Resumen
En todo el mundo hay 476 millones de personas indígenas, que se distribuyen por más de 90 países. Estas personas pertenecen a más de 5.000 pueblos indígenas diferentes que hablan más de 4.000 lenguas. La población indígena representa aproximadamente un 5 % de la población mundial. La inmensa mayoría —el 70%— vive en Asia.
Aunque difieren en costumbres y culturas, todas estas personas se enfrentan a las mismas realidades, de igual dureza: desalojos de sus tierras ancestrales, negación de oportunidades para expresar sus culturas, agresiones físicas y trato como ciudadanos y ciudadanas de segunda. Con frecuencia, los pueblos indígenas son marginados y sufren discriminación en los sistemas legales de sus países, con lo que se ven expuestos en mayor medida a actos de violencia y abusos. Los defensores y defensoras indígenas de los derechos humanos que alzan la voz sufren intimidación y violencia, respaldadas a menudo por el Estado. Además, pueden ser agredidos físicamente o ser asesinados sólo por pertenecer a pueblos indígenas.
Iniciativas pacíficas de pueblos indígenas con las que éstos pretendían mantener su identidad cultural o ejercer el control sobre sus tierras ancestrales —ricas, a menudo, en recursos y biodiversidad— han dado lugar a acusaciones de traición y terrorismo.
La discriminación es la razón por la cual el 15% de la población mundial que vive en la pobreza extrema está formado por personas indígenas. En todo el mundo, estos pueblos sufren también índices más altos de carencia de tierras, desnutrición y desplazamiento interno que otros grupos.
Amnistía Internacional viene trabajando desde hace tiempo en defensa de los derechos de los pueblos indígenas de todas las regiones del mundo y exige a los Estados aplicar y desarrollar urgentemente leyes para proteger sus tierras, sus culturas y sus medios de sustento.

Datos clave
¿Quiénes son los pueblos indígenas?
Para identificar un pueblo indígena se pueden contrastar ciertas características:
- Sobre todo, se identifican a sí mismos como pueblos indígenas.
- Tienen un vínculo histórico con quienes habitaban el país o la región en el momento en que llegaron personas de otras culturas u otros orígenes étnicos.
- Tienen fuertes lazos con el territorio y los recursos naturales circundantes.
- Tienen sistemas sociales, económicos o políticos propios.
- Tienen lenguas, culturas y creencias propias.
- Son marginados y discriminados por el Estado.
- Mantienen y desarrollan sus entornos y sistemas ancestrales como pueblos específicos.
Cada una de estas características puede tener más o menos importancia en función de la situación. Los pueblos indígenas son también conocidos como primeras naciones, pueblos aborígenes o pueblos nativos. En algunos países, existen términos concretos, como “adivasis” en India o “janajatis” en Nepal.
Los pueblos indígenas tienen una relación especial con la tierra en la viven desde hace generaciones; en ocasiones, desde hace decenas de miles de años. Poseen importantísimos conocimientos sobre la gestión sostenible de los recursos naturales y actúan a modo de guardianes o custodios de la tierra para las generaciones venideras. Perder sus tierras supone una pérdida de identidad.
El derecho internacional y los pueblos indígenas
Los derechos de los pueblos indígenas están recogidos en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, adoptada en 2007.
El Foro Permanente de la ONU para las Cuestiones Indígenas es el órgano central de la ONU encargado de abordar cuestiones indígenas en lo relativo a desarrollo económico y social, cultura, medioambiente, educación, salud y derechos humanos. El Foro se creó en el año 2000.
Derechos de tierras indígenas
El derecho internacional reconoce los derechos de propiedad de los pueblos indígenas sobre las tierras. Los Estados no pueden reubicar a los pueblos indígenas sin su consentimiento libre, previo e informado ni sin ofrecerles una indemnización adecuada.
Las tierras en las que viven los pueblos indígenas albergan más del 80% de la biodiversidad del planeta, y son ricas en recursos naturales, tales como petróleo, gas, madera y minerales. Sin embargo, una y otra vez, tanto gobiernos como empresas privadas se apropian de esas tierras, las venden, las arriendan o, simplemente, las expolian y las contaminan.
Muchos pueblos indígenas han sido arrancados de sus tierras a causa de políticas discriminatorias o de conflictos armados. Los y las activistas indígenas de los derechos de tierras sufren actos violentos, e incluso asesinatos, cuando tratan de defender su territorio.
Debido a abusos contra los derechos humanos relacionados con sus derechos de tierras y su cultura, un número cada vez mayor de pueblos indígenas se ha visto impulsado a abandonar sus tierras y a trasladarse a pueblos y ciudades. Aislados de recursos y tradiciones vitales para su bienestar y su supervivencia, muchos pueblos indígenas sufren aún más marginación, pobreza, enfermedades y violencia, hasta el punto de que, a veces, se extinguen como pueblo.
Caso práctico: Perú
Amnistía hizo campaña en favor de Máxima Acuña Atalaya, campesina de Perú que se enfrentó a una de las mayores compañías mineras de extracción de oro del mundo. La empresa trató de intimidarla para que abandonara su tierra para poder así explotarla. Tras casi cinco años de proceso judicial por cargos penales infundados de usurpación de tierras, la Corte Suprema de Perú resolvió que no había lugar a continuar con el infundado juicio y, en mayo de 2017, se retiraron los cargos contra Máxima.
Más de 150.000 simpatizantes de Amnistía le enviaron mensajes de solidaridad.

