“Todo sigue siendo como un sueño”: Refugiado sirio construye nueva vida en Argentina

Desde 2017, Amnistía Internacional forma parte de un movimiento global para abrir nuevas rutas hacia la seguridad a través del patrocinio comunitario.

Los programas de patrocinio comunitario unen a gobiernos, sociedad civil y organizaciones como ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, en la labor de empoderar a personas y comunidades locales (llamados “patrocinadores”) para acoger a personas refugiadas y ayudarlas a rehacer su vida. Las comunidades patrocinadoras proporcionan apoyo emocional y ayudan a realizar tareas prácticas, como buscar vivienda, matricular a los hijos e hijas en centros escolares y aprender la lengua local.

Gracias a este esfuerzo colectivo, más de un millón de personas refugiadas han sido acogidas por millones de patrocinadores en todo el mundo desde 2017. Hemos hablado con personas de Argentina, Australia, Irlanda y Reino Unido cuyas historias reflejan el impacto transformador que puede tener el patrocinio.

La historia que viene a continuación es la de Eyad Jaabary (Eddy), de Siria, que cuenta cómo construyó una nueva vida en Argentina con la ayuda de una comunidad solidaria y ahora trabaja para ayudar a otras personas refugiadas y animar a más gente a convertirse en patrocinadores y patrocinadoras.

Salir de Siria no fue una decisión fácil. Decidí marcharme por muchas razones; la más importante era que no quería hacer el servicio militar, que es obligatorio al cumplir los 18 años o al terminar la Universidad. No quería arriesgarme a olvidar todo lo que había aprendido sólo para ir a luchar en una guerra en la que no creía. Puedo servir a mi país de otras maneras, enseñando a niños y niñas o formando parte del sistema educativo, pero no existía esa posibilidad. No tuve más opción que irme.

Cuando fui a la entrevista en la embajada en Damasco me preguntaron qué sabía de Argentina, lo resumí en: “Messi, mate y tango”, casi no tenía una idea de cómo se vivía en Argentina.

Cuando llegué a Buenos Aires estaba medio asustado porque era mi primer viaje en avión, y del otro lado del Atlántico. La persona que me recibió con el cartel de OIM (la Organización Internacional para las Migraciones) me dijo que la gente era muy amable en este país. Ese día es como el año nuevo para mí, cuando llega esa fecha, reseteo.

Eddy está sentado junto al río con un paisaje de edificios modernos de fondo. Viste una camiseta negra y pantalones marrón claro. Sostiene un gran mapa de Buenos Aires extendido con los brazos.

Todo sigue siendo una experiencia muy hermosa, como un sueño. Es muy difícil pensar que un día vas a dejar tu país y que vas a encontrar todo lo que buscas en otro país tan lejano.

Cuando llegas de una zona de conflicto necesitas estar en paz. Patricio y Susana, mis patrocinadores, me ayudaron muchísimo. Patricio era más práctico, me facilitaba datos, información, me orientaba sobre cómo hacer las cosas, armar mi propio camino para lograr independizarme, siento que fue un poco la figura de un padre. Susi fue más apoyo espiritual, me cuidaba mucho, me mostraba películas lindas, me ayudó mucho a recuperarme, ella curó mis heridas de alguna forma.

Los primeros meses salía a explorar, no tenía chip del celular, no tenía mapa, me perdía, pero disfrutaba de eso. Salíamos a caminar por distintos barrios, museos, parques, subtes, me sentía como un niño explorando el mundo.

Siempre pensé que era una persona muy tímida pero el patrocinio sacó al activista que llevo dentro. En los tiempos en los que vivimos, es muy importante mostrar compasión hacia otras personas.

Eyad Jaabary

Después de unos 4 o 5 meses de estudiar español ya podía hablar y entender algo. Eso fue muy importante. Pude independizarme, trabajé en un colegio durante cinco años. Ahora estoy trabajando como traductor y estamos arrancando una marca de ropa con mi pareja, es algo que siempre quise hacer.

Solidaridad y familia

Ahora me siento un argentino más, tengo muchos amigos acá, ya tengo la nacionalidad. Siento que ahora tengo raíces acá en Argentina, me costaría mucho pensar en ir a un tercer lugar.

