Al no hacer rendir cuentas de sus actos a los responsables de casi ninguno de los cientos de homicidios, desapariciones y casos de tortura perpetrados durante la “guerra sucia” emprendida en México en las décadas de 1960, 1970 y 1980, las autoridades mexicanas están de hecho aprobando estos abusos, ha dicho hoy, 27 de marzo, Amnistía Internacional. La organización ha hecho esta declaración tras la confirmación por una corte federal mexicana de una sentencia favorable a Luis Echeverría, ex presidente mexicano, en la que no se hallaban pruebas suficientes contra él para continuar procesándolo por genocidio en relación con la matanza de estudiantes de la plaza de Tlateloclo de Ciudad de México en 1968. “Las graves violaciones de derechos humanos perpetradas en el pasado reciente de México continúan ensombreciendo el presente”, ha dicho Kerrie Howard, directora adjunta del Programa Regional para América de Amnistía Internacional. “La negación de la justicia, la verdad y la reparación a las víctimas es un hecho que se repite a diario, ya que la impunidad de las violaciones de derechos humanos sigue siendo el mayor obstáculo para que México establezca instituciones de justicia creíbles y capaces de respetar y defender las normas internacionales de derechos humanos y proteger a sus ciudadanos”. El fracaso de este último caso es síntoma de que ni los sucesivos gobiernos y legislaturas de México ni los tribunales y fiscales han estado a la altura ni han cumplido los compromisos del país en materia de derechos humanos. Los graves crímenes del pasado no se esfuman si el Estado no los juzga eficazmente, sino que dejan un legado de impunidad e injusticia que florece en el actual clima de inseguridad y delitos violentos. México no podrá avanzar si no se enfrenta a su pasado. El gobierno del presidente Calderón no ha reconocido ni abordado el legado de violaciones de derechos humanos del país. Es hora de que esto cambie y que los poderes del Estado hagan un esfuerzo concertado para garantizar la verdad, la justicia y la reparación a las víctimas y a sus familias.
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