El verano pasado, la Copa Mundial de la FIFA 2018 se celebró en diferentes ciudades de Rusia. Millones de turistas viajaron al país para ver los partidos y apoyar a sus equipos. Amnistía Internacional y las plataformas locales Trava y Opened Map se asociaron para ofrecer una alternativa a las excursiones típicas para turistas: una gira de derechos humanos.
Durante el mes de la Copa Mundial, Amnistía Internacional se centró en difundir el mensaje principal de la campaña Valiente, “Sé audaz” (Be Bold), promoviendo el Equipo Valiente, compuesto por 11 defensores y defensoras de los derechos humanos de Rusia. En el contexto de la competición futbolística, Amnistía quería llamar la atención hacia la manera en que las historias de activistas de derechos humanos inspiran tanto como las victorias deportivas.
La gira de derechos humanos fue una iniciativa específica cuyo objetivo era contar la “historia de derechos humanos” de ciudades rusas a través de los espacios, los lugares emblemáticos y los puntos turísticos de la ciudad. Olga Polyakova, coordinadora del proyecto, dice que querían mostrar “la situación de los derechos humanos en Rusia” y hablar de los “defensores y defensoras de los derechos humanos que están tratando de mejorar la situación de esos derechos”.
La gira recorrió el distrito histórico, la zona más visitada por el turismo. “Queríamos llamar la atención hacia algo distinto de las típicas visitas turísticas —dice Polyakova—. Empezamos con la historia de Vavilov, [científico que sufrió represión y que fue encarcelado porque su investigación no convenía a los intereses del gobierno], continuamos con la Segunda Guerra Mundial, y luego con los primeros defensores y defensoras de los derechos humanos —nos cuenta— en el lugar donde Pavlenskii protestó quemando neumáticos, hablamos de los principales activistas y de quienes luchan por la paz.” Estos temas siguen siendo muy actuales, ya que “los intelectuales que realizan investigación histórica pueden sufrir represión por investigar la historia del siglo XX si sus estudios no convienen a los ‘intereses de Rusia’”, señala Polyakova. Cada gira terminaba hablando del futuro, y del estado y la situación actuales de cada tema tratado, desde la reunión pacífica hasta la libertad de expresión.
La gira era interactiva: los participantes podían hacer preguntas y sugerencias, y la gira se desarrollaba de acuerdo con esas sugerencias. “Imprimimos una lista de derechos y libertades […] para que los participantes pudieran ver sobre qué violaciones de derechos humanos escuchaban hablar”, cuenta Polyakova.
Para preparar las giras, los organizadores debatían con distintos activistas las cuestiones de derechos humanos que eran visibles en la ciudad, centrándose en el último siglo. “Mientras trazábamos un mapa de la ciudad, quedó patente que puedes contar una historia de violaciones de derechos humanos o represión estatal prácticamente en cada casa del centro. Hasta entonces, nunca lo había pensado”, declara Petr Voskresinskiy, guía y cocreador de la gira. Una vez que decidieron los temas fundamentales, elaboraron un mapa y, a partir de él, trazaron una ruta que tocaba la variedad más amplia de temas, incluidos la represión, la libertad de expresión y los presos y presas de conciencia.
Al final de las giras, muchos de los participantes estaban deseando saber más y aprender cómo proteger sus derechos. Una persona que participó dijo: “Me di cuenta de lo absurdas que son las acusaciones del Estado contra ciudadanos y ciudadanas y contra defensores y defensoras de los derechos humanos”. Una profesora, cuenta Voskresinskiy, quería saber más sobre la libertad de reunión pacífica, porque “sus estudiantes habían participado en protestas recientes contra la corrupción y habían sido detenidos, y luego habían tenido problemas con la dirección de la escuela”. La profesora no tenía ni idea de qué hacer para ayudarlos, y la gira la inspiró para aprender más.
Para cuando terminó la Copa Mundial, tres guías habían realizado 25 giras para casi 200 participantes. Polyakova recomienda la experiencia a otros activistas, y la califica de excelente herramienta de educación en derechos humanos: “Es una inmersión en la narrativa, en la historia” de los derechos humanos en la ciudad. Según dice: “Ves cómo despierta en la gente el deseo de aprender más y realizar activismo”.
Ivan Gutorov, guía y cocreador de la iniciativa, dice que las giras son “una gran introducción a los problemas de derechos humanos”. Su consejo a los activistas que quieran seguir su ejemplo es “hacer esas excursiones con un equipo de varias organizaciones, para no centrarse en un solo tema”. Ann Petukhova, tercera guía y cocreadora, señaló que “las organizaciones locales de derechos humanos mostraron una actitud muy positiva hacia la gira”, y mencionó que dichas organizaciones “nos abrieron sus puertas y nos explicaron sus actividades diarias, compartiendo con nosotros sus experiencias”.
Stasya Denisova, coordinadora regional de Educación en Derechos Humanos de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central, explica: “Las giras de derechos humanos son un método realmente atractivo para dar a conocer cuestiones de derechos humanos y salir de nuestra cómoda burbuja. Las giras ‘San Petersburgo alternativo’ y ‘Moscú alternativo’ atrajeron a turistas del extranjero y también de muchos lugares de Rusia. Es muy posible multiplicar este proyecto: sólo hay que pensar en los objetivos de aprendizaje sobre derechos humanos que quieres obtener, situarlos en el mapa de Kiev, Ámsterdam o Roma, formar a tus guías y publicar tu oferta en sitios web turísticos populares. Me encantaría hacer esta gira la próxima vez que vaya a, no sé, a Varsovia o Chisinau”.
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