Egipto: La reclusión indefinida en régimen de aislamiento constituye tortura

 “La primera vez que vi a Hisham tras su detención fue en el hospital. Me describió su celda de aislamiento. No podía ver nada en la oscuridad del habitáculo. Le costaba respirar porque no había ventanas ni otra fuente de ventilación. Decía que era como si lo hubieran enterrado vivo. Cuando los guardias penitenciarios al fin lo cambiaron de celda, se sintió como si hubiera vuelto a nacer. Pero, tras pasar unos meses en el hospital de la prisión, volvió al régimen de aislamiento”. Así lo ha contado Manar el Tantawie, esposa de Hisham Gaafar, recluido en régimen de aislamiento en la prisión de Al Aqrab.

  • Decenas de periodistas, miembros de la oposición y defensores y defensoras de los derechos humanos están recluidos en régimen de aislamiento prolongado soportando unas condiciones terribles.
  • Los reclusos en régimen de aislamiento sufren graves palizas, falta de alimentación, humillaciones y restricciones de movimiento durante años sin fin.
  • La reclusión prolongada en régimen de aislamiento se utiliza para obtener confesiones de los presos y para castigarlos por denunciar malos tratos a manos de las autoridades de la prisión.

Según nuevas investigaciones de Amnistía Internacional, las personas detenidas por motivos políticos en Egipto soportan reclusión prolongada e indefinida en régimen de aislamiento, a veces durante varios años. Esta práctica, por sí sola, constituye tortura. Están encerrados en sus celdas las veinticuatro horas, durante semanas sin fin, privados de todo contacto humano y en condiciones terroríficas.

En Crushing humanity: the abuse of solitary confinement in Egypt’s prisons , Amnistía Internacional revela que decenas de periodistas, activistas de derechos humanos y miembros de la oposición detenidos y recluidos en régimen de aislamiento son objeto de malos tratos atroces, incluidas palizas a manos de los guardias penitenciarios así como la práctica de introducirles la cabeza reiteradamente en un contenedor de excrementos humanos. Debido al sufrimiento físico y mental que se les causa intencionadamente, padecen ataques de pánico, paranoia, hipersensibilidad a los estímulos y problemas de concentración y memoria.

“Con arreglo al derecho internacional, sólo debe usarse la reclusión en régimen de aislamiento como medida de último recurso, pero las autoridades egipcias la utilizan como atroz castigo adicional con los presos políticos, y la aplican de manera arbitraria y despiadada con la intención de pisotear su humanidad y arrebatarles toda esperanza de un futuro mejor”, ha afirmado Najia Bounaim, directora de Campañas de Amnistía Internacional para el Norte de África.

“Las condiciones penitenciarias nunca han sido buenas en Egipto, pero la crueldad deliberada de este trato refleja un desprecio mayor de las autoridades egipcias por los derechos humanos y la dignidad.”

Amnistía Internacional ha documentado los casos de 36 personas en reclusión prolongada e indefinida y soportando el régimen de aislamiento; 6 están ilegalmente aisladas del mundo exterior desde 2013.

El 3 de mayo de 2018, las autoridades egipcias enviaron una carta a Amnistía Internacional respondiendo a las conclusiones del informe que les fueron enviadas antes de su presentación. En la carta, las autoridades argüían que confinar a los presos en celdas individuales no constituía reclusión en régimen de aislamiento, prohibido por el derecho internacional de los derechos humanos, y que el hecho de acomodarlos en estas celdas tenía que ver con el diseño de muchas de las prisiones de Egipto, y no con castigarlos por su historial político. Pero la explicación de las autoridades no justifica que se confine a los presos en “celdas individuales” durante más de 22 horas al día y durante periodos superiores a 15 días, ya que así se define la reclusión prolongada en régimen de aislamiento, que constituye tortura u otros malos tratos.

Según ex presos entrevistados por la organización, los funcionarios de prisiones los sometían a golpes durante largos periodos y luego los recluían en espacios restringidos, en solitario, durante muchas semanas. Seis reclusos llevan más de cuatro años en régimen de aislamiento.

