La liberación hoy del político de oposición Merera Gudina y de cientos de personas detenidas más en Etiopía debe ser únicamente el primer paso hacia la libertad de todos los presos y presas de conciencia en este país de África oriental. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional hoy, cuando 528 personas detenidas han sido liberadas de varias cárceles.
“Aunque, por supuesto, se trata de una medida satisfactoria, la liberación hoy de Merera Gudina y otras personas detenidas no debe ser la última. Cientos de presos y presas de conciencia siguen consumiéndose en la cárcel, acusados o procesados por ejercer legítimamente su libertad de expresión, o simplemente por defender los derechos humanos”, ha manifestado Netsanet Belay, director de Investigación y Trabajo de Incidencia sobre África de Amnistía Internacional.
Las autoridades etíopes deben poner en libertad inmediata e incondicional a todos los presos y presas de conciencia que continúan en la cárcel, incluidos los que ya han sido declarados culpables […]
Netsanet Belay, director de Investigación y Trabajo de Incidencia sobre África de Amnistía Internacional
“Las autoridades etíopes deben poner en libertad inmediata e incondicional a todos los presos y presas de conciencia que continúan en la cárcel, incluidos los que ya han sido declarados culpables; estas personas no han hecho nada malo y, para empezar, no deberían haber sido detenidas. El mantenerlas recluidas equivale a perpetuar la grave injusticia que ya llevan soportando valientemente durante demasiado tiempo.”
“Las autoridades también deben tomar medidas urgentes para garantizar que estas detenciones indebidas no siguen produciéndose, y eso incluye derogar o reformar sustancialmente todas las leyes represivas en virtud de las cuales están detenidos la mayoría de los presos y presas de conciencia, incluida la draconiana Proclamación Antiterrorista.”
Estas liberaciones se han producido después de que el primer ministro Hailemariam Desalegn anunciara planes de poner en libertad a líderes de la oposición política y a cientos de personas más y de cerrar la Prisión de Maekelawi en la capital, Addis Abeba, un tristemente famoso centro de detención en el que se cometían actos generalizados de tortura.