Tras la sublevación “Mujer, Vida, Libertad”, de 2022, las autoridades siguieron restringiendo el derecho a la libertad de expresión, de asociación y de reunión pacífica e intensificaron la represión de las mujeres y las niñas que desafiaban las leyes sobre el uso obligatorio del velo. Las fuerzas de seguridad sofocaron las protestas con fuerza ilegítima y detenciones masivas. Se sometió a miles de personas a interrogatorio, detención arbitraria, procesamiento injusto y encarcelamiento por el ejercicio pacífico de sus derechos humanos. Las desapariciones forzadas, y la tortura y otros malos tratos eran generalizados y sistemáticos. Las mujeres y las niñas, las personas LGBTI y las minorías étnicas y religiosas sufrían discriminación y violencia sistémicas. Se impusieron y aplicaron castigos crueles e inhumanos, incluida la flagelación. Se intensificó el uso de la pena de muerte como herramienta de represión política y aumentaron las ejecuciones. Los juicios siguieron siendo sistemáticamente injustos. Persistió la impunidad sistémica de los crímenes de lesa humanidad que se habían cometido y se seguían cometiendo en relación con las masacres penitenciarias de 1988 y otros crímenes de derecho internacional.
Leer másRetiene la pena de muerte en la legislación
Herramientas de campaña que se pueden emplear para intervenir con carácter de urgencia y defender los derechos humanos de alguien.
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