La población civil muere en el este de República Democrática del Congo y el mundo mira para otro lado.
Desde 2014, la población de Beni vive sometida a crueles ataques que quedan sin explicación. Grupos armados queman casas, matan a la población civil y mutilan los cuerpos de mujeres, niños y niñas, y aun así el mundo no se indigna ante esta tragedia.
En Beni se cometen homicidios sin sentido ante las narices de las Fuerzas Armadas de República Democrática del Congo (FARDC) y de la Misión de Estabilización de la ONU en la República Democrática del Congo (MONUSCO), desplegada en la región de Beni para “erradicar” a las Fuerzas Democráticas Aliadas, grupo armado ugandés que opera en la región.
Según informes del Grupo de Expertos de la ONU, la situación es más compleja, con múltiples autores y cómplices. Además, esos mismos informes denuncian la participación en los homicidios, en calidad de cómplices, de algunos soldados de las FARDC. Tanto el gobierno como la ONU apenas se han movilizado para investigar estas violaciones y abusos y hacer rendir cuentas a los responsables.
Sabemos que hay oficiales de las FARDC que actúan en connivencia con las Fuerzas Democráticas Aliadas. Pero no sabemos quiénes.
Coronel de las FARDC


Beni se desangra, pero al mundo no parece importarle.
Se destrozan familias. Cuando despiertan, los niños y niñas han quedado huérfanos;eso si tienen la suerte de sobrevivir a los viles ataques que acabaron con la vida de sus padres.
El 14 de agosto, los medios de comunicación informaron de que más de 36 civiles habían sido víctimas de homicidio en Rwangoma, un barrio de la ciudad de Beni. El 3 de mayo, la BBC informó de la muerte violenta de 17 personas en los alrededores de la localidad de Erengeti, entre ellas, al menos ocho mujeres y cuatro niños, según la declaración oficial del gobierno. Los mataron con machetes y con una azada. Tanto el ejército congoleño como las fuerzas de la ONU tienen fuerte presencia en la zona, pero ambos han fracasado en la tarea de proteger a la población civil.
El 20 de noviembre de 2014, 120 personas perdieron la vida en las localidades de Tipiomba, Vemba y Masulukwede/Mbau. En algunos casos, las decapitaron. El Grupo de Expertos de la ONU ha identificado, al menos, cuatro casos de decapitación y varios casos de incendios.
La población vive con el temor constante de un ataque, con miedo de contar lo que ha presenciado y de las represalias que podría sufrir si denuncia a las personas sospechosas de los homicidios o a sus cómplices.
¿Dónde está la indignación internacional ante los homicidios de Beni? Son muchos los congoleños que se preguntan, con frecuencia, dónde está la solidaridad internacional en relación con los homicidios de Beni. El mundo parece estar ciego ante la sangría de Beni.
Como ilustran las masacres del este del Congo, no se puede alcanzar la paz a expensas de la justicia.
Dennis Mukwege, cirujano ginecólogo de fama internacional
Tenemos la impresión de que las FARDC y la MONUSCO se preocupan más de sus propios intereses que de proteger a la población local.
Agricultor