Yemen: Las autoridades y Meta deben abordar la violencia de género online

Las autoridades de Yemen no están abordando las extorsiones y los ciberacosos por motivos de género en Facebook para proteger el derecho de las mujeres a la privacidad en los espacios online y proporcionar reparación a las sobrevivientes, ha dicho Amnistía Internacional. La organización ha añadido que estas agresiones se producen en un contexto de falta de acciones preventivas suficientes por parte de Meta en materia de protección online.

Amnistía Internacional examinó los casos de siete mujeres sometidas a violencia de género facilitada por la tecnología en Facebook entre 2019 y 2023 en las gobernaciones de Adén, Taiz y Saná. Estas mujeres sufrieron extorsión y acoso online que implicaba la publicación de imágenes o información sensible sin su consentimiento, violando con ello su derecho a la privacidad. Ninguna de ellas sabía cómo denunciar el contenido abusivo para que Facebook lo retirara.

“En Yemen las mujeres están sometidas desde hace tiempo a una discriminación sistémica y una violencia endémica, con consecuencias devastadoras para sus vidas. Esto se agrava ahora con la violencia de género online ante la inacción de las autoridades. Las autoridades yemeníes —el gobierno, las autoridades huzíes de facto y el Consejo de Transición del Sur— deben tomar medidas concretas y rápidas para abordar la violencia de género online como parte de la eliminación de todas las formas de discriminación y violencia contra las mujeres”, ha manifestado Diala Haidar, investigadora de Amnistía Internacional sobre Yemen.

“Meta también debe introducir medidas para mejorar la sensibilización de sus usuarios y usuarias respecto a la seguridad individual y la privacidad en Facebook en todos los mercados, incluido el de Yemen, y garantizar que los mecanismos de denuncia son accesibles y tienen en cuenta los aspectos culturales.”

Seis de las siete mujeres con las que habló Amnistía Internacional denunciaron los abusos a la policía, a pesar de los numerosos obstáculos existentes para buscar justicia, como el temor a que sus familiares las hicieran sentirse avergonzadas o las sometieran a violencia, la estigmatización y la necesidad de sobornar a las autoridades para que tramitaran sus casos. De las seis denuncias presentadas a la policía, cuatro llegaron a juicio y, de ellas, sólo un perpetrador fue declarado culpable y condenado a indemnizar a la sobreviviente.

Amnistía Internacional envió cartas a las autoridades yemeníes el 13 y el 14 de agosto de 2024, y a Meta el 15 de agosto de 2024, pidiéndoles que respondieran a sus conclusiones y recomendaciones. Meta contestó el 24 de agosto y, tras afirmar que no podía responder en el plazo establecido, nos remitió a los enlaces públicos a las políticas de la empresa. En el momento de publicar esta noticia no se había recibido ninguna respuesta de las autoridades yemeníes.

Múltiples daños:Mi vida quedó totalmente destrozada”

En la mayoría de los casos los autores de los abusos eran personas a quienes las mujeres conocían —amigos, compañeros de clase, parejas o exparejas— que pretendían extorsionarlas para conseguir dinero, coaccionarlas para tener relaciones íntimas con ellas o evitar que revelaran los abusos online.

Dos de las mujeres entrevistadas fueron sometidas a ciberacoso, y cinco a extorsión online. Los perpetradores las amenazaban con publicar o compartir en Facebook fotos donde se las veía con o sin hiyab o niqab (velo que cubre el rostro), mostrando partes de su cuerpo, o imágenes falsas donde aparecían en compañía de hombres con los que no tenían relación ninguna. En el contexto yemení, este tipo de imágenes se consideran “vergonzosas” y suponen un peligro para la seguridad de las mujeres que aparecen en ellas.

Una de las supervivientes, dueña de un salón de belleza en la gobernación de Adén, dijo a Amnistía Internacional:

“Él [el extorsionador] creó páginas en Facebook donde publicaba mis fotos y las imágenes falsas. A partir de ese día, mi vida quedó totalmente destrozada. Tuve que recibir tratamiento psicológico y, por supuesto, se rompió mi relación con la familia de mi esposo, con mi propia familia y con la mayoría de mis amistades. No volví a trabajar […] Me convertí en una marginada social y la carrera profesional que me había labrado durante 11 años se fue por la borda.”

