Los gobiernos deben tomar medidas para terminar con la violencia contra las niñas en las escuelas

En vísperas del Día Internacional de la Mujer, Amnistía Internacional ha pedido a los gobiernos y las autoridades escolares de todo el mundo, en un nuevo informe que se publica hoy, 6 de marzo, que tomen medidas concretas para poner fin a la violencia contra las niñas, especialmente en las escuelas.   “Los gobiernos están fallando a las niñas en lo más básico. El hecho de que no resuelvan el problema de la violencia contra ellas en las escuelas es inaceptable”, ha dicho Widney Brown, directora general de Amnistía Internacional.

“Prácticamente todos los gobiernos afirman aborrecer la violencia contra las mujeres y las niñas. Las escuelas son lugares donde los gobiernos tienen responsabilidad directa y pueden comenzar a respaldar sus palabras con acciones concretas.”

El informe Escuelas seguras: El derecho de cada niña muestra cómo la violencia sigue siendo omnipresente en las instituciones educativas y en torno a ellas. Desde México a China, las niñas se enfrentan constantemente al peligro de ser agredidas sexualmente, acosadas o intimidadas de camino a la escuela o una vez en ella.

Algunas niñas sufren más la violencia que otras. Las niñas pertenecientes a determinados grupos, como las integrantes de minorías étnicas, las niñas lesbianas o las niñas con discapacidades, corren más peligro que sus compañeras.

En las escuelas hay muchas niñas que sufren violencia psicológica, acoso escolar y humillación. Algunas reciben varazos o golpes en nombre de la disciplina. Las niñas sufren amenazas de agresión sexual de otros estudiantes, escuchan cómo profesores les ofrecen calificaciones más altas a cambio de favores sexuales, e incluso son violadas en la sala de profesores.

Según un estudio de 2006 realizado con niñas escolarizadas de Malawi, el 50 por ciento de ellas afirmaban haber sido tocadas “sin permiso por profesores o compañeros” con alguna intención sexual.

Un estudio realizado en Estados Unidos también mostró que, en las escuelas públicas, el 83 por ciento de las niñas de octavo a undécimo curso (de entre 12 y 16 años) sufrían alguna forma de acoso sexual.

Las agresiones contra las niñas en la escuela tienen efectos inmediatos y a largo plazo.

Las niñas no sólo sufren el efecto de la violencia en su salud física y mental. En el ámbito de la enseñanza, la violencia puede hacer que abandonen los estudios y pierdan toda esperanza de escapar de la pobreza y de la marginación política.

“Suele reconocerse que garantizar a las niñas un acceso significativo a la educación es la clave al empoderamiento de las mujeres. El hecho de que se le niegue recibir una educación repercute toda la vida sobre una mujer”, ha dicho Brown.

Muy a menudo se pasan por alto insinuaciones sexuales agresivas e inadecuadas de los niños en las escuelas con el argumento de que “son cosas de chicos”. Este tipo de conductas a menudo no se denuncia ni se castiga, y así se envía el mensaje de que la violencia contra las mujeres y las niñas es algo aceptable y que la agresión masculina es algo normal.

Personas entrevistadas por Amnistía Internacional en Haití, por ejemplo, coincidieron en opinar que la violencia en las escuelas era un fenómeno generalizado, pero que rara vez se informaba de él. Los castigos corporales, azotar a los niños y niñas con látigos o cables eléctricos, obligarlos a estar al sol de rodillas, privarlos de alimentos, abusar sexualmente de ellos o insultar y maltratar psicológicamente a las niñas eran algo habitual por parte de profesores y personal administrativo.

Las escuelas en zonas de conflicto representan una especial amenaza para las vidas de las niñas que asisten a ellas. La actividad docente también se ve afectada de muchas formas cuando escuelas, profesorado y alumnado son objetivos de la violencia armada. En Afganistán, incendiar las escuelas, especialmente las de niñas, y amenazar o agredir a niñas que asisten a la escuela se han convertido en los últimos años en prácticas cada vez más habituales.

Muchas escuelas siguen cobrando tasas escolares, a pesar de que el derecho internacional dispone que la educación primaria debe ser gratuita. Para muchos menores, las tasas escolares y otros gastos constituyen un obstáculo insuperable, y las niñas tienen más probabilidades que los niños de verse excluidas de las escuelas cuando no hay dinero suficiente para pagar su educación.

Amnistía Internacional ha elaborado un plan de seis puntos, dirigido a autoridades y organismos gubernamentales, incluidas las autoridades escolares, que recomienda, entre otras cosas: Aprobar y hacer cumplir leyes, políticas y procedimientos adecuados que prohíban toda forma de violencia contra las niñas, incluidos los castigos corporales, los insultos, el hostigamiento, la violencia física, el maltrato emocional y la violencia y explotación sexuales. Elaborar planes de acción nacional para crear un ambiente seguro para las niñas, que deberán incluir directrices para los centros de enseñanza y formación obligatoria para docentes y estudiantes. El profesorado, las autoridades escolares y otros funcionarios estatales deberán responder sin demora a los informes de violencia y asegurarse de que se instauran mecanismos de seguimiento adecuados, como investigaciones eficaces y enjuiciamientos penales cuando proceda, así como servicios de apoyo, incluido el tratamiento médico, para víctimas y supervivientes.

Por último, Amnistía Internacional pide a los gobiernos que trabajen para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio acordados en el año 2000 para abordar la violencia y la discriminación contra las niñas. Entre estos objetivos, que tratan de erradicar la pobreza, está conseguir la enseñanza primaria universal y la igualdad entre los géneros, pero los avances conseguidos se miden por el número de niñas que hay en las aulas, sin tratar de resolver la violencia y la discriminación que mantienen a otras fuera de la escuela o las llevan a abandonarla. “Aunque apoya los esfuerzos para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio, Amnistía Internacional cree que lograr la igualdad entre los géneros en el ámbito de la educación exige un mayor compromiso y un esfuerzo inmediato para acabar con la violencia contra las niñas en la escuela. Es difícil aprender cuando cada día de escuela es una lucha contra la violencia”, ha dicho Widney Brown.