El cambio climático es una emergencia mundial que afecta a todos los seres humanos del planeta. Sin embargo, sus efectos inciden más en unas personas que en otras.Las personas que viven en países de ingresos bajos y medios, zonas costeras, valles fluviales, zonas bajas y estados insulares se encuentran en primera línea de la crisis. Entre ellas, las más afectadas son las que viven en la pobreza, las que pertenecen a comunidades racializadas, las mujeres, las personas mayores, los niños y las niñas, quienes tienen discapacidades, los pueblos indígenas y otros grupos marginados. A medida que sube el nivel del mar y se disparan las temperaturas, hay personas que abandonan su hogar en busca de un futuro mejor para ellas y sus familiares.
Las personas desplazadas por el cambio climático pueden enfrentarse a dificultades similares a las de quienes huyen de conflictos o persecuciones. Quedarse en su país podría poner en peligro sus derechos humanos, sus medios de subsistencia y su propia vida.
El cambio climático es un multiplicador de amenazas que agudiza las desigualdades y la discriminación. Pone en riesgo el disfrute de la mayoría de nuestros derechos y el futuro de la humanidad.
¿Qué es el desplazamiento inducido por el clima?
El desplazamiento inducido por el clima es el movimiento de personas relacionado con los efectos del cambio climático. Puede ser temporal o permanente, a través de las fronteras o dentro del país de origen de una persona. Este desplazamiento puede estar vinculado con desastres repentinos o de aparición lenta.
Los impactos climáticos pueden ocurrir de diferentes formas:
- Desastres repentinos: Algunas personas se ven desplazadas temporalmente por fenómenos como ciclones, incendios forestales, inundaciones o tormentas extremas. A menudo se desplazan dentro de su propio país y regresan a su hogar una vez que la situación es segura. Sin embargo, como estos fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes e intensos debido al cambio climático, los desplazamientos repetidos y prolongados tienen repercusiones a largo plazo en las comunidades y sus derechos humanos.
- Desastres de aparición lenta: Otros desastres relacionados con el clima tienen un avance progresivo, pero no por ello son menos devastadores. Efectos como el aumento del nivel del mar, la contaminación de las fuentes de agua dulce por agua salada, la sequía y la desertificación hacen que, con el tiempo, zonas enteras se vuelvan inhabitables. Las personas abandonan su hogar de forma permanente y con frecuencia se trasladan a ciudades o cruzan fronteras en busca de una vida digna en otro país.
¿Cuántas personas se calcula que se han desplazado debido a la emergencia climática?
Es difícil dar una cifra exacta de las personas desplazadas exclusivamente por el cambio climático. Esto se debe a que el cambio climático suele entrelazarse con otros factores, como las dificultades económicas, los conflictos, la inestabilidad política y la discriminación. Cuando alguien decide abandonar su hogar, rara vez es por una única causa.
Para hacernos una idea de la cifra potencial, podemos consultar los datos del Centro de Observación de los Desplazamientos Internos, que sugieren que 9,8 millones de personas se han visto desplazadas debido a desastres. Esta cifra incluye desastres que no se atribuyen al cambio climático y no tiene en cuenta los desplazamientos causados indirectamente por el cambio climático. Sin embargo, nos permite hacernos una idea de la magnitud del problema.
Lo que sí sabemos es que las personas ya se están desplazando en respuesta a la crisis climática y otros factores agravantes, y que con frecuencia estas personas reciben una protección jurídica inadecuada.
¿Existen protecciones jurídicas para las personas desplazadas debido a desastres climáticos?
La inacción gubernamental ante el cambio climático infringe una amplia lista de derechos humanos, entre los que se incluyen:
- el derecho a la vida y a vivir con dignidad;
- el derecho a no sufrir trato inhumano ni degradante;
- el derecho a un medioambiente limpio, saludable y sostenible;
- el derecho a no sufrir discriminación;
- derechos económicos, sociales y culturales, en especial el derecho a la salud, a la alimentación, al agua, a la vivienda y a un nivel de vida adecuado.
Las leyes de derechos humanos también especifican que las personas desplazadas tienen derecho a no ser devueltas a un lugar donde sus derechos humanos corran un riesgo real. Es el denominado principio de no devolución, que también se aplica a las personas que se desplazan en el contexto del cambio climático.
¿Las convierte eso en “refugiadas climáticas”?
En Amnistía Internacional no empleamos los términos “refugiados climáticos” o “refugiados medioambientales”, puesto que esos términos no existen en el derecho internacional. El derecho internacional define únicamente la condición de “refugiado”.