¿Cuál es la situación de las mujeres y los niños y niñas indígenas?
Desde India hasta Perú, las mujeres indígenas presentan índices más altos de mortalidad materna, embarazo adolescente y enfermedades de transmisión sexual, y tienen más probabilidades de sufrir violencia.
Es menos probable que las mujeres indígenas acudan a centros de salud cuando se quedan embarazadas a causa de la discriminación y del mal trato que reciben; por tanto, tienen más probabilidades de morir al dar a luz. Por ejemplo, en Panamá y Rusia, las mujeres indígenas tienen aproximadamente seis veces más probabilidades de morir al dar a luz que las mujeres de la población no indígena. El índice de partos entre las adolescentes amerindias es el doble que el de la población guayanesa general. En Kenia, las mujeres masáis tienen el doble de probabilidades de no haber recibido atención prenatal, y en Namibia, las mujeres san tienen 10 veces más probabilidades de dar a luz sin atención cualificada.
En la década de 1990, y violando atrozmente sus derechos humanos, las autoridades del Estado peruano esterilizaron sin su consentimiento, al parecer, a más de 2.000 mujeres indígenas y campesinas. El 22 de enero de 2014, la Fiscalía de Lima archivó el caso y les negó justicia.
En algunos países, las mujeres indígenas sufren índices desproporcionados de violencia doméstica, puesto que se descarga en ellas la frustración y la rabia acumuladas por la discriminación profundamente arraigada de la que es objeto toda la comunidad.
Los niños y niñas indígenas también están expuestos a abusos. En África meridional, los niños y niñas san y de otros pueblos indígenas tienen dificultades para acceder a la educación. En el sureste de Asia, la mayoría de las mujeres y niñas que son objeto de trata transfronteriza proceden de comunidades indígenas.
Caso práctico: Pueblo indígena sengwer
Puedes ayudarnos a apoyar al pueblo indígena sengwer de Kenia
El pueblo indígena sengwer vive en el bosque Embobut desde el siglo XIX, como mínimo. El Servicio Forestal de Kenia, dependiente del Ministerio de Medioambiente y Bosques, pretende desalojar al pueblo sengwer del bosque; las autoridades lo acusan de dañar el bosque, pero el gobierno no aporta ninguna prueba de esa acusación. Las casas de la población sengwer están siendo incendiadas y sus integrantes sufren actos de violencia e intimidación.
Al pueblo sengwer no se lo consultó de forma auténtica en ningún momento, y tampoco se obtuvo su consentimiento libre e informado antes de su desalojo. Se trata de una violación flagrante del derecho tanto keniano como internacional.
Irungu Houghton, director ejecutivo de Amnistía Internacional Kenia

