Las autoridades hondureñas se niegan a permitir que el defensor de los derechos humanos mexicano Gustavo Castro Soto, único testigo del asesinato de la líder indígena Berta Cáceres, abandone Honduras, y están tratando de hacerle regresar al departamento donde se cometió el crimen. Gustavo Castro ya ha prestado declaración, y teme por su seguridad en Honduras.