La condena de la artista y activista iraní Atena Farghadani a más de 12 años de prisión –periodo muy superior a la pena máxima establecida para los cargos presentados en su contra– es una terrible injusticia y una violación de su derecho a la libertad de expresión y de asociación, ha afirmado Amnistía Internacional.
Este caso sale a la luz tras la condena el mes pasado de otra mujer iraní, Atena Daemi, a más de un decenio de prisión, también por cargos derivados de su activismo pacífico. Las dos son presas de conciencia y deben ser puestas en libertad de inmediato.
“Atena Farghadani ha sido castigada de hecho por sus viñetas humorísticas con una condena que es a su vez una burda caricatura de la justicia. Nadie debe ir a la cárcel por su arte o su activismo pacífico”, ha afirmado Hassiba Hadj Sahraoui, directora adjunta del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
“Unas condenas tan severas e injustas parecen formar parte de una alarmante tendencia observada en Irán, donde el precio que se paga por expresar pacíficamente la disidencia es cada vez más alto, con castigos aún más graves que los que se impusieron en el periodo de represión que siguió a las elecciones de 2009.”
Atena Farghadani ha sido castigada de hecho por sus viñetas humorísticas con una condena que es a su vez una burda caricatura de la justicia. Nadie debe ir a la cárcel por su arte o su activismo pacífico.
Hassiba Hadj Sahraoui, directora adjunta del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional
Atena Farghadani, de 28 años, fue condenada a 12 años y nueve meses de prisión por cargos de “reunión y connivencia contra la seguridad nacional”, “difundir propaganda contra el sistema”, “insultar a miembros del Parlamento mediante pinturas”, “insultar al Líder Supremo de Irán” e insultar a sus interrogadores.
Los cargos parecen derivarse de su obra artística y de su relación con las familias de las personas que perdieron la vida en la represión que siguió a las controvertidas elecciones presidenciales de 2009. Atena Farghadani organizó una exposición en memoria de las personas fallecidas, y en una de sus viñetas humorísticas representó a los legisladores como monos, vacas y otros animales. La viñeta satirizaba los intentos del Parlamento de aprobar un proyecto de ley que penaliza la esterilización voluntaria y restringe el acceso a métodos anticonceptivos y servicios de planificación familiar.
En virtud de la legislación iraní, la pena máxima establecida que podría haber recibido Atena Farghadani por estos cargos es de ocho años y seis meses. Sin embargo, una disposición del nuevo Código Penal de Irán permite la imposición de penas superiores al máximo establecido cuando concurren más de tres delitos.
Estas enmiendas legales están dando lugar a una nueva tendencia en virtud de la cual las autoridades iraníes presentan el mayor número posible de cargos falsos para conseguir sentencias condenatorias múltiples. Los cargos se refieren con frecuencia a delitos imprecisos y excesivamente amplios relacionados con la seguridad nacional y a “delitos”, como insultar a funcionarios o principios islámicos, que criminalizan el ejercicio de los derechos humanos.
Otra joven activista, Atena Daemi, fue condenada en fechas recientes a más de 10 años por cargos múltiples relacionados con su activismo pacífico.
Atena Daemi, de 27 años, activista de la sociedad civil y contra la pena de muerte, fue condenada a 14 años de prisión el mes pasado. La pena incluye siete años por “reunión y connivencia contra la seguridad nacional” y “difundir propaganda contra el sistema”. También fue condenada por “ocultar pruebas” y por “insultar al fundador de la República Islámica de Irán y Líder Supremo”.
Los cargos tienen su origen en sus críticas en Facebook y Twitter de las ejecuciones y las violaciones de derechos humanos en Irán, así como en su participación en concentraciones en el exterior de la prisión en solidaridad con las familias de reclusos condenados a muerte, la distribución de panfletos contra la pena de muerte y su relación con defensores de los derechos humanos y las familias de las personas que murieron durante la represión posterior a las elecciones de 2009.
El cargo de “insultar al Líder Supremo y fundador” de la República Islámica de Irán parece estar relacionado con un texto en Facebook en el que Atena Daemi hacía un juego de palabras con una famosa declaración del ayatolá Jomeini para condenar el vergonzoso historial de ejecuciones de Irán en los tres últimos decenios, y con otro en el que decía que su sucesor, ayatolá Jamenei, era considerado ampliamente por los iraníes como un dictador.
El cargo de “ocultar pruebas” parece estar relacionado con el hecho de no haber proporcionado a su interrogador detalles de las cuentas de Facebook y correo electrónico de un amigo activista.
Atena Daemi fue declarada culpable de estos cargos después de un juicio extremadamente injusto en un Tribunal Revolucionario de Teherán. Al parecer, el juicio no duró más de 15 minutos y tuvo lugar al mismo tiempo que el de otros tres presos de conciencia.
Si las condenas se confirman en apelación, las dos mujeres cumplirán hasta siete años y medio de cárcel por el delito más grave de “reunión y connivencia contra la seguridad nacional”. Esto se debe a la aplicación de las nuevas disposiciones del Código Penal de 2013 de Irán, que estipulan que las personas acusadas de cargos múltiples cumplirán la condena de mayor duración.
“El tremendo absurdo de estas condenas y las prolongadas penas de prisión reflejan hasta qué extremos es capaz de llegar el poder judicial de Irán para ahogar la libertad de expresión y de asociación”, ha afirmado Hassiba Hadj Sahraoui.
“Las autoridades iraníes deben poner en libertad de inmediato y sin condiciones a Atena Farghadani y Atena Daemi, y garantizar la anulación de sus sentencias condenatorias y condenas. No hacerlo así mostraría al mundo que Irán está superando los más sombríos abusos de la represión posterior a las elecciones de 2009, que el mundo esperaba que pudieran terminar con la elección del presidente Ruhaní.”
El tremendo absurdo de estas condenas y las prolongadas penas de prisión reflejan hasta qué extremos es capaz de llegar el poder judicial de Irán para ahogar la libertad de expresión y de asociación.
Hassiba Hadj Sahraoui
Información complementaria
Miembros de la Guardia Revolucionaria iraní arrestaron a Atena Farghadani el 23 de agosto de 2014. Registraron su casa, confiscaron sus pertenencias personales y se la llevaron detenida, con los ojos vendados.
Pasó varios periodos recluida en régimen de aislamiento en la prisión de Evin, en Teherán, y comenzó una huelga de hambre para protestar por su reclusión. Atena Farghadani declaró después a los medios de comunicación que fue interrogada durante nueve horas al día durante un periodo de un mes y medio en la prisión de Evin. También afirma que los guardias la golpearon y la sometieron a registros corporales degradantes y otros malos tratos.
Atena Daemi fue arrestada por nueve miembros de la Guardia Revolucionaria iraní en octubre de 2014 y trasladada a la prisión de Evin, en Teherán. Estuvo recluida en condiciones de aislamiento extremo durante 88 días sin acceso a un abogado. La celda que ocupó durante los primeros 20 días estaba infestada de insectos y no disponía de instalaciones sanitarias. Atena afirmó que sus interrogadores le ofrecieron facilitarle el acceso a los lavabos a cambio de su “cooperación”.
Atena afirma que la interrogaron durante 58 días, a menudo durante periodos de 10 horas o más. Durante estos largos interrogatorios, tenía que estar sentada con los ojos vendados de cara a una pared. Ahora tiene varios problemas de salud, entre ellos debilidad en las extremidades y visión borrosa, pero las autoridades le han denegado atención médica especializada fuera de la prisión.