Julián Carrillo fue muerto a tiros el 24 de octubre, después de haber recibido varias amenazas de muerte por su trabajo de defensa del territorio de su comunidad indígena en México. El suyo es el más reciente de una serie de homicidios que incluye el de varios miembros de su familia y autoridades indígenas. La comunidad teme que puedan producirse otros ataques.