La matanza de centenares de hombres, mujeres, niños y niñas perpetrada por soldados en Zaria y el intento de encubrirla ponen de manifiesto un completo desprecio por la vida humana y la rendición de cuentas, ha manifestado Amnistía Internacional al hacer públicos nuevos datos recopilados sobre el terreno, que revelan cómo el ejército nigeriano quemó vivas a muchas personas, arrasó edificios y arrojó los cadáveres de las víctimas a fosas comunes.
Es ahora cuando está saliendo a la luz el verdadero horror de lo que ocurrió durante esos dos días en Zaria. Dejaron los cadáveres tirados en la calle y los amontonaron a las puertas de la morgue. A algunas personas heridas, las quemaron vivas.
Netsanet Belay, Amnistía Internacional
El informe Unearthing the truth: Unlawful killings and mass cover-up in Zaria (Desenterrar la verdad: homicidios ilegítimos y encubrimiento en Zaria) contiene impresionantes testimonios de testigos presenciales que describen los homicidios ilegítimos en gran escala cometidos por el ejército nigeriano y pone en evidencia el burdo intento de las autoridades de destruir y ocultar las pruebas.
“Es ahora cuando está saliendo a la luz el verdadero horror de lo que ocurrió durante esos dos días en Zaria. Dejaron los cadáveres tirados en la calle y los amontonaron a las puertas de la morgue. A algunas personas heridas, las quemaron vivas”, ha señalado Netsanet Belay, director de Investigación y Trabajo de Incidencia en África de Amnistía Internacional.
“Nuestra investigación, que está basada en testimonios de testigos y análisis de imágenes de satélite, nos ha permitido localizar una posible fosa común. Es hora de que los militares lo reconozcan y aclaren dónde enterraron en secreto centenares de cadáveres.”
Se cree que el ejército mató ilegítimamente a más de 350 personas entre el 12 y el 14 de diciembre, tras un enfrentamiento que mantuvo en Zaria, estado de Kaduna, con miembros del Movimiento Islámico de Nigeria (IMN).
Los seguidores de IMN –armados en algunos casos con porras, cuchillos y machetes– se habían negado a limpiar la carretera para que pasara un convoy militar cerca de su centro de actividades, la husainiya. El ejército ha afirmado que los seguidores del IMN atacaron el convoy para intentar asesinar al jefe del Estado Mayor. Los miembros de IMN lo niegan.
Tras un enfrentamiento militar, los soldados rodearon otros lugares donde se habían agrupado los miembros del IMN , en especial el recinto residencial de su líder, Ibrahim Al Zakzaky. Algunas personas murieron por disparos indiscriminados. A otras, parece que las mataron deliberadamente.
Toda la información disponible indica que las muertes de manifestantes fueron consecuencia del uso excesivo y, probablemente, innecesario de la fuerza.
A los que estaban malheridos y no pudieron escapar los quemaron vivos.
Testigo de la matanza de Zaria
Niños y niñas heridos y muertos
Zainab, colegiala de 16 años, contó a Amnistía Internacional: “Íbamos con el uniforme del colegio. A mi amiga Nusaiba Abdullahi le dispararon en la frente. La llevamos a una casa donde atendían a los heridos, pero murió antes de llegar.” Un niño de 10 años que había recibido un tiro en la pierna dijo a Amnistía Internacional que a su hermano mayor le dispararon en la cabeza cuando salían del recinto. “Salimos para ir a refugiarnos a una casa cercana, pero nos dispararon.”
Personas abatidas a tiros y quemadas vivas
El 13 de diciembre, los soldados atacaron dos edificios del recinto de Ibrahim Al Zakzaky, uno de los cuales se estaba utilizando provisionalmente como centro médico y depósito de cadáveres. Alyyu, estudiante de 22 años, contó a Amnistía Internacional que le habían disparado en el pecho a la entrada del recinto y lo habían llevado dentro para que lo atendieran. “Había mucha gente herida en varias salas. Había cadáveres en una sala, y también en el patio. Entre las doce y la una de la tarde, los soldados que había fuera dijeron a la gente que saliera, pero a la gente le daba mucho miedo salir. Sabíamos que nos matarían. Los soldados lanzaron granadas dentro del recinto. Vi a un solado en la tapia del patio disparando hacia dentro.”
Una mujer describió la conversación que había mantenido por teléfono con uno de sus hijos, de 19 años, antes de que lo mataran en el recinto, junto con su hermano gemelo, su hermanastro y su hermanastra. “Están disparando uno a uno contra los heridos”, le había dicho el muchacho.
De lejos sólo veía un gran montículo, pero al acercarme vi una pila enorme de cadáveres. Jamás he visto tanto cadáveres.
Testigo de la matanza de Zaria
Pese a sus graves heridas de bala, cuando los soldados incendiaron esa tarde el centro médico improvisado en el recinto, Yusuf consiguió escapar: “A los que estaban malheridos y no pudieron escapar los quemaron vivos”, explicó a Amnistía Internacional. “Logre escapar del fuego porque fui gateando hasta a una casa cercana, donde estuve escondido hasta el día siguiente. No sé a cuántos heridos quemaron vivos. A decenas y decenas.”