Según el derecho internacional, una persona refugiada es aquélla que tiene “fundados temores” de ser perseguida en su país por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, y que por tanto no puede regresar a él. El derecho internacional no distingue entre diferentes tipos de refugiados, como “religiosos”, “políticos” o “climáticos”. Tales distinciones pueden ser perjudiciales y estar politizadas en gran medida.
Las personas que se desplazan en el contexto del cambio climático pueden obtener la condición de refugiado en virtud de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 debido al riesgo de persecución. Por ejemplo, si recursos como los alimentos, la vivienda y el agua potable escasean y se impide específicamente a un grupo ya marginado acceder a ellos, los miembros de ese grupo podrían obtener la condición de refugiado si deciden abandonar su país.
Independientemente de que reúnan o no los requisitos para obtener la condición de refugiado, todas las personas deben estar protegidas contra el retorno a un lugar donde corren un riesgo real de persecución u otras violaciones graves de los derechos humanos. Todas las personas que soliciten protección internacional deben disfrutar de un examen individual y justo de su caso.
¿Cuáles son las causas principales del cambio climático?
El planeta se está calentando más rápidamente debido a una serie de factores provocados por el ser humano, entre los que se incluyen:
- la extracción, la producción y el uso de combustibles fósiles —como el carbón, el petróleo y el denominado “gas natural”— para la producción de energía;
- las prácticas agrícolas nocivas;
- la deforestación;
- los cambios en el uso de la tierra.
Estas actividades liberan gases de efecto invernadero que retienen el calor en la atmósfera y provocan el calentamiento del planeta. La consecuencia son cambios profundos y sin precedentes en la atmósfera, los océanos y el entorno natural.
El cambio climático está provocado por los seres humanos y nosotros, como humanos, podemos detenerlo.
La opinión científica coincide en que es imprescindible eliminar gradualmente los combustibles fósiles. Defensores, defensoras y valientes activistas de todo el mundo alzan la voz sobre la necesidad de actuar contra el cambio climático. Sin embargo, las empresas del sector de los combustibles fósiles y muchos gobiernos llevan décadas engañando, desviando la atención y retrasando la acción. Mientras que algunos gobiernos toman medidas contra el cambio climático, otros redoblan su apuesta por la economía de los combustibles fósiles, pese al alto coste que ello supone para la salud, el bienestar y la vida humana.
Elevación del nivel de mar
Hay dos causas principales del aumento del nivel del mar. En primer lugar, las extensas capas de hielo y los glaciares de lugares como Groenlandia y la Antártida se derriten, lo que añade enormes cantidades de agua a los océanos. En segundo lugar, a medida que sube la temperatura del océano, se incrementa su volumen, lo que también puede dar lugar a la acidificación de los océanos y a la salinización del suelo, con consecuencias sobre la productividad agrícola, la seguridad alimentaria, la biodiversidad y el acceso al agua potable.
El impacto es devastador sobre las comunidades costeras y los países insulares de baja altitud, ya que el mar va engullendo poco a poco sus tierras. El aumento del nivel del mar contribuye al incremento de las inundaciones y las mareas altas, que ya están destruyendo hogares, cultivos y otras importantes infraestructuras necesarias para la supervivencia humana. El agua salada del océano puede contaminar el suelo y las fuentes de agua dulce; como resultado, la tierra es menos fértil y el agua deja de ser potable.
Las naciones insulares de baja altitud, como Tuvalu y Kiribati en el Pacífico, situadas a apenas unos metros sobre el nivel del mar, corren un mayor riesgo de sufrir los efectos del aumento del nivel del mar. Los científicos predicen que las naciones insulares de baja altitud podrían quedar sumergidas por las aguas del océano en un futuro no muy lejano. En 2021, el primer ministro de Tuvalu hizo un conmovedor llamamiento a la comunidad internacional para que abordara el cambio climático, de pie con el agua hasta las rodillas.
En Honduras, donde el aumento del nivel del mar y las fuertes tormentas devastan las comunidades costeras, Amnistía Internacional ha documentado que las comunidades pesqueras y agrícolas se enfrentan a repetidas inundaciones que destruyen sus hogares y contaminan las fuentes de agua dulce, lo que obliga a las familias a abandonar sus tierras ancestrales.
Fenómenos meteorológicos extremos
El cambio climático provoca fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones, olas de calor, incendios forestales, ciclones y tormentas más frecuentes e intensos, que pueden provocar el desplazamiento temporal o permanente de comunidades enteras.
Sequías
El cambio climático también provoca fenómenos de aparición lenta, como las sequías.
Por ejemplo, los habitantes del sur de Madagascar han sufrido una sequía prolongada durante los últimos cinco años, que ha desembocado en una hambruna catastrófica. En 2021, documentamos las dificultades de las personas que luchan por sobrevivir a los efectos del cambio climático.
