“Más de 100 personas han perdido la vida y alrededor de 600 han resultado heridas, decenas de civiles entre ellas, en medio de los combates entre las fuerzas de seguridad de Somalilandia y combatientes armados vinculados al clan Dhulbahante en Las Anod”, ha afirmado hoy Amnistía Internacional al dar a conocer sus conclusiones de que las fuerzas de seguridad de Somalilandia habían bombardeado indiscriminadamente la localidad provocando daños en hospitales, escuelas y mezquitas; causando la muerte y heridas a civiles, y desplazando a decenas de miles de personas.
“Todas las partes en el conflicto de Las Anod deben poner fin a los ataques indiscriminados, comprometerse a proteger a la población civil y respetar las normas del derecho internacional humanitario. Los hospitales y las ambulancias no deberían ser atacados nunca. Debe haber una investigación independiente sobre todas las violaciones de derechos humanos y del derecho humanitario para garantizar la rendición de cuentas de los responsables y una reparación a las víctimas”, declaró Tigere Chagutah, director regional de Amnistía Internacional para África Oriental y Austral.
Todas las partes en el conflicto de Las Anod deben poner fin a los ataques indiscriminados, comprometerse a proteger a la población civil y respetar las normas del derecho internacional humanitario.
Tigere Chagutah, director regional de Amnistía Internacional para África Oriental y Austral
Grupos humanitarios informaron de que entre 154.000 y 203.000 personas habían sido desplazadas a localidades y pueblos vecinos, mientras algunas cruzaban la frontera con Etiopía. Ahora necesitan asistencia humanitaria urgente. Las personas más afectadas son las mujeres, los niños y niñas, y las personas de edad avanzada.
“Esta crisis humanitaria se ve agravada por los efectos de la devastadora sequía que asola la región. Todas las partes deben permitir y facilitar el acceso sin trabas de las organizaciones humanitarias a la población civil que necesita asistencia en Las Anod y otras zonas afectadas”, prosiguió Tigere Chagutah.
Entre el 6 de febrero y el 6 de marzo, Amnistía Internacional entrevistó a 37 personas en Las Anod entre víctimas, familiares de víctimas, testigos, profesionales médicos y personal de ayuda humanitaria. Además, la organización analizó las cifras de víctimas de cinco hospitales locales de Las Anod e informes de medios de comunicación, ONG y el gobierno de Somalilandia.
Muertes y lesiones de civiles
Entre las personas civiles que perdieron la vida había mujeres, niños y niñas, personas ancianas con problemas de salud, y personal sanitario. La mayoría murió durante ataques indiscriminados con cohetes, morteros y otras armas explosivas poco precisas con efectos en amplias superficies que nunca deben usarse en zonas pobladas. En zonas urbanas densamente pobladas, muchas armas explosivas no guiadas —como los cohetes de 107 mm, intrínsecamente imprecisos— son demasiado poco precisas para distinguir entre objetivos militares, población civil y bienes de carácter civil. Su uso en estas circunstancias viola la prohibición del derecho internacional humanitario de los ataques indiscriminados.
El 6 de febrero, el primer día de combates, un trozo de metralla alcanzó a la niña de siete años Rayan Abdullahi Ahmed y le causó la muerte cuando estaba en casa de su tía, en el barrio de Samalay, en el sur de Las Anod.
Mi hija fue enterrada en una fosa común con varias personas más que murieron ese día”.
Madre de la víctima
La madre de Rayan dijo a Amnistía Internacional que un trozo grande de metralla había impactado en la cabeza de su hija, que murió al instante: “Unos familiares se la llevaron al hospital general de Las Anod, pero ya estaba muerta. Mi hija fue enterrada en una fosa común con varias personas más que murieron ese día”.
Ese mismo día, Amina Jama Ibrahim, mujer de 38 años, fue alcanzada por una munición cuando estaba en su casa, en el barrio de Ex-Control, en el este de Las Anod. Familiares cercanos de Amina, entre ellos su suegra, dijeron a Amnistía Internacional que su cuerpo quedó destrozado al ser alcanzada por una munición y que enterraron sus restos en Las Anod esa noche.