Unas imágenes tomadas, al parecer, por partidarios del IMN con teléfonos móviles tras la matanza muestran cadáveres con heridas de bala y cuerpos carbonizados esparcidos por el recinto.
El encubrimiento
Tras la matanza, los militares acordonaron las inmediaciones del recinto de Al Zakzaky, la husainiya y otros lugares. Retiraron los cadáveres, demolieron todo, sacaron de allí los escombros, limpiaron los restos de sangre y recogieron las balas y cartuchos esparcidos por el suelo.
Los testigos vieron gran número de cadáveres amontonados a la entrada de la morgue del Hospital Universitario de Ahmadu Bello de Zaria. Fuentes médicas de autoridad dijeron a Amnistía Internacional que los militares tuvieron acordonada la zona de alrededor de la morgue durante dos días. En ese tiempo, vieron vehículos militares “yendo y viniendo”.
Un testigo describió así, a Amnistía Internacional, lo que había visto a la entrada de la morgue del hospital el 14 de diciembre por la noche: ·“Estaba oscuro, y de lejos sólo veía un gran montículo, pero al acercarme vi una pila enorme de cadáveres amontonados unos encima de otros. Jamás he visto tanto cadáveres. Me asusté mucho y me fui corriendo de allí. Fue una imagen horrible, que no puedo sacarme de la cabeza.”
Es evidente que el ejército no sólo hizo uso ilegítimo y excesivo de la fuerza contra hombres, mujeres, niños y niñas, matando de manera ilegítima a centenares de personas, sino que también hizo considerables esfuerzos por encubrir estos delitos.
Netsanet Belay, Amnistía Internacional
Otro testigo contó a la organización que había visto unas excavadoras abriendo hoyos en el lugar donde parece estar la fosa común. Dijo: “Había cinco o seis camiones grandes y varios vehículos militares más pequeños, y estuvieron horas cavando, descargando los camiones en el hoyo que habían excavado y echando luego la tierra encima. Estuvieron desde la una o las dos de la madrugada hasta alrededor de las cinco de la mañana. No sé qué enterraron. Parecían cuerpos, pero no pude acercarme a ver.”
Amnistía Internacional ha identificado y visitado la ubicación de una posible fosa común cerca de Mando. Imágenes de satélite del lugar tomadas el 2 de noviembre y el 24 de diciembre de 2015 muestran una zona de tierra removida de alrededor de 1.000 metros cuadrados. Las imágenes revelan también la destrucción total de los edificios y mezquitas.
“Es evidente que el ejército no sólo hizo uso ilegítimo y excesivo de la fuerza contra hombres, mujeres, niños y niñas, matando de manera ilegítima a centenares de personas, sino que también hizo considerables esfuerzos por encubrir estos delitos”, ha afirmado Netsanet Belay.
“Cuatro meses después de la matanza, las familias de las personas que están en paradero desconocido desde entonces siguen esperando noticias de ellas. Hace mucho que debería haberse realizado una investigación forense completa e independiente. Es preciso exhumar los cadáveres, investigar de manera imparcial e independiente lo sucedido y hacer rendir cuentas a los responsables.”
INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
Se espera que el lunes, 25 de abril, el ejército preste testimonio ante la comisión judicial de investigación que estableció el estado de Kaduna en enero de 2016. El 11 de abril, un miembro del gobierno estatal de Kaduna dijo a la comisión que, la noche del 14 al 15 de diciembre, se habían sacado de la morgue del hospital y de un depósito militar de Zaria los cadáveres de 347 miembros de IMN y se habían enterrado en una fosa común cerca de Mando, a las afueras de la localidad de Kaduna. El IMN afirma que hay 350 personas más en paradero desconocido desde los sucesos de Zaria.
Durante la investigación de campo que llevó a cabo en el estado de Kaduna y en la Unidad Territorial de la Capital Federal en febrero de 2016, la delegación de Amnistía Internacional entrevistó a 92 personas, entre víctimas y familiares de víctimas, testigos presenciales, abogados y personal médico. Intentó también entrevistar a militares.
El líder del IMN, Al Zakzaky, y su esposa, Zeinat Al Zakzaky, fueron detenidos y recluidos en régimen de incomunicación. No se les permitió el acceso a su abogado hasta el 1 de abril de 2015, tres meses y medio después de su detención. Amnistía Internacional no ha tenido acceso a las personas que continúan detenidas, pero ha recibido información de fuentes médicas, según las cuales, tras su detención, algunas de ellas estuvieron semanas sin que se les permitiera acceder a los servicios médicos necesarios.
La organización pide que se someta con prontitud a un juicio justo a los seguidores del IMN contra los que se hayan presentado cargos en relación con estos sucesos y que se deje de inmediato en libertad a los que continúan aún detenidos sin cargos si no van a ser acusados sin demora de ningún delito