Hay momentos en los que ya no puedo buscar nada más y tengo la sensación de que voy a desmayarme, porque cada vez estoy más débil. De noche no puedo dormir, porque pienso en lo que vamos a comer mañana y apenas concilio el sueño.
Mosa, 17 años
Días de temperaturas extremas, olas de calor e inundaciones
A medida que suben las temperaturas en todo el mundo, los días calurosos se vuelven aún más tórridos. Las olas de calor duran más y tienen lugar con mayor frecuencia. A veces, la presión atmosférica crea “cúpulas de calor”, que atrapan las altas temperaturas en una zona concreta durante largos periodos.
El calor extremo es una amenaza directa para la salud humana y el derecho a la vida, ya que provoca golpes de calor y agotamiento, lo que conduce a complicaciones de salud y acorta la esperanza de vida. Empeora las condiciones de salud existentes y pone en mayor riesgo a las personas mayores, los niños y niñas de corta edad y las personas con discapacidad. Quienes viven en la pobreza o tienen trabajos informales, a menudo al aire libre, también se ven afectados de manera desproporcionada por el aumento de los días de calor extremo. Los países ecuatoriales están en mayor riesgo de sufrir un aumento de los días de calor extremo debido a que ya tienen temperaturas constantemente altas todo el año, pero las olas de calor tienen también un efecto cada vez mayor en otros países.
En algunos lugares, como Pakistán, los patrones climáticos anómalos están destruyendo vidas. En 2022 y 2024, las olas de calor extremas y prolongadas fueron seguidas de intensas y fuertes lluvias durante la temporada del monzón. En agosto de 2022, en Pakistán, las precipitaciones superaron el 700% de su media mensual. El río Indo se desbordó e inundó comunidades. Resultaron afectadas 33 millones de personas, y ocho millones tuvieron que desplazarse internamente. Las personas desplazadas se enfrentaron a condiciones de vida insalubres, una mayor exposición a las enfermedades y un suministro irregular de alimentos y agua.
Causas indirectas, como la deuda, el colapso económico y los conflictos.
Los efectos del cambio climático destruyen tierras que antaño servían como fuentes de alimentos y centros económicos, que quedan más desoladas y hostiles. Escasean recursos como los alimentos y el agua, y las personas pueden perder sus medios de subsistencia debido a los cambios en los factores ambientales. En los países de bajos ingresos, la gente puede perder su empleo o verse incapacitada para trabajar y carecer de seguridad social. Además, la deuda de los países de bajos ingresos puede dificultar la respuesta de las personas a los desastres y la adaptación a la crisis climática.
En Pakistán, las devastadoras olas de calor hacen que sea peligroso para los trabajadores ocasionales trabajar al aire libre, lo que merma su salario diario. Esta situación, unida a una protección social inadecuada, significa que muchas de estas personas trabajadoras no pueden permanecer en su comunidad.
La competición por los recursos y el empeoramiento de las condiciones sociales, económicas y ambientales pueden contribuir al riesgo de que surjan conflictos. Los conflictos y la inestabilidad política dificultan también que las comunidades se preparen para el cambio climático y se protejan de sus efectos.
¿Por qué es el cambio climático un multiplicador de amenazas?
Aunque a menudo se habla de los efectos directos del cambio climático, sus peligros van mucho más allá del daño ambiental. El cambio climático actúa como multiplicador de amenazas al intensificar las desigualdades existentes y las violaciones de derechos humanos. Las personas pueden correr un mayor riesgo, tanto por su lugar de residencia y la vulnerabilidad asociada a la crisis climática, como por sus circunstancias individuales.
Algunas personas y comunidades carecen de los recursos o infraestructuras necesarios para responder a los efectos del cambio climático. Los grupos que se enfrentan a formas interseccionales de discriminación corren riesgos aún mayores debido al cambio climático, como por ejemplo:
- las mujeres y niñas tienen menos probabilidades de poseer tierras y más de hallarse en situación de pobreza y desempleo; además, carecen de representación política y se enfrentan a discriminación y violencia de género; todos estos factores hacen que sean más propensas a verse perjudicadas por la crisis climática;
- quienes viven en la pobreza, en particular las personas sin hogar, corren un riesgo especial de sufrir el impacto del clima;
- las personas con discapacidades y problemas de salud también se enfrentan a mayores peligros; la discriminación institucional y la exclusión social se suman a los retos a los que se enfrentan estas personas, así como el hecho de que la crisis climática puede aumentar el riesgo de sufrir más complicaciones de salud;
- los grupos que sufren discriminación estructural —incluidas las personas racializadas y las minorías—, que a menudo viven en barrios y comunidades que carecen de infraestructuras resilientes que las protejan del cambio climático;
- las personas residentes en países de ingresos bajos y medios, que carecen de los recursos necesarios para responder adecuadamente a los efectos del cambio climático;
- los pueblos indígenas, que viven con frecuencia en ecosistemas especialmente sensibles a las alteraciones climáticas, cuya cultura e identidad está estrechamente interconectada con sus tierras y que, en muchos casos, quedan excluidos de la toma de decisiones sobre el clima.