Varias mujeres dijeron a Amnistía Internacional que estaban demasiado asustadas para informar a sus familias de los abusos por temor a la vergüenza, la culpa y a que sus familiares las sometieran a más maltratos físicos o psicológicos.

Las siete mujeres entrevistadas hablaron de un profundo daño psicológico, con miedo, ansiedad, paranoia, depresión, aislamiento y pensamientos suicidas. Una mujer dijo que había intentado suicidarse.

Obstáculos para acceder a la justicia

Las sobrevivientes entrevistadas por Amnistía Internacional son ejemplos poco frecuentes de mujeres que presentaron denuncias penales contra los perpetradores a pesar de la cultura imperante en Yemen de avergonzar y culpar a las sobrevivientes, que suele disuadirlas de emprender acciones judiciales contra ellos.

Aunque algunas gobernaciones, como Saná, Adén, Hadramout y Taiz, cuentan con unidades especializadas en ciberdelitos, sólo una de las mujeres entrevistadas sabía de su existencia.

Dos supervivientes que presentaron denuncias penales en Taiz y Adén dijeron que los agentes y miembros de la fiscalía las habían culpado a ellas de los abusos sufridos. Una mujer dijo que el fiscal la había insultado y había dicho que ella misma se había expuesto a ser extorsionada, como probaba su abaya con adornos y sus largas uñas.

Tres de las mujeres dijeron a Amnistía Internacional que habían tenido que sobornar a policías y fiscales para que investigaran las denuncias que habían presentado.

Yemen carece de un marco jurídico integral y de medidas de política que reconozcan, eviten, investiguen y aborden todas las formas de violencia de género facilitada por la tecnología. Fiscales y jueces recurren a disposiciones del Código Penal que no hacen referencia específica a delitos online, lo que complica la interposición de acciones judiciales y da a los jueces más discrecionalidad para desestimar estos casos.

Deficiencias de Meta a la hora de abordar la violencia de género facilitada por la tecnología

Ninguna de las mujeres entrevistadas sabía cómo se denuncian en Facebook las publicaciones abusivas o las cuentas falsas, y recurrieron a SANAD, una iniciativa local en favor de los derechos digitales, para que las ayudaran a eliminar el contenido de la red social.

Aunque SANAD ayudó a las mujeres a eliminar el contenido abusivo, su cofundador, Fahmi al Baheth, explicó que la respuesta a las denuncias podía ser lenta, en parte debido a la falta de comprensión cultural, especialmente en lo que se refiere a cuestiones sensibles, como las fotografías de mujeres sin hiyab. Al Baheth señaló:

“Incluso cuando denunciamos un caso a Meta, la respuesta de su equipo revela que no comprenden el contexto yemení. No entienden que la publicación online de la imagen de una mujer sin hiyab puede crearle problemas a esa mujer.”

“En virtud de las normas internacionales de derechos humanos, entre ellas los Principios rectores sobre las empresas y los derechos humanos de la ONU, Meta tiene la responsabilidad de respetar los derechos humanos en todo el mundo. La empresa debe empoderar a sus usuarios y usuarias con herramientas sólidas de protección de la privacidad y adaptar sus políticas para que reflejen los contextos culturales, lo que incluye reforzar la capacidad de moderar contenidos en función de las especificidades de cada país e incluir de manera significativa las voces de la sociedad civil de Yemen”, ha afirmado Diala Haidar.

Información complementaria

Entre 2023 y abril de 2024, la Organización Yemení para el Desarrollo y el Intercambio de Tecnología (YODET, por sus siglas en inglés) registró 115 casos de extorsión online, la mayoría contra mujeres. A mediados de 2023, SANAD afirmó estar recibiendo al menos cuatro casos al día de extorsión online, el 95% de los cuales afectaban a mujeres.