El patrocinio es algo muy positivo y necesario. Para mí, significó la oportunidad de arrancar nuevamente con mi vida con el apoyo y acompañamiento permanente de una familia que me recibió en su hogar. Y yo tuve mucha suerte con la familia que me recibió. Sin ellos todo hubiera sido mucho más difícil. Susana y Patricio siguen siendo familia, siempre estamos en contacto.

El pueblo argentino es muy solidario. Cuando alquilé un departamento necesitaba muchas cosas, y los padres de los alumnos de la escuela donde trabajaba me juntaron cosas, al final como que me sobraban cosas.

La lucha por los derechos es un valor muy importante para mí y eso está muy presente aquí en Argentina. Vengo de una sociedad donde todo tiene que ser de determinada manera, pero acá la gente reclama sus derechos y eso me da mucha sensación de pertenencia, siento que puedo ser yo mismo sin restricciones.

En un entorno doméstico, Eddy, vestido con una camiseta colorida y pantalones marrón claro, está sentado en un sillón. Sostiene una camiseta azul cuidadosamente doblada, con letras árabes claramente visibles, que descansa sobre una caja amarilla. Al fondo, se ve la espalda de un hombre cocinando en una zona de cocina.
Eddy muestra una camiseta con letras en árabe, de un amigo cercano que falleció. Buenos Aires, Argentina, 28 de noviembre de 2024. ©Anita Pouchard Serra/Amnesty International

Siempre pensé que era una persona muy tímida pero el patrocinio sacó al activista que llevo dentro. En los tiempos en los que vivimos, es muy importante mostrar compasión hacia otras personas.

Me acuerdo la primera vez que fui a la marcha del Orgullo acá sentí algo muy loco porque todo el mundo sale a la vez, incluso personas heterosexuales, familias llevando a sus niños. Acá la marcha del orgullo es una protesta para reclamar derechos y también un evento que une a todas las personas.

10 millones de personas refugiadas

Siria me genera muchos sentimientos a la vez. Siento mucha pena por lo que tuvimos que vivir en Siria. Pasamos de ser un país muy seguro, a ser un país con una diáspora tan grande. Siento que se vació el país. Somos alrededor de 10 millones de refugiados fuera de Siria.

Cuando pienso en Siria siento mucha pena, esperanza y mucha nostalgia de cosas muy simples. Extraño la tranquilidad de caminar por la playa del mediterráneo, las reuniones familiares, que todos me conocieran. Por suerte gracias a la tecnología estamos en contacto con mi hermano y con mis primos, les comparto a diario cosas cotidianas. Con mi hermano estoy en contacto todo el tiempo, traté mucho de que venga a Argentina, pero no fue posible, mi idea es ir a visitarlo, y que cuando se pueda él venga a Argentina.

Saber que 1 millón de personas han sido apadrinadas en todo el mundo desde 2017 confirma, una vez más, que en el fondo somos uno.

Eyad Jaabary

Ahora siento esperanza ahora que hay un cambio, que cayó la dictadura, que todos los que estamos afuera podemos aportar con esas experiencias.

“Me cambiaron la vida”

A las personas que están pensando en ser padrinos los felicitaría por ser tan valientes para entrar en una experiencia desconocida, porque es sumar a una persona a tu familia, es como tener un hijo y entender el sufrimiento de una persona desconocida. Los felicitaría por ser tan humanos y les diría que no se van a arrepentir por más que pasen por las diferencias culturales.

Eddy y Carolina, una de sus patrocinadoras, están sentados uno al lado del otro al borde de una piscina de agua azul transparente. De fondo se ve un paisaje exuberante de árboles y césped.
Eddy y Susana, una de sus patrocinadoras, en casa de ella en Argentina. ©Anita Pouchard Serra/Amnesty International.

Al recibirme en su hogar Patricio y Susana me cambiaron la vida, me dieron una gran oportunidad. Es muy importante que la gente entienda lo que significa y cómo le puede cambiar la vida a una persona. Para una familia quizás es prestar un dormitorio de su casa, o compartir la cena con alguien, pero para la otra persona es RENACER, es poder hacer lo que no podía hacer en su país.

Saber que 1 millón de personas han sido apadrinadas en todo el mundo desde 2017 confirma, una vez más, que en el fondo somos uno. Que a pesar de la política y de los discursos, los obstáculos, todavía sentimos a la otra persona. Creo que un millón es un número gigante en cuanto a la voluntad, habla de un millón de vidas que fueron salvadas y van a multiplicar. ¡Van a ser mucho más que un millón!