Una mujer egipcia fue el 19 de enero a una comisaría en Egipto a presentar una denuncia. Desde entonces, la fuerza policial local la ha sometido a tortura y malos tratos y la ha amenazado de muerte a ella y a su familia.
Mona Said Thabet fue a presentar una denuncia a la comisaría de policía local, al norte de El Cairo, por una agresión que había sufrido en casa de su hermana a manos de dos hombres que, según parece, eran informantes de la policía.
Desde entonces, Mona Said Thabet, su esposo, Yasser Naguib Mahran, y sus tres hijos están siendo objeto de una campaña de hostigamiento e intimidación para obligarla a que retire las denuncias de tortura que ha presentado.
Cuando presentó la denuncia en la comisaría de policía núm. II de Shobra al Jayma, Mona afirma que el jefe de policía le escupió, la abofeteó y le apagó un cigarrillo en la mejilla.
Después, asegura que la golpearon, la insultaron, le afeitaron completamente la cabeza y amenazaron con violarla para obligarla a retirar una denuncia que había presentado anteriormente por torturas sufridas por su esposo en septiembre de 2008.
Según Amnistía Internacional, los golpes han dejado a Mona Said contusionada y lesionada. Afeitarle la cabeza no tuvo otro objeto que humillarla y quebrarle el ánimo.
Cuando el 14 de febrero una delegación de Amnistía Internacional se entrevistó con Mona Said Thabet, ésta, entre llantos y mostrando una fotografía suya en la que exhibe una abundante cabellera, no dejaba de repetir: “¿Cómo voy a ser mujer sin mi pelo?”.
Dos días después de los presuntos actos de tortura, Mona Said Thabet presentó una denuncia en la Fiscalía de Shobra al Jayma con ayuda de abogados de la Asociación de Derechos Humanos y Asistencia Jurídica, organización egipcia de derechos humanos.
La Asociación proporciona asesoramiento jurídico a víctimas de violaciones de derechos humanos y se ocupa también de su defensa ante los tribunales. A raíz de la denuncia se abrió una investigación sobre la agresión sufrida por Mona Said Thabet y se remitió a ésta a un médico forense para que la examinara.
El 1 y el 2 de febrero amenazaron por teléfono a Mona Said Thabet con someterla a nuevas torturas, violarla, matar a su esposo y secuestrar a su hijos si no retiraba la denuncia ante la Fiscalía.
Sin embargo, ella respondió acudiendo de nuevo a la Fiscalía el 4 de febrero para denunciar las amenazas. A raíz de ello se ordenó investigar lo ocurrido. Según informes, se pidió al jefe de policía de la comisaría núm. II de Shobra al Jayma que se presentara en la Fiscalía para responder a unas preguntas. El policía no compareció, y días después de haber presentado Mona Said Thabet su denuncia, unos agentes de policía se presentaron en su casa y la amenazaron de muerte.
Amnistía Internacional ha declarado: “Puede calificarse de positiva la decisión tomada por la fiscalía de abrir una investigación sobre las denuncias de Mona Said en relación con las presuntas torturas sufridas, así como de remitirla a un médico forense para que la examinara al objeto de determinar posibles signos de tortura. Sin embargo, no se le ha proporcionado a Mona Said ninguna protección, ni a ella ni a su familia, contra las posibles represalias de los agentes de policía a los que denunció y que siguen en servicio activo durante la investigación”.
El 13 de febrero, hacia las seis de la tarde, unos agentes de policía llegaron en microbús a la casa de Mona Said Thabet, la golpearon y la abofetearon en la calle, delante de la casa, y le arrancaron la ropa. Ella denunció que la policía había disparado contra su esposo, que huyó de allí. Dijo que la habían agredido también con un objeto afilado, con el que le hicieron cortes en la espalda por los que necesitó 23 puntos de sutura.
La organización internacional de derechos humanos agrega: “Mona Said Thabet vive ahora con miedo y en estado de permanente ansiedad porque se atrevió a denunciar que la habían torturado a ella y a su esposo, y ello se debe a que los policías que al parecer los torturaron y abusaron de ambos no sólo siguen en servicio activo sino que continúan amenazándolos con más torturas, con su muerte y la de de sus seres queridos.”
Cuando los delegados de Amnistía Internacional se reunieron con ella, tenía miedo de regresar a su casa. Presentaba lesiones en los muslos y contusiones en la nariz y los ojos. Llevaba también vendado un pie y cojeaba. El 15 de febrero denunció de nuevo lo ocurrido ante la Fiscalía y fue examinada por un médico forense.
Amnistía Internacional concluye: “Estos abusos ocurren cuando los agentes de policía se sienten seguros y creen que disfrutan de total impunidad. La tortura es una práctica generalizada en Egipto y si se investigase este caso y se procesase a los posibles responsables, las autoridades egipcias estarían transmitiendo un mensaje muy claro en el sentido de que están dispuestas a erradicar la tortura y a no tolerar los abusos contra los ciudadanos y ciudadanas del país”.
Las penalidades de Mona Said Thabet y de su familia empezaron porque su esposo, Yasser Naguib Mahran, al parecer se había negado a ser informante de la policía. Yasser Naguib Mahran, ha estado muchas veces detenido durante varios días en la comisaría de policía núm. II de Shobra al Jayma, presuntamente por negarse a ser informante. En septiembre de 2008 pasó alrededor de una semana recluido en régimen de incomunicación y durante ese tiempo lo torturaron y le hicieron cortes en las mejillas y detrás de las orejas. Según informes, estando en el suelo le dieron patadas en la boca, por lo que perdió los incisivos.
Cuando regresó a casa, el 19 de septiembre de 2008, Mona Said Thabet fue a denunciar la tortura a la delegación del Ministerio del Interior en Banha (denuncia núm. 55 de 19 de septiembre de 2008).
Aunque las autoridades declaran que se lleva a los torturadores ante la justicia, Amnistía Internacional no ha podido conseguir información oficial sobre el número de denuncias de tortura investigadas en los últimos años ni sobre el número de agentes de policía juzgados por tortura y declarados culpables.