Su suegra dijo: “Amina planeaba irse de Las Anod ese mismo día, pero su vida quedó interrumpida antes de que pudiera marcharse. Ha dejado a siete hijos, uno de los cuales tiene macrocefalia y estaba con ella durante el ataque. Su casa quedó destruida y el niño enfermo está ahora conmigo en Kalabeedh”.
El 7 de febrero, Mohamed Hassan Abdi, paramédico, iba en una ambulancia cuando el vehículo fue alcanzado por una munición. Lo evacuaron a un hospital de Mogadiscio dos días después del suceso, pero murió el 21 de febrero.
El 11 de febrero, Abdisalam Saed Muse, enfermero voluntario de la Sociedad de la Media Luna Roja somalí murió alcanzado por una bala perdida cuando estaba en el hospital de Gargaar. Su familiar y tres de sus colegas dijeron a Amnistía Internacional que la bala impactó en el pecho y le causó la muerte inmediatamente. Fue enterrado en Las Anod ese mismo día.
El 21 de febrero, Saynab Yusuf Dheeg, mujer de 38 años, murió por el impacto de una munición cuando estaba sentada con otras cuatro mujeres cerca de su casa. Según su tía, que era una de las mujeres que estaban con ella cuando murió, un proyectil de mortero alcanzó el lugar donde estaban sentadas y mató a Saynab. “Quedamos envueltas en polvo y humo; no podíamos vernos. Oí gritar a Saynab. Cuando pudimos ver de nuevo, encontré a Saynab empapada en sangre. Ya estaba muerta. Nos echamos a llorar todas y sus familiares la llevaron al hospital general”. Una mujer que lavó el cuerpo de Saynab y la preparó para el entierro dijo que tenía un gran agujero en la parte izquierda del pecho. Saynab fue enterrada en una fosa común esa noche.
Cinco profesionales médicos entrevistados por Amnistía Internacional dijeron que la mayoría de las personas a las que atendían tenían heridas de bala y otras lesiones causadas por metralla de cohetes. Amnistía Internacional también determinó que decenas de personas heridas fueron trasladadas a hospitales de Garowe y Mogadiscio.
Ataques terrestres indiscriminados contra la localidad de La Anod
Según testigos, han sufrido daños significativos cientos de edificios civiles —viviendas, mezquitas, escuelas y un hospital— debido a los ataques indiscriminados presuntamente lanzados por las fuerzas de Somalilandia que intentan tomar la localidad mediante el lanzamiento de cohetes desde bases militares situadas en la zona oriental de la ciudad.
Las personas entrevistadas por Amnistía Internacional dijeron que las fuerzas de Somalilandia estaban inicialmente en las afueras, al este y al oeste de la ciudad, mientras la mayoría de los combatientes armados vinculados al clan Dhulbahante estaban dentro de ésta. La mayor parte de los ataques procedían de la zona oriental.
El hospital general de Las Anod ha sido alcanzado al menos cuatro veces desde que comenzaron los combates. MSF informó de que el hospital fue alcanzado durante los combates el 28 de febrero, lo que causó daños parciales en la estructura y paralizó las actividades de la sala de pediatría y del banco de sangre.
Un médico del hospital general de Las Anod también dijo a Amnistía Internacional que la planta de oxígeno del centro fue dañada el 8 de febrero y ya no funciona, y que una de las ambulancias del hospital sufrió daños graves el 7 de febrero.
Amnistía Internacional recibió y examinó más de un centenar de fotografías que muestran daños en Las Anod, incluidas al menos 38 viviendas. Un ingeniero que imparte clases en una universidad de Las Anod dijo que había documentado unas 300 viviendas que habían resultado dañadas durante los ataques. Otros diez residentes de Las Anod dijeron que sus viviendas habían sido dañadas por ataques de mortero. Algunas personas entrevistadas dijeron que los barrios que sufrieron más daños fueron los de Sayidka, Samalay, Masalaha y Xafada Bariga. Amnistía Internacional documentó daños en dos mezquitas (Al Huda y Salahuldin) y tres escuelas, entre ellas la Escuela Femenina de Formación Profesional Samalay y la escuela primaria Ilays.
