Austria debe proteger a activista de Turkmenistán en el exilio

Amnistía Internacional y Human Rights Watch han pedido a las autoridades austriacas que protejan a un activista de Turkmenistán que vive en Viena cuya integridad física puede correr grave peligro tras criticar la situación de los derechos humanos en Turkmenistán durante una entrevista en la televisión.Se cree que Farid Tukhbatullin, director de la ONG con sede en Viena Iniciativa Turcomana de Derechos Humanos (TIHR, por sus siglas en inglés), puede ser objeto de una conspiración contra su vida debido a la actuación de agentes del Ministerio de Seguridad Pública de Turkmenistán. Según una fuente fidedigna que pidió permanecer en el anonimato, funcionarios del Ministerio hablaron de “librarse de [Farid Tukhbatullin] sin hacer ruido”, de un modo que fuera difícil de rastrear, “algo como un accidente o [algo que pueda] causar una insuficiencia cardiaca.” “Las autoridades austriacas deben tomar estas amenazas totalmente en serio y adoptar las medidas necesarias para garantizar la seguridad de Farid Tukhbatullin”, ha afirmado John Dalhuisen, director adjunto del Programa para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional.Farid Tukhbatullin ha dicho que cree que su entrevista, que se emitió en el canal de televisión por satélite K+ los días 28 y 29 de septiembre, podría haber encolerizado a las autoridades y dado lugar a la amenaza. El 30 de septiembre, el presidente turcomano Gurbanguly Berdymukhamedov pidió a los funcionarios del Ministerio de Seguridad Nacional que lucharan contra quienes “difaman nuestro Estado laico basado en el derecho democrático e intentan destruir la unidad y solidaridad de nuestra sociedad”.Posteriormente, el sitio web de TIHR dejó de estar accesible debido a un ciberataque de autores desconocidos. La organización trasladó entonces el sitio web desde un servidor de Moscú a otro situado en el extranjero, y el acceso al sitio se restableció. Algunos de los colegas de Tukhbatullin se han visto obligados a marcharse de Turkmenistán por temor a sufrir represalias. Otros han puesto fin a su colaboración con él tras recibir amenazas de funcionarios del Ministerio de Seguridad Nacional. Farid Tukhbatullin lleva trabajando en cuestiones medioambientales y de derechos humanos en Turkmenistán desde 1993. En diciembre de 2002 fue detenido y después encarcelado como castigo por sus actividades pacíficas como activista de la sociedad civil y defensor de los derechos humanos.Amnistía Internacional lo adoptó como preso de conciencia. Como resultado de la presión internacional, Farid Tukhbatullin fue puesto en libertad en abril de 2003. Para poder continuar con su labor en favor de los derechos humanos se marchó del país en junio de 2003 y recibió el estatuto de refugiado en Austria en noviembre de ese mismo año. En abril de 2008, un diplomático turcomano “recomendó” que Farid Tukhbatullin “pusiera fin a todas sus actividades” o “rebajara el tono” de las críticas a las autoridades que se publican en el sitio web de TIHR. Este año, funcionarios del Ministerio de Seguridad Nacional entrevistaron a amigos, antiguos profesores y compañeros de clase de sus hijos, al parecer para identificar a corresponsales de TIHR y presionar a Tukhbatullin y a sus hijos, que viven con él en el exilio.“Las autoridades turcomanas deben investigar las denuncias según las cuales agentes del Ministerio de Seguridad Nacional están planeando atentar contra la integridad física de Farid Tukhbatullin y deben garantizar que no se van a emprender acciones contra él ni contra TIHR”, ha señalado John Dalhuisen.“La comunidad internacional debe plantear el caso de Farid Tukhbatullin a las autoridades turcomanas y obtener garantías de que el activista y su organización podrán realizar su labor a favor de los derechos humanos libremente.”La organización TIHR fue creada en Viena en noviembre de 2004. Ha publicado información sobre cuestiones como las condiciones penitenciarias, el trato que reciben las minorías étnicas, la libertad de asociación, el trabajo infantil y el sistema educativo, y ha presentado informes sobre derechos humanos a organizaciones intergubernamentales, medios de comunicación internacionales y organizaciones internacionales de derechos humanos. Las autoridades turcomanas han intentado silenciar a TIHR en numerosas ocasiones.Los defensores y defensoras de derechos humanos y otros activistas independientes de la sociedad civil no pueden trabajar libremente en Turkmenistán. No existen partidos de la oposición y muchos activistas de la sociedad civil y de la oposición viven en el exilio. Prácticamente todos los medios de comunicación están controlados por el Estado. Desde hace muchos años, las autoridades vigilan estrechamente los canales de comunicación, como las líneas telefónicas e Internet. En los últimos años, Amnistía Internacional y Human Rights Watch han recibido informes fidedignos sobre hostigamiento, detenciones arbitrarias y encarcelamiento tras juicios sin las debidas garantías de defensores y defensoras de derechos humanos y otros activistas de la sociedad civil, periodistas independientes y otras personas que critican a las autoridades.