Construir un futuro sostenible, resiliente y equitativo no puede dejar de lado los derechos humanos, en especial los de millones de personas que han sufrido de violaciones a sus derechos, y de comunidades y grupos de población históricamente marginalizados, dijo Amnistía Internacional hoy en una carta abierta a las y los Jefes de Estado presentes en la IX Cumbre de las Américas que se celebra en Los Ángeles esta semana.
“En vez de luchar por una recuperación justa de la pandemia en el continente más desigual del mundo, muchos de los Estados de las Américas han apostado por el camino contrario, reprimiendo manifestaciones pacíficas, amedrentando a las personas defensoras de derechos humanos y periodistas, y poniendo en peligro la independencia judicial, en un crudo intento de silenciar las voces disidentes”, dijo Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional.
Las Américas sigue albergando algunos de los movimientos transfronterizos de personas más grandes del mundo. Ante la iniciativa del gobierno estadounidense de buscar un “Pacto Migratorio” para la región durante la Cumbre, Amnistía Internacional quiere destacar que la mayoría de estos movimientos de personas son el resultado de las múltiples crisis de derechos humanos en países como Venezuela, Haití, Nicaragua y Cuba, o la situación de violencia generalizada, a la que se han sumado desastres naturales asociados con el cambio climático, en Centroamérica.
En vez de luchar por una recuperación justa de la pandemia en el continente más desigual del mundo, muchos de los Estados de las Américas han apostado por el camino contrario
Erika Guevara-Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional
La organización lamenta que, ante la imperiosa necesidad de protección, las autoridades de varios Estados estén respondiendo con políticas restrictivas y muchas veces inhumanas, militarizando sus fronteras, deteniendo a personas migrantes y refugiadas en condiciones precarias, y llevando a cabo devoluciones forzosas sin tener debidamente en cuenta sus solicitudes de asilo o la imposibilidad de retorno.
“Para millones de personas en las Américas, buscar protección internacional es su única opción para conseguir condiciones mínimas de dignidad y acceso a derechos fundamentales, como la salud, la alimentación y la seguridad”, dijo Erika Guevara Rosas.
“Si los y las jefas de Estados de la región llegan a acordar un pacto migratorio, tiene que ser una herramienta colaborativa centrada en la garantía de los derechos humanos y capaz de dar soluciones efectivas y duraderas. Los Estados deben adoptar medidas coordinadas para proteger a las personas migrantes y refugiadas en las Américas, teniendo en consideración enfoques diferenciados para la atención específicas de grupos en riesgo, como niñas y niños migrantes no acompañados, mujeres, y personas LGBTI, entre otros.”
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