El número de homicidios de presuntos narcotraficantes a manos de la policía ha aumentado enormemente en Indonesia este año, señal alarmante de que las autoridades podrían estar tratando de imitar la sanguinaria “guerra contra la droga” de la vecina Filipinas, ha declarado hoy Amnistía Internacional.
Al menos 60 presuntos narcotraficantes han muerto a manos de la policía —algunos de cuyos agentes han sido trasladados temporalmente a la Agencia Nacional de Narcóticos (BNN)— desde el 1 de enero de 2017, en comparación con los 18 fallecidos durante todo 2016, según los datos recabados por Amnistía Internacional.
Esta aterradora escalada de homicidios ilegítimos a manos de la policía hace sonar serias alarmas. Aunque las autoridades indonesias tienen la obligación de responder a las crecientes tasas de consumo de drogas en el país, disparar a personas en el acto no es nunca una solución.
Usman Hamid, director de Amnistía Internacional Indonesia
“Esta aterradora escalada de homicidios ilegítimos a manos de la policía hace sonar serias alarmas. Aunque las autoridades indonesias tienen la obligación de responder a las crecientes tasas de consumo de drogas en el país, disparar a personas en el acto no es nunca una solución. No sólo es ilegítimo, sino que tampoco servirá para abordar las causas fundamentales que llevan al consumo de drogas”, ha declarado Usman Hamid, director de Amnistía Internacional Indonesia.
“Las autoridades deben recordar que todas las personas, incluidas las que hayan cometido presuntamente delitos de drogas, tienen un derecho a la vida que se debe respetar en todo momento.”
Se están cometiendo un número significativo de homicidios en torno a la capital, Yakarta, o en Sumatra, un conocido foco de narcotráfico.
Ya han perdido la vida seis personas en agosto de 2017. En uno de los incidentes más recientes, la policía mató a tiros a un hombre de 50 años alegando que había intentado sacar una pistola mientras lo estaban deteniendo en Java Oriental el 12 de agosto.
Según la policía, todos los homicidios han sido en defensa propia o porque los sospechosos intentaron huir. No obstante, los datos de que dispone Amnistía Internacional indican que las autoridades no han llevado a cabo investigaciones independientes sobre ninguno de estos incidentes.
Este marcado aumento de muertes se produce un año en el que varios altos cargos indonesios han propugnado medidas más duras para abordar los delitos relacionados con drogas, incluido el uso sin restricciones de medios letales contra presuntos traficantes.
A finales de julio, el presidente Joko “Jokowi” Widodo dijo durante un discurso en Yakarta: “Sean firmes, sobre todo con los narcotraficantes extranjeros que entran en el país y se resisten a la detención. Basta, disparen contra ellos sin más. Sean despiadados.” De las personas fallecidas en 2017, al menos ocho son extranjeras, tres hombres chinos entre ellas.
“Resulta enormemente preocupante que las autoridades estén atacando aparentemente a los extranjeros. Esto podría indicar una política deliberada de utilizar a personas no indonesias como chivos expiatorios”, ha dicho Usman Hamid.
El director de la policía nacional, general Tito Karnavian, dijo este mes a la policía: “No duden en disparar contra los narcotraficantes que se resistan a la detención”. El general Karnavian ha aplaudido la “guerra contra la droga” del presidente de Filipinas Rodrigo Duterte como un ejemplo de cómo “eliminar” a los narcotraficantes.
En Filipinas, desde que el presidente Duterte anunció una “guerra contra las drogas” en junio de 2016, miles de personas han perdido la vida a manos de las fuerzas de seguridad o a instancias suyas en actos que podrían equivaler a ejecuciones extrajudiciales. Amnistía Internacional ha documentado cómo la policía ha pasado a parecerse a una organización criminal, al matar a personas en su mayoría pobres de las que se sospechaba que eran consumidoras o vendedoras de drogas, o al pagar a otros para que las mataran.
“El presidente Duterte no debería ser considerado en ninguna circunstancia un ejemplo para Indonesia. Lejos de convertir Filipinas en un país más seguro, su sangrienta ‘guerra contra las drogas’ ha causado la muerte de miles de personas sin que haya ningún tipo de rendición de cuentas”, ha añadido Usman Hamid.
Según las leyes indonesias y el derecho internacional, la policía sólo puede usar la fuerza como último recurso, e incluso entonces sólo puede emplearla en el grado mínimo para evitar la pérdida de vidas.
“Estos homicidios deben ser debidamente investigados por unas autoridades independientes e imparciales, y cualquier policía de quien se concluya que ha violado los derechos humanos deberá rendir cuentas de sus actos”, ha afirmado Usman Hamid.
“Indonesia tiene un largo y preocupante historial de no hacer comparecer a los policías ante la justicia por abusos, algo que no se puede permitir que continúe. Las autoridades deben reiterar que no se tolerará el uso ilegítimo de la fuerza y rechazar cualquier política de ‘disparar a matar’.”