Abdullah al Derazi y Jalal Labbad corren peligro inminente de ejecución después de que el Tribunal Supremo de Arabia Saudí confirmara en secreto sus condenas a muerte sin notificárselo a sus familiares ni a sus abogados. Los dos jóvenes eran menores de 18 años en el momento de la comisión de los presuntos delitos y fueron declarados culpables de delitos relacionados con su participación en protestas contra el gobierno tras juicios manifiestamente injustos que se basaron principalmente en confesiones obtenidas bajo tortura.