La situación de los derechos humanos seguía siendo terrible. Los ataques persistentes y en gran escala de los grupos armados y las fuerzas de seguridad congoleñas contra la población civil agravaron una crisis humanitaria en la que casi 7 millones de personas estaban internamente desplazadas y miles habían huido del país. Los grupos armados mataron a miles de civiles, y las fuerzas armadas llevaron a cabo ejecuciones extrajudiciales. La violencia sexual y de género seguía estando muy extendida; sólo en la provincia de Kivu Septentrional se informó de más de 38.000 casos durante el primer trimestre del año. Se violaba sistemáticamente el derecho a la libertad de expresión, de reunión pacífica y de asociación. Periodistas, miembros de la oposición y activistas, entre otras personas, eran objeto de detención arbitraria y se enfrentaban a juicios sin las debidas garantías. Unos proyectos mineros en la provincia de Lualaba dieron lugar al desalojo forzoso de las viviendas y la privación de los medios de vida de miles de personas, mientras que los pueblos indígenas eran objeto de desalojos en nombre de la conservación de la naturaleza. El conflicto armado seguía teniendo un efecto devastador para el derecho a la educación de niños y niñas. Los desastres naturales causaron la muerte de cientos de personas y miles de desapariciones. Las prisiones adolecían de una grave saturación y las condiciones de vida de las personas reclusas eran, en general, desoladoras. No se observaron avances dignos de mención en la rendición de cuentas y la justicia para las víctimas de crímenes de derecho internacional y otras violaciones graves de derechos humanos.
Leer másRetiene la pena de muerte en la legislación
Herramientas de campaña que se pueden emplear para intervenir con carácter de urgencia y defender los derechos humanos de alguien.
Informes, documentos informativos, declaraciones, contribuciones escritas para OIG y otros recursos de los equipos de investigación de Amnistía.