Un tribunal ruso dará a conocer mañana su fallo en la causa seguida contra el activista Andrei Borovikov, que podría ser condenado a tres años de prisión si es declarado culpable de “distribuir pornografía” por compartir un vídeo de la banda de rock alemana Rammstein.
Andrei Borovikov fue el coordinador de la sede regional de Aleksei Navalny en Arkhangelsk, en el noroeste de Rusia. En 2014, compartió el vídeo musical de la canción “Pussy”, de Rammstein, en la red social rusa VKontakte. Más de seis años después, en septiembre de 2020, las autoridades lo acusaron de “producción y distribución de pornografía”. La fiscalía ha solicitado una pena de tres años en una colonia penal de alta seguridad si el Tribunal de Distrito de Lomonosovsky lo declara culpable.
“La causa que se sigue contra Andrei Borovikov es totalmente absurda. Es evidente que se lo está castigando exclusivamente por su activismo, no por su gusto musical”, declaró Natalia Zviagina, directora de la Oficina de Amnistía Internacional en Moscú.
La causa que se sigue contra Andrei Borovikov es totalmente absurda. Es evidente que se lo está castigando exclusivamente por su activismo, no por su gusto musical.
Natalia Zviagina, directora de la Oficina de Amnistía Internacional en Moscú
“No es la primera vez que las autoridades rusas utilizan una definición excesivamente general de ‘pornografía’ como pretexto para encerrar a quienes las critican. Este mismo mes, la artista y activista feminista Yulia Tsvetkova fue juzgada por cargos de pornografía por sus dibujos de cuerpos de mujeres; es asombroso que casos como este lleguen siquiera a los tribunales.
“El enjuiciamiento de Andrei Borovikov es una burla a la justicia y pedimos que se retiren todos los cargos contra él. Las autoridades rusas deberían dedicarse a invertir la espiral de la crisis de derechos humanos que han creado y no a concebir nuevas y ridículas formas de enjuiciar y silenciar a quienes las critican”.
El vídeo musical de “Pussy” que Andrei Borovikov publicó en 2014 llamó la atención de las autoridades hace seis meses, cuando un exvoluntario de la oficina de Borikov informó a la policía. Este voluntario había grabado en secreto su conversación con Borovikov sobre el vídeo, durante la cual Borovikov lo había borrado.
Sin embargo, las autoridades iniciaron una investigación penal, lo que sugiere que el voluntario era un agente provocador que ayudó a fabricar el caso. La fiscalía dijo que el vídeo había sido visto por “no menos de dos personas” y ordenó que fuera sometido a “un examen sexológico y cultural”, tras el cual las personas expertas concluyeron que era de “naturaleza pornográfica” y que “no contenía valor artístico”.
“No hay duda de que el gobierno ruso tiene cosas mejores que hacer que probar con la crítica musical. Por ejemplo, debería mejorar su calamitoso historial en materia de libertad de expresión, garantizar normas de imparcialidad procesal, excarcelar a las personas recluidas por protestar pacíficamente y dejar de enjuiciar por motivos políticos a activistas”, concluyó Natalia Zviagina.
Las autoridades rusas deberían dedicarse a invertir la espiral de la crisis de derechos humanos que han creado y no a concebir nuevas y ridículas formas de enjuiciar y silenciar a quienes las critican.
Natalia Zviagina, directora de la Oficina de Amnistía Internacional en Moscú
Información complementaria
Andrei Borovikov, activista ambiental y excoordinador de la sede regional de Aleksei Navalny en Arkhangelsk, fue acusado de “producción y distribución de pornografía” (artículo 242.3.b del Código Penal ruso) en septiembre de 2020. Con anterioridad, en septiembre de 2019, había sido condenado a 400 horas de trabajo obligatorio tras ser declarado culpable de “violación reiterada del procedimiento establecido de organizar o celebrar actos públicos” (artículo 212.1 del Código Penal) por celebrar protestas pacíficas contra un proyecto de vertedero local.