Además, los presos no reciben alimentos ni agua en cantidad suficiente, y no tienen ropa de cama ni instalaciones de saneamiento adecuadas. Ex presos que estuvieron mucho tiempo en régimen de aislamiento han contado a Amnistía Internacional que la experiencia les ha afectado mucho psicológicamente. Sufrieron depresión, insomnio y falta de disposición para socializar o hablar con otras personas cuando volvieron a incorporarse a la población penitenciaria.

Entre las personas afectadas por la medida también hay miembros de una diversidad de movimientos y partidos políticos de oposición, como la Hermandad Musulmana y el movimiento juvenil “6 de abril”.

Todos los casos documentados se ajustaban a un patrón de más de 22 horas al día de aislamiento, con periodos de entre 30 minutos y una hora de ejercicio diario. No estaba permitido el contacto con otros reclusos ni recibir visitas de familiares, y uno de los presos no había recibido una sola visita desde octubre de 2016. Tampoco se comunicaba a los reclusos cuando terminaría el periodo de aislamiento, por lo que no tenían esperanzas de ver su final.

La reclusión en régimen de aislamiento se utiliza ocasionalmente para disciplinar a los presos que se quejan de malos tratos, y también a los que han sido sorprendidos enviando cartas donde describían sus penosas condiciones de reclusión.

En algunos casos se ha utilizado esta práctica para obtener confesiones mediante coacción de personas detenidas por cargos falsos. Sin embargo, en la mayoría de los casos, Amnistía Internacional averiguó que hay grupos de presos recluidos por tiempo indefinido en régimen de aislamiento por su activismo político en el pasado.

“Las autoridades penitenciarias egipcias están aplicando ilegalmente la reclusión en régimen de aislamiento como medio de aplastar la disidencia y toda supuesta mala conducta de los presos, muchos de los cuales están en prisión por cargos falsos, para empezar”, ha dicho Najia Bounaim.
“En Egipto no sólo se actúa contra defensores y defensoras de los derechos humanos, periodistas y miembros de la oposición por la expresión pacífica de sus opiniones cuando están en libertad; la persecución continúa cuando están entre rejas.”

Amnistía Internacional realizó 93 entrevistas a nueve ex reclusos y a familiares de 27 personas que continúan encarceladas. Las entrevistas se llevaron a cabo entre marzo de 2017 y mayo de 2018.

Debido a la gravedad de sus conclusiones, Amnistía Internacional presentó un memorándum con un resumen de esta investigación a las autoridades egipcias el 16 y el 17 de abril.

“La indiferencia absoluta hacia el sufrimiento psicológico que causa el aislamiento prolongado por tiempo indefinido en unos seres humanos que ya sufren el castigo de la privación de libertad, a menudo sólo por sus convicciones políticas, demuestra la brutalidad que actualmente impregna muchas instituciones egipcias ”, ha manifestado Najia Bounaim.

Desde que, el 3 de julio de 2013, el ex presidente Mohamed Morsi fue sustituido en el cargo por Abdel Fatah al Sisi, ya en su segundo mandato, las autoridades egipcias han detenido a decenas de miles de personas por cargos de motivación política.

Información complementaria

La reclusión en régimen de aislamiento es una práctica habitual en todas las prisiones egipcias. Sin embargo, Amnistía Internacional ha centrado este informe en las experiencias de detenidos por motivos políticos porque, según reveló su investigación, son los reclusos con mayores probabilidades de sufrir reclusión en régimen de aislamiento prolongada por tiempo indefinido.
En el informe se han examinado 14 prisiones de siete gobernaciones de Egipto, incluidas la unidad de Liman Tora, la unidad de investigación de Tora y la unidad 1 de máxima seguridad de Tora (más conocido como Al Aqrab, o “la cárcel del escorpión”), todas incluidas en el complejo penitenciario de Tora. De los 36 casos documentados en el informe, 20 son de presos que sufren reclusión prolongada en régimen de aislamiento en este complejo penitenciario.

Estas cárceles están situadas en gobernaciones donde las fuerzas de seguridad han detenido y recluido a miles de personas por cargos de motivación política.