El 28 de marzo de 2019, tres adolescentes solicitantes de asilo -uno de 15 años, de Costa de Marfil, y dos de 16 y 19 años, de Guinea– fueron detenidos a su llegada a Malta. Se los acusaba de haber secuestrado El Hiblu 1 –buque mercante que los había rescatado en el Mediterráneo central junto con más de un centenar de personas también refugiadas y migrantes– por haber impedido al capitán llevarlos de regreso a Libia para entregarlos a las autoridades del país. Aplicándoles incluso la legislación antiterrorista, las autoridades maltesas les imputaron una serie de delitos graves, algunos de ellos punibles con cadena perpetua. Los jóvenes negaron haber hecho nada malo.