En vez de mantenerse ajena, la juventud está expresando su opinión y oponiéndose a las injusticias en todos los ámbitos de la sociedad. Pese a los riesgos y desafíos potenciales de su actividad, muchos optan por mantenerse firmes en la lucha por los derechos humanos, en medio de un contexto en el que el espacio para la sociedad civil se reduce. La situación de los derechos humanos en el sudeste asiático se ha deteriorado en los últimos años, debido a la implementación de una serie de leyes represivas que apuntan a restringir las voces disidentes.
