“Nadie garantiza mi seguridad”: el asesinato de Rubén Pat

Por Duncan Tucker y Jan-Albert Hootsen*

Vestido con camiseta, pantalón corto y calzado deportivo, el periodista Rubén Pat Cauich salió del bar Arre, un local de música en vivo en el centro de Playa del Carmen, en compañía de una mujer poco antes de las 6 de la mañana del 24 de julio de 2018. Según los investigadores del estado, un hombre de complexión delgada, de poco más de 30 años, se acercó a la pareja cuando bajaban los escalones de madera de la entrada principal. El hombre se presentó como vendedor callejero y les ofreció una flor antes de sacar una pistola. Disparó a Pat varias veces a quemarropa y lo mató en el acto.

Pat, de 41 años, era el propietario y fundador de Semanario Playa News, medio informativo local que se difunde en Facebook. Semanario Playa News informaba principalmente sobre delincuencia, tránsito, accidentes y política local en Playa del Carmen y sus alrededores y en la cercana ciudad de Cancún, ambas destinos turísticos populares del estado de Quintana Roo, en la península mexicana de Yucatán.

En el pasado, Quintana Roo se mantuvo relativamente a salvo del crimen organizado, pero en los últimos años la violencia ha ganado cada vez más terreno. Aunque el estado nunca superó los 200 homicidios al año hasta 2017, datos gubernamentales oficiales indican que desde entonces ha registrado un promedio de más de 500 homicidios al año. Ante la presencia de múltiples grupos que luchan por el control del lucrativo mercado de la droga en un medio turístico, la información sobre delincuencia y corrupción se ha convertido en una actividad especialmente peligrosa.

En junio de 2017, Pat dijo al Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) que la policía municipal lo había detenido durante un breve periodo y lo había golpeado y amenazado por informar sobre delincuencia y actividad policial en Playa del Carmen. En mayo de 2018 se incorporó al Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, instancia de ámbito federal de México.

El mes siguiente, el 29 de junio, su empleado José Guadalupe Chan Dzib, que informaba sobre delincuencia y política para Playa News en el municipio de Felipe Carrillo Puerto, murió por disparos en un bar de Sabán, una pequeña ciudad situada a unos 150 kilómetros al sudoeste de Playa del Carmen.

Creo que necesito abandonar Playa del Carmen por un tiempo. Nadie garantiza mi seguridad.

Rubén Pat

El 4 de julio, Pat se comunicó con el CPJ por WhatsApp. Dijo que había recibido amenazas en la sección de comentarios al pie de un artículo publicado recientemente en Playa News y se quejó de que el Mecanismo no respondía a sus llamadas. “Creo que necesito abandonar Playa del Carmen por un tiempo”, dijo Pat. “Nadie garantiza mi seguridad.”

Tres semanas más tarde también a él lo mataron.

El Mecanismo había proporcionado a Pat un botón de pánico, pero el vicefiscal de Quintana Roo declaró a la prensa que no se le habían asignado escoltas. Una fuente cercana a Pat, cuya identidad no se revela para proteger a esa persona, puso en duda la eficacia de los botones de pánico y señaló que con frecuencia las autoridades se demoran en responder a las alertas.

“Creo que debió de tener todas las medidas de un peligro máximo. Debió tener guaruras, escoltas, porque Rubén no era cualquier persona”, dijo la fuente. “Debió tener más protección del Mecanismo.”

The facade of Arre, a bar in Playa del Carmen, Mexico.
Rubén Pat Cauich fue asesinado al salir del bar Arre en Playa del Carmen en julio de 2018

Pat fue el segundo de los ocho periodistas a los que han matado a pesar de haberse incorporado al Mecanismo desde su fundación en 2012. Cinco años después, su asesinato continúa impune. Familiares de Pat dijeron a Amnistía Internacional y al CPJ que ni las autoridades estatales ni las federales se han puesto en contacto con ellos desde la presentación del informe inicial sobre su asesinato.

“Rubén era extravertido. Era un tipo que llegaba a un lado y llamaba la atención o se hacía notar. Era reportero policiaco, buen elemento. “Tenía muchos contactos”, dijo Edgar Olivares Velásquez, periodista de otro medio local, en una entrevista con Amnistía Internacional y el CPJ en noviembre de 2022.

Originario del estado de Veracruz, el más mortífero de México para periodistas, Olivares se trasladó a Playa del Carmen en 2012 en busca de un entorno de trabajo más seguro tras el asesinato de su colega Víctor Báez y el de la destacada corresponsal local Regina Martínez.

Pero Playa del Carmen resultaría un lugar igualmente peligroso. Olivares informaba sobre la actividad de la policía local junto con Pat, Chan y otro periodista llamado Francisco Romero. Trabajando juntos durante el turno de noche, el grupo llegaba al lugar donde se había cometido un delito en el mismo vehículo por motivos de seguridad y compartía las exclusivas entre sus respectivos medios para evitar poner en mayor riesgo a cualquiera de ellos, dijo Olivares.

Olivares perdió a un tercer colega en mayo de 2019. Al llegar a la escena de un crimen, reconoció un tatuaje en el cuerpo de la víctima: era su amigo Francisco Romero, que también se había incorporado recientemente al Mecanismo.

“Días antes de que lo mataron bromeábamos y nos tomamos una selfi”, dijo Olivares. “Tenía un hijo chiquito, se acababa de tatuar su nombre en el brazo.”

Las autoridades del estado han guardado silencio en relación con los asesinatos de los tres periodistas de Playa News. No se han practicado detenciones, no se han impuesto condenas, ni se han efectuado declaraciones públicas sobre las investigaciones desde que se abrieron inicialmente.

Te están cortando la libertad de expresión y de trabajar. Te da miedo por la cercanía.

Edgar Olivares Velásquez

El año pasado, Olivares y varios periodistas más abandonaron la ciudad por un tiempo tras sufrir ellos también amenazas de muerte, que atribuyen a presuntos miembros de bandas criminales. Según su testimonio, todos querían incorporarse al Mecanismo, pero finalmente desistieron luego de considerar que los requisitos eran excesivamente burocráticos. Pese a todo, Olivares se niega a dejar su trabajo por su amor al periodismo.

“Es complicado y triste porque te están cortando la libertad de expresión y de trabajar. Te da miedo por la cercanía”, dijo refiriéndose a los asesinos de sus tres amigos.

“Se queda [la memoria de] la amistad y la amargura de saber que una persona que conociste, con quien conviviste y trabajaste, fue asesinado… Más que nada es triste. No lo encuentro otra palabra, bueno muchas, pero sobre todo tristeza.”

*Duncan Tucker es el jefe de prensa para las Américas de Amnistía Internacional. Jan-Albert Hootsen es el representante para México del Comité para la Protección de los Periodistas