shell por los daños causados por la contaminación en el Delta del Níger representa una pequeña victoria.Sin embargo, pone también de relieve los retos reales a los que se enfrentan las víctimas de la contaminación y los abusos contra los derechos humanos derivados de las actividades de las empresas multinacionales.

Los cuatro agricultores que interpusieron la demanda habían visto cómo la contaminación por petróleo causada por las operaciones de Shell había destruido sus medios de subsistencia.

El tribunal falló en favor de un demandante, declarando que Shell Nigeria había incumplido su deber de cuidado en ese caso al no tomar las medidas procedentes para impedir que terceras personas manipulasen los pozos de petróleo y causaran vertidos. Shell deberá pagar ahora una indemnización al agricultor afectado.

Aunque el sabotaje de oleoductos en el Delta del Níger es una de las causas de la contaminación, no se trata en absoluto del gran problema que a la maquinaria de las relaciones públicas de Shell le gusta dar a entender. Muchos vertidos se deben a fugas en oleoductos viejos y cuyo mantenimiento es deficiente, y las afirmaciones de Shell sobre el sabotaje como causa de la contaminación han sido rechazadas por comunidades y ONG, entre otras, Amnistía Internacional.

La sentencia dictada esta semana implica que Shell ya no puede seguir señalando al sabotaje como si su propia actividad no tuviese ninguna responsabilidad en el problema de la contaminación, y debe tener mayores repercusiones en las operaciones de Shell Nigeria. Ahora se debe someter a un estrecho control el grado en el que la empresa toma medidas para impedir los sabotajes, prestando especial atención cuando los vertidos de petróleo se atribuyan a actos de de este tipo.

Aun así, el fallo del tribunal ha sido un mazazo para los tres agricultores cuyas demandas fueron desestimadas, lo que revela los tremendos obstáculos a los que se enfrenta la población del Delta del Níger en la lucha en la que siguen inmersos para obtener justicia tras más de medio siglo de contaminación.

Todos los demandantes se encontraron con la tarea prácticamente imposible de demostrar sus alegaciones. Declararon que los vertidos de petróleo se debían a fallos operativos, no a actos de sabotaje, una distinción fundamental para determinar el alcance de la responsabilidad de la empresa. Sin embargo, al estudiar las alegaciones de los cuatro agricultores, el tribunal holandés tuvo que depender de los informes de la investigación de los vertidos de petróleo elaborados por la propia Shell.

La investigación llevada a cabo por Amnistía Internacional ha revelado serias deficiencias en el proceso de investigación de los vertidos de petróleo en Nigeria. La misma Shell dirige todas las investigaciones desde sus instalaciones, lo que da lugar a un evidente conflicto de intereses. Aunque los miembros de la comunidad participan en teoría en el proceso de la investigación, en la práctica, si la comunidad no está de acuerdo con la evaluación de la empresa, Shell sencillamente no los tiene en cuenta. Las comunidades nigerianas no tienen acceso a evaluaciones independientes sobre la causa de los vertidos de petróleo ni de los daños medioambientales asociados.

Aunque los agricultores implicados en la causa holandesa pudieron presentar algunas pruebas que ponían en duda las alegaciones de sabotaje de Shell, se consideró que resultaban insuficientes para alcanzar las pruebas mínimas requeridas.

No cabe la menor duda de que es fundamental garantizar que existen requisitos claros y taxativos para aportar pruebas que corroboren las alegaciones. No obstante, también necesitamos buscar la manera de establecer unas condiciones de igualdad cuando comunidades pobres afectadas por la actividad empresarial se enfrentan a empresas poderosas y con muchos recursos.

En el caso del tribunal holandés, los cuatro demandantes se enfrentaron a un sistema judicial en el que los obstáculos para obtener justicia son enormes. A lo largo de toda la sentencia queda patente que los agricultores sencillamente no tuvieron acceso a la información y los conocimientos necesarios para refutar las afirmaciones de Shell.

