Azimjan Askarov lleva casi 10 años en la cárcel por cargos falsos, presentados en represalia por su labor de derechos humanos. Cumplirá 69 años en mayo, y sufre dolencias cardíacas y respiratorias que se han agravado mucho durante su estancia en prisión. Su vida corre grave peligro, dada la propagación de la letal pandemia de COVID-19 en Kirguistán, y debe quedar en libertad.