Amnistía Internacional comparó y analizó imágenes de satélite de la ciudad de Las Anod antes del ataque —del 24 de diciembre de 2022— y después de éste —del 4 de marzo de 2023—. Las imágenes muestran alrededor de 30 estructuras visiblemente dañadas y siete de los lugares se corresponden con fotografías terrestres del hospital general de Las Anod, la mezquita Salahuldin y varias viviendas. Muchos de los daños visibles en las imágenes se concentraban en una carretera de la parte oriental de la ciudad, lo que reafirma los testimonios de las personas entrevistadas.
La organización analizó varias fotos que muestran restos de armas recogidas en varias partes de la ciudad y confirmó que eran restos de cohetes de 107 mm y que los daños en las viviendas eran compatibles con haber sido alcanzadas por ojivas de cohetes de ese tamaño. Amnistía Internacional no pudo identificar el país de fabricación, aunque determinó que eran armas usadas habitualmente en Somalilandia.
Desplazamiento y crisis humanitaria
Los grupos humanitarios han expresado su preocupación por el hecho de que las comunidades desplazadas viven en condiciones terribles, en viviendas inadecuadas y con escasez de medicinas. Además, sufren a restricciones de circulación por motivos de seguridad y afrontan mayor riesgo de desalojo. Se calcula que el 89 por ciento de las personas desplazadas son mujeres y niños y niñas.
Según la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF) más reciente, esta nueva oleada de desplazamiento se produce cuando alrededor de 214.000 personas de la región de Sool sufre una crisis de inseguridad alimentaria o inseguridad alimentaria aguda debido a la grave sequía, lo que agrava las dificultades que experimentan las personas desplazadas por el conflicto.
Las autoridades de Somalilandia afirman que se han comprometido a cubrir las necesidades básicas —como alimentos, agua y material médico— de las personas de Las Anod en coordinación con las organizaciones humanitarias locales e internacionales. Sin embargo, tres miembros del personal de ayuda humanitaria entrevistados por Amnistía Internacional dijeron que el acceso humanitario a Las Anod es muy difícil debido a la violencia generalizada y a algunas restricciones de las autoridades.
Información complementaria sobre la crisis de Las Anod
Somalilandia es una región del noroeste de Somalia que se declaró independiente de Somalia en 1991. Sin embargo, no ha sido reconocido formalmente por ningún país.
Las Anod está en la zona sudoriental de Somalilandia y es la capital de la disputada región de Sool. La ciudad está habitada en su mayor parte por miembros del clan Dhulbahante, pertenecientes a su vez al clan Darod. Las Anod está bajo control y la administración de Somalilandia desde 2007. Con los años, el clan Dhulbahante ha expresado quejas contra las autoridades de Somalilandia que incluyen acusaciones de asesinatos selectivos, así como que Somalilandia margina y somete su región a lo que denominan “embargo económico”.
El 26 de diciembre de 2022, el asesinato de Abdifatah Abdullahi Abdi, político local Dhulbahante, en la ciudad de Las Anod por hombres armados no identificados desencadenó protestas generalizadas. Las fuerzas de seguridad de Somalilandia respondieron con el uso de fuerza excesiva, a veces letal, y causaron la muerte y lesiones a decenas de manifestantes.
Tras las continuas protestas airadas y generalizadas por las muertes, las autoridades de Somalilandia retiraron sus fuerzas de seguridad de Las Anod, lo que propició la entrada en la ciudad de destacadas personalidades Dhulbahante, incluidos los ancianos del clan, que celebraron una reunión consultiva del 28 de enero al 5 de febrero. El último día de la reunión, los delegados emitieron una declaración en la que afirmaban que no eran parte de la administración de Somalilandia.
Inmediatamente después de la declaración, el 6 de febrero, comenzaron los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad de Somalilandia y combatientes armados vinculados al clan Dhulbahante, que escalaron hasta convertirse en un conflicto armado. Ambas partes se culpan mutuamente de empezar los combates.