Los demandantes de esta causa habían solicitado acceso a documentos en poder de Shell, que —a su juicio— hubieran ayudado a sustentar sus alegaciones. Shell dispone de la mayor parte de la información sobre los vertidos de petróleo y las medidas conexas. Con arreglo a las normas jurídicas holandesas, a fin de obtener de Shell los documentos necesarios, los agricultores prácticamente tenían que probar su alegación antes de que diese comienzo el juicio. Su solicitud de documentos clave fue denegada.

Cuando una parte tiene todas las bazas, unas reglas de divulgación tan restrictivas pueden ser un obstáculo para que se haga justicia. Lo que quiere decir que las profundas desigualdades de poder se perpetúan. Ya es hora de que los tribunales comiencen a reconocer la considerable desigualdad de armas en este tipo de causas e interpreten y apliquen las normas de una manera que subsane los desequilibrios.

La decisión dictada por el tribunal holandés también plantea motivos de preocupación sobre las graves limitaciones de la legislación nigeriana (que es la legislación que se aplicó en esta causa). Amigos de la Tierra-Países Bajos, que estaban legitimados para personarse en la causa, adujeron que Shell debía ser considerada responsable por responder de manera inadecuada a los vertidos de petróleo. El tribunal determinó que, según la legislación nigeriana, existe responsabilidad por las consecuencias de un vertido, pero no por la falta de respuesta adecuada por parte de la empresa.

Este hecho constituye un grave problema dado que, si la limpieza de la contaminación por petróleo se realiza de manera inadecuada y sufre retrasos, pueden agravarse los daños causados al medio ambiente y los derechos humanos de las personas, en especial, el derecho a la salud, la alimentación, el agua y los medios de vida.

En 2011, tras una evaluación científica de dos años de la contaminación por petróleo en Ogonilandia, en el Delta del Níger, la ONU reveló problemas graves y sistemáticos en las actividades de limpieza de Shell. Según el informe elaborado por la ONU, era evidente que la limpieza por parte de Shell de la contaminación derivada de los vertidos de petróleo no cumple las normas medioambientales estipuladas en la legislación nigeriana, ni tampoco sus propias normas.

El hecho de que la legislación parezca ser incapaz de hacer a las empresas petroleras responsables de sus daños continuados es una grave brecha en la protección que Nigeria debe solventar. La sentencia histórica dictada recientemente por la Corte de Justicia de la Comunidad Económica de Estados del África Occidental (CEDEAO), según la cual Nigeria no había regulado adecuadamente las empresas petroleras y sus efectos negativos, invita a reforzar la legislación nigeriana en esta área.

El resultado en el caso del tribunal holandés es una batalla en la más amplia lucha por que se haga justicia en el Delta del Níger. A pesar de los retos descritos supra, el caso es importante porque muestra cómo una víctima ha podido superar al menos algunos de los obstáculos, presentarse ante un tribunal europeo y lograr una medida de reparación.

Los demandantes también lograron establecer la jurisdicción de los tribunales holandeses tanto sobre la empresa matriz de Shell como sobre la filial nigeriana, sentando un precedente positivo para otras víctimas extrajeras de abusos cometidos por empresas multinacionales holandesas.

Tanto la una como la otra son victorias pequeñas pero importantes en una lucha por la justicia que está tomando impulso.

Más información:Resolución sobre los vertidos en Nigeria: Un pequeño avance en el camino hacia la justicia (blog, 21 de diciembre de 2012)
Sentencia histórica del Tribunal de Justicia de la CEDEAO ordena al gobierno sancionar a las compañías petroleras
 (comunicado de prensa, 16 de diciembre de 2012)
La verdadera “tragedia”. Demoras e inacción frente a los vertidos de petróleo del delta del Níger (informe, 10 de noviembre de 2011)
Nigeria: Oil spill investigations in the Niger Delta (memorando, 1 de septiembre de 2012)