Durante el Congreso Nacional del Partido Comunista de Vietnam y las elecciones nacionales se reprimió duramente la disidencia tanto dentro como fuera de Internet. Se arrestó y acusó a periodistas independientes, responsables editoriales y otras personas críticas con el gobierno en aplicación de leyes represivas. Los defensores y defensoras de los derechos humanos sufrieron hostigamiento generalizado, vigilancia digital ilegítima, detenciones arbitrarias y enjuiciamientos por motivos políticos. Continuaron denunciándose casos de tortura y otros malos tratos. Las duras medidas de confinamiento impuestas para frenar la propagación de la COVID-19 afectaron de manera desproporcionada a las personas más vulnerables, y las autoridades impusieron duras sanciones a quienes incumplieron las normas relativas a la COVID-19. Las personas que trabajaban en el sector informal hicieron frente a enormes dificultades relacionadas con la pandemia debido a la insuficiencia de las prestaciones sociales, y las personas LGBTI jóvenes corrieron mayor peligro de sufrir discriminación.
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