¿Tienen los Estados alguna responsabilidad legal de abordar el desplazamiento inducido por el clima?
Los impactos del cambio climático en los derechos humanos son innegables. Son el resultado de problemas creados por el ser humano, que deben abordarse.
Los Estados tienen la responsabilidad de cooperar para prevenir nuevos desplazamientos y garantizar que las personas puedan permanecer en su hogar. En julio de 2025, la Corte Internacional de Justicia emitió una opinión histórica en la que dejaba claro que el pleno disfrute de los derechos humanos no puede garantizarse sin la protección del sistema climático y otras partes del medioambiente. En consecuencia, los Estados deben mitigar el cambio climático, comprometerse a una eliminación gradual completa de los combustibles fósiles y reducir las emisiones.
Los Estados también deben ayudar a las personas a adaptarse a un entorno cambiante, entre otras cosas brindándoles apoyo financiero y técnico para adaptarse y reducir el riesgo de futuros desastres. Los países más ricos —a menudo también responsables en gran parte de las emisiones más elevadas— tienen una responsabilidad mayor.
Las personas desplazadas en el contexto del cambio climático deben tener acceso a protección internacional y de otros tipos. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha aclarado que, para garantizar la protección de las personas desplazadas a través de las fronteras, los gobiernos deben establecer “categorías de migración” adecuadas, como visados humanitarios, permisos de residencia temporal o protección en virtud del estatuto de refugiado u otro estatuto similar, que puedan proporcionar protección contra la devolución. Ello incluye proteger a las personas para que no se las deporte a un lugar donde sus derechos humanos corran un riesgo real debido a los impactos del cambio climático.
Las comunidades desplazadas también deben ser indemnizadas por las pérdidas y daños sufridos a causa de una crisis climática provocada por el ser humano.
¿Qué están haciendo ya los Estados para responder al desplazamiento inducido por el clima?
En pocas palabras: no lo suficiente.
Tan solo algunos países ofrecen protecciones específicas contra la devolución a otros países debido al riesgo de daños a los derechos humanos en relación con el cambio climático.
Los visados destinados a permitir que las personas se reubiquen fuera de las zonas especialmente afectadas por el cambio climático son muy poco comunes. En el contexto del cambio climático, Australia ofreció en 2024 un programa de visados específico para un máximo de 280 personas al año procedentes de Tuvalu.
Las políticas migratorias existentes obligan a las personas a afrontar procedimientos y vías de carácter discriminatorio y restrictivo. Las personas más afectadas son las pertenecientes a comunidades racializadas y pobres, las mujeres y otros grupos marginados. Las personas de edad avanzada, con discapacidad o con problemas de salud suelen quedarse atrás por no cumplir los requisitos para la obtención de un visado. Estas políticas separan a las familias y afianzan la exclusión social de quienes se enfrentan ya a mayores riesgos.
Los Estados no cumplen sus obligaciones en virtud del derecho internacional.
¿Qué podemos hacer para exigir a los Estados que atiendan sus responsabilidades?
Debemos exigir a las personas poderosas que están al frente de la toma de decisiones que cumplan la responsabilidad legal de proteger a las personas desplazadas en el contexto del cambio climático. Una verdadera justicia debe incluir la concesión de visados a las personas más afectadas por la crisis climática.
Hacemos un llamamiento a todos los Estados para que establezcan urgentemente marcos jurídicos claros a escala nacional, regional e internacional en el contexto del cambio climático con vistas a proteger a las personas desplazadas a través de las fronteras internacionales. Estos marcos deben complementar las iniciativas de justicia climática existentes, incluido el apoyo a la adaptación y la mitigación, la transición justa y la compensación de pérdidas y daños, de modo que las personas puedan seguir viviendo en su país de origen y se respeten sus derechos.
En Amnistía Internacional, nos comprometemos a continuar con nuestro trabajo de investigación, campaña e incidencia para presionar a los Estados y lograr que atiendan sus responsabilidades. Con la ayuda de personas como tú, trabajamos para crear un movimiento global de personas que nos ayuden a dejar claro que la negativa a ofrecer vías seguras y legales a las personas desplazadas en el contexto del cambio climático no pasará desapercibida.