Cambio del Día de la Raza
Un número cada vez mayor de países de las Américas y varios estados de Estados Unidos han sustituido, como fiesta nacional, el Día de la Raza (también conocido como de la Hispanidad, del Descubrimiento o de Colón) por el Día de los Pueblos Indígenas para celebrar la resiliencia y las culturas de los pueblos indígenas de las Américas.
Tradicionalmente, el Día de la Raza se celebraba en muchos países de la región y de otros lugares para conmemorar el aniversario de la llegada de Cristóbal Colón, el 12 de octubre de 1492.
En la actualidad, cada vez se es más consciente de que la llegada de Colón no sólo supuso la llegada de los europeos al Nuevo Mundo, sino también el comienzo de la violencia, la explotación, la represión y el sufrimiento de los pueblos indígenas de todas las Américas.
El Día de los Pueblos Indígenas recibe también los nombres de Día de las Primeras Naciones, Día Nacional de los Pueblos Indígenas (Brasil) o Día de los Nativos Americanos.
Derecho a la libre determinación
En todas partes del mundo se ha negado a los pueblos indígenas el derecho a la libre determinación, principio vinculante de derecho internacional que hace referencia al derecho de los pueblos a determinar libremente su condición política y a proveer asimismo a su desarrollo económico, social y cultural. Muy al contrario, los pueblos indígenas han sufrido la violencia y la opresión tanto de los colonizadores como de la sociedad dominante.
Durante los siglos XIX y XX, Canadá arrebató a las familias indígenas sus hijos e hijas y los llevó a internados financiados por las autoridades federales con la intención de asimilarlos a la sociedad canadiense dominante. En esos “internados indios”, no se les permitía hablar su idioma ni expresar su herencia y su identidad cultural. En consecuencia, se esperaba que las personas aborígenes dejaran de existir como pueblo aparte, con su propio gobierno, cultura e identidad. Se calcula que 150.000 niños y niñas de primeras naciones sufrieron abusos en esas escuelas.
En Australia, también obligaron a asimilarse a la cultura blanca a los niños y niñas aborígenes, a quienes se internó en instituciones, donde sufrieron abusos y abandono. Estos niños y niñas son conocidos como las “Generaciones Robadas”.

Proteger las culturas indígenas
Las personas indígenas sufren exclusión y discriminación sólo por identificarse como pertenecientes a grupos indígenas. La discriminación afecta a su vida diaria y limita sus derechos a la educación, la atención sanitaria y la vivienda.
En todo el mundo, la esperanza de vida de la población indígena es hasta 20 años menor que la de la población no indígena.
En términos de población penitenciaria, analfabetismo y desempleo, los pueblos indígenas suelen ocupar los primeros puestos. En todo el mundo, estos pueblos sufren también índices más altos de pobreza, carencia de tierras, desnutrición y desplazamiento interno.
Los conocimientos indígenas son fundamentales para el medioambiente
Aunque representan sólo el 5% de la población mundial, los pueblos indígenas salvaguardan el 80% de la biodiversidad del planeta.
Más del 20% del carbono almacenado en la superficie de los bosques de todo el mundo se encuentra en tierras administradas por pueblos indígenas de la cuenca amazónica, Mesoamérica, República Democrática del Congo e Indonesia.
Su profundo conocimiento del mundo natural hace que los bosques y la biodiversidad florezcan en cualquier lugar donde los pueblos indígenas controlen la tierra. Su empleo sostenible de la tierra contrarresta el cambio climático y fomenta la resiliencia frente a las catástrofes naturales.
Debemos apoyar a los pueblos indígenas y preservar sus conocimientos como herramientas vitales para proteger el medioambiente y abordar el cambio climático.
¿Cómo apoya Amnistía Internacional a los pueblos indígenas?
Amnistía Internacional trabaja con los pueblos indígenas para elaborar leyes —que hacen falta con urgencia— a fin de proteger sus tierras, su cultura y sus medios de vida, En el ámbito internacional, los pueblos indígenas han hecho oír sus voces y han presionado a los gobiernos. Amnistía Internacional los ha apoyado, por ejemplo, en la redacción de la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (2007).
La organización también apoya a los pueblos indígenas en la reclamación de sus tierras. Después de más de 20 años de vivir en condiciones deplorables junto a una transitada carretera, la comunidad indígena Sawhoyamaxa de Paraguay ganó la batalla legal para volver a sus tierras ancestrales en 2014.
“Los indígenas sólo lloramos cuando logramos nuestra libertad. Y hoy es como si estuviéramos saliendo de una cárcel. Por eso, muchos lloraron de la emoción.” – Carlos Marecos, líder comunitario de la comunidad indígena Sawhoyamaxa

Amnistía Internacional pide
Los gobiernos deben aplicar leyes y políticas que hagan realidad la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, sobre todo en lo relativo a los siguientes aspectos:
• Consultar de manera efectiva a los pueblos indígenas para obtener su consentimiento libre, previo e informado en las decisiones que les afectan.
• Mantener sus identidades culturales propias.
• Vivir sin discriminación y sin la amenaza del genocidio.
• Tener acceso seguro a las tierras y a unos recursos esenciales para su bienestar y sus estilos de vida.