¿Es Túnez el faro para los derechos de las mujeres que afirma ser?

Una mirada a los progresos que Túnez ha realizado en favor de la igualdad de las mujeres antes y después de la “revolución jazmín”.

El 14 de enero se cumplen cinco años desde el derrocamiento en Túnez del presidente Ben Ali. Junto con las peticiones de libertad, dignidad y mejores condiciones de vida, el levantamiento tunecino despertó la esperanza de unos derechos más sólidos para los 5,5 millones de mujeres del país. Túnez tiene la fama de liderar los derechos de las mujeres en el mundo árabe. Pero, ¿soporta esa fama un examen detallado?

He aquí nuestra lista de control sobre los progresos realizados en Túnez hasta la fecha.

¿Derecho al voto? – sí

Las mujeres lograron el derecho al voto en Túnez en 1957, un año después de que el país se independizara de Francia. Aunque Francia introdujo el voto para las mujeres en 1944, no hizo extensivo ese derecho a Túnez, país que tenía bajo su gobierno desde 1881.

¿Fomento de un mayor número de candidatas políticas? – sí

Las mujeres pueden presentarse como candidatas para el gobierno en Túnez desde 1959. Sin embargo, pasaron más de 20 años antes de que se eligiera a una mujer: en 1983, Fethia Mzali se convirtió en la primera mujer en ocupar un cargo político en Túnez, como ministra de Familia y Mujeres. Túnez tiene cuotas voluntarias de género para las listas electorales de los partidos desde 1999.

Las cuotas de género se convirtieron en requisito legal en 2011. En octubre de 2014, las mujeres ganaron el 30 por ciento de los escaños parlamentarios: más que en Francia, Reino Unido y el Congreso estadounidense. En 2014 fue también la primera vez que una mujer se presentó como candidata a la presidencia de Túnez.

¿Representación de mujeres en profesiones dominadas tradicionalmente por hombres? – sí… y no

En 2010, el 33 por ciento de los jueces y el 42,5 por ciento de los abogados de Túnez eran mujeres. Para 2013, las mujeres representaban el 30 por ciento de los profesionales de la ingeniería, y en 2014 el 42 por ciento de los médicos. Aunque los índices de alfabetización de las mujeres son más altos que los de los hombres, y en la universidad se gradúan muchas más mujeres, en la población activa sigue habiendo muchas menos mujeres que hombres. Además, las mujeres sólo ocupan 3 de los 30 cargos del gabinete.

¿Acceso al aborto? – sí… y no

Túnez introdujo el aborto voluntario (el derecho a solicitar y recibir sin demora un aborto) en los primeros tres meses del embarazo en 1973: dos años antes que Francia. El aborto voluntario en el primer trimestre ya era legal para las mujeres con cinco hijos o más desde 1965. En 1973 se introdujo la anticoncepción gratuita.

Pero, los datos sugieren que a las mujeres solteras se les suele negar el aborto con el falso pretexto de que se requiere el consentimiento del padre. Incluso ha habido mujeres casadas a las que el personal de clínicas públicas ha disuadido de interrumpir su embarazo, bien afirmando que el aborto es inmoral, bien demorando deliberadamente el aborto hasta que era demasiado tarde para practicarlo.

¿Derechos en el matrimonio? – sí… y no

Las mujeres y los hombres tienen los mismos derechos en lo que se refiere al matrimonio, el divorcio y la propiedad de bienes. Los hombres ya no pueden divorciarse de sus mujeres sin acudir al tribunal. Gracias a los esfuerzos de los grupos de defensa de los derechos de las mujeres del país y de los cambios en la ley introducidos en 1993, las esposas ya no deben “obedecer” a sus esposo.

Pero, se sigue considerando que el esposo es el cabeza de familia y debe mantener a su esposa y sus hijos e hijas lo mejor que pueda. Los dos miembros de la pareja deben cumplir sus deberes conyugales de acuerdo con la costumbre y la tradición, arraigadas en actitudes y creencias que a menudo desempoderan a las mujeres. Un estudio realizado recientemente por el gobierno concluyó que las mujeres dedicaban ocho veces más tiempo que los hombres a realizar las tareas domésticas, incluido el cuidado de los hijos e hijas y las personas ancianas.

¿Protección a las mujeres frente a la violencia en la familia? – no

La violencia contra las mujeres, especialmente en el seno de la familia, sigue siendo un problema grave en Túnez. Según un estudio realizado por el gobierno en 2010, el 47,6 por ciento de las mujeres encuestadas habían sufrido algún tipo de violencia al menos una vez en su vida. De ellas, poco menos de un tercio habían sufrido violencia física, un 28,9 por ciento habían sufrido violencia psicológica, y un 15,7 por ciento violencia sexual. De estas últimas, la gran mayoría (78,2 por ciento) declararon haber sufrido esa violencia sexual a manos de su pareja.

Aunque la violencia intrafamiliar está reconocida como delito, más de la mitad de quienes la han sufrido declaran que no informaron a la policía ni a nadie más, porque era “algo normal sobre lo que no merece la pena hablar”. Otras dijeron que no querían atraer la vergüenza sobre su familia.

Quienes sí informan sobre los abusos a menudo dicen que la policía las disuade de presentar una denuncia, diciéndoles que pongan por delante de todo el interés de sus hijos e hijas y no rompan la familia. Los alojamientos de emergencia y las casas refugio para víctimas de violencia familiar son escasos, lo que impide que las sobrevivientes busquen justicia, pues no tienen ningún lugar seguro a donde ir.

¿Protección de los derechos de las mujeres en la ley? – no

Aunque la Constitución tunecina de 2014 protege los logros realizados por el movimiento de defensa de los derechos de las mujeres y garantiza los principios de igualdad y no discriminación, las leyes que discriminan a las mujeres siguen siendo un problema. El Código Penal clasifica la violencia sexual como una agresión contra la decencia de una persona, subrayando las nociones de “honor” y “moralidad”. La definición de violación es deficiente, y la violación conyugal ni siquiera se reconoce. Según el Código del Estatuto Personal tunecino, un esposo no puede mantener relaciones sexuales con su esposa hasta haber pagado una dote. Lo que esto da a entender es que, una vez que ha pagado, puede mantener relaciones sexuales con ella siempre que lo desee.

Muchas mujeres con las que habló Amnistía dijeron que nunca se negaban a mantener relaciones sexuales con su esposo porque no pensaban que tuvieran derecho a hacerlo. Además, en la legislación tunecina existe un resquicio legal que sigue permitiendo a los violadores eludir el castigo si contraen matrimonio con su víctima adolescente. Aunque ésto sólo puede suceder si la muchacha consiente, resulta cuestionable el grado de libertad de que ésta dispone para dar su consentimiento.

Por tanto, ¿es Túnez el faro para los derechos de las mujeres que afirma ser? Aún no. Tras haber realizado tantos avances y tan impresionantes, el país está minando sus propios progresos al vacilar sobre estos últimos obstáculos, poco numerosos pero importantes.

Túnez tiene al alcance de la mano la oportunidad de hacer historia. Instemos a sus dirigentes a aprovecharla.