La población civil muere en el este de República Democrática del Congo y el mundo mira para otro lado.

Desde 2014, la población de Beni vive sometida a crueles ataques que quedan sin explicación. Grupos armados queman casas, matan a la población civil y mutilan los cuerpos de mujeres, niños y niñas, y aun así el mundo no se indigna ante esta tragedia.

En Beni se cometen homicidios sin sentido ante las narices de las Fuerzas Armadas de República Democrática del Congo (FARDC) y de la Misión de Estabilización de la ONU en la República Democrática del Congo (MONUSCO), desplegada en la región de Beni para “erradicar” a las Fuerzas Democráticas Aliadas, grupo armado ugandés que opera en la región.

Según informes del Grupo de Expertos de la ONU, la situación es más compleja, con múltiples autores y cómplices. Además, esos mismos informes denuncian la participación en los homicidios, en calidad de cómplices, de algunos soldados de las FARDC. Tanto el gobierno como la ONU apenas se han movilizado para investigar estas violaciones y abusos y hacer rendir cuentas a los responsables.

Sabemos que hay oficiales de las FARDC que actúan en connivencia con las Fuerzas Democráticas Aliadas. Pero no sabemos quiénes.

Coronel de las FARDC

Las operaciones militares no logran proteger a la población civil de Beni

En 2014, las fuerzas del gobierno y las de la ONU en el país (MONUSCO) lanzaron una ambiciosa campaña militar llamada Sokola 1 (que significa “limpieza”) contra los grupos armados de la región de Beni. Ese año el gobierno y la MONUSCO presentaron esa campaña como un éxito, citando determinados logros en la desestabilización de las Fuerzas Democráticas Aliadas. Sin embargo, varios expertos, entre los que figura el Grupo de Estudios sobre el Congo, han criticado el despliegue de arsenal militar atribuyéndole muy pocos resultados a la hora de proteger a la población civil de Beni. Los homicidios no han cesado en Beni.

Y lo peor es que, pese a los numerosos ataques de los grupos armados, el gobierno congoleño sigue sin emprender una investigación independiente para evaluar los fallos y buscar formas más efectivas de proteger a la población civil. En junio, tras la publicación de un informe del Grupo de Expertos de la ONU que sacaba a la luz pruebas irrefutables del apoyo de oficiales de las FARDC a algunos de los grupos armados responsables de los homicidios, el gobierno anunció que llevaría a cabo una investigación. Sin embargo, las autoridades no han comunicado ningún avance en relación con dicha investigación.

Beni se desangra, pero al mundo no parece importarle.

Se destrozan familias. Cuando despiertan, los niños y niñas han quedado huérfanos;eso si tienen la suerte de sobrevivir a los viles ataques que acabaron con la vida de sus padres.

El 14 de agosto, los medios de comunicación informaron de que más de 36 civiles habían sido víctimas de homicidio en Rwangoma, un barrio de la ciudad de Beni. El 3 de mayo, la BBC informó de la muerte violenta de 17 personas en los alrededores de la localidad de Erengeti, entre ellas, al menos ocho mujeres y cuatro niños, según la declaración oficial del gobierno. Los mataron con machetes y con una azada. Tanto el ejército congoleño como las fuerzas de la ONU tienen fuerte presencia en la zona, pero ambos han fracasado en la tarea de proteger a la población civil.

El 20 de noviembre de 2014, 120 personas perdieron la vida en las localidades de Tipiomba, Vemba y Masulukwede/Mbau. En algunos casos, las decapitaron. El Grupo de Expertos de la ONU ha identificado, al menos, cuatro casos de decapitación y varios casos de incendios.

La población vive con el temor constante de un ataque, con miedo de contar lo que ha presenciado y de las represalias que podría sufrir si denuncia a las personas sospechosas de los homicidios o a sus cómplices.

¿Dónde está la indignación internacional ante los homicidios de Beni? Son muchos los congoleños que se preguntan, con frecuencia, dónde está la solidaridad internacional en relación con los homicidios de Beni. El mundo parece estar ciego ante la sangría de Beni.

Como ilustran las masacres del este del Congo, no se puede alcanzar la paz a expensas de la justicia.

Dennis Mukwege, cirujano ginecólogo de fama internacional

Tenemos la impresión de que las FARDC y la MONUSCO se preocupan más de sus propios intereses que de proteger a la población local.

Agricultor

Los homicidios de Beni en cifras

+648
civiles muertos entre octubre de 2014 y marzo de 2016 según cálculos del Grupo de Expertos de la ONU
11.700
soldados de las FARDC desplegados en la región de Beni, según el Grupo de Estudios sobre el Congo
18.814
efectivos militares y policiales de la ONU desplegados en RDC
El gobierno de RDC anuncia el comienzo de las operaciones militares contra las Fuerzas Democráticas Aliadas, grupo rebelde ugandés, en la región de Beni. Desde entonces, más de 650 civiles han muerto a manos de grupos armados.
Son atacadas las localidades de Mukoko y Kokola (área municipal de Bambuba Kisiki), situadas en la región de Beni. Con este acto, comienza una oleada de homicidios sin sentido ante las narices del ejército congoleño y de las fuerzas de la ONU.
Un grupo armado mata a machetazos a 120 civiles. Tres localidades (Tipiomba, Vemba y Mulukwede/Mbau) quedan asoladas, con espeluznantes escenas de cuerpos sin vida.
Mueren violentamente cinco civiles en la localidad de Ntoi. Según datos del Grupo de Expertos de la ONU, dos de los cadáveres aparecen decapitados.
Unos días después de la visita a Beni del presidente Kabila, y de sus promesas de reinstauración de la seguridad, al menos 36 civiles son víctimas de homicidio en Beni. El ataque despierta la indignación de todo el país.

Exige justicia para las víctimas de los homidicios de Beni

Actúa ya