Las autoridades israelíes deben poner en libertad inmediata e incondicional a Ahmed Qatamesh, intelectual, escritor y analista político palestino de 67 años que ha sido detenido arbitrariamente mediante una orden de detención administrativa de tres meses. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional.
Ahmed Qatamesh fue detenido durante una redada efectuada en su casa antes del amanecer el 14 de mayo de 2017. Tres días después, un mando militar firmó una orden administrativa para mantenerlo detenido durante tres meses, a pesar de que no se le ha acusado de ningún delito. Está previsto que un tribunal militar israelí confirme la detención en breve. En virtud de la política israelí sobre detención administrativa, es habitual la detención indefinida de palestinos por motivos de seguridad, sin cargos ni juicio, utilizando órdenes de detención renovables de hasta seis meses.
“Una vez más, parece que Ahmed Qatamesh va a ser sometido a la implacable política israelí de la detención administrativa. Amnistía Internacional cree que ha sido detenido únicamente a causa de sus actividades y escritos políticos no violentos, y para disuadir del activismo a otros palestinos. La confirmación ahora de la orden de detención administrativa contra él supondría una violación flagrante de su derecho a la libertad de expresión”, ha manifestado Magdalena Mughrabi, directora adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.
Ahmed Qatamesh no debe pasar un minuto más entre rejas.
Magdalena Mughrabi, directora adjunta para Oriente Medio y el Norte de África
“Ahmed Qatamesh no debe pasar un minuto más entre rejas, no digamos ya permanecer detenido sin cargos ni juicio durante tres meses. Es preso de conciencia y debe ser excarcelado de inmediato y sin condiciones.”
“Durante décadas, Israel ha utilizado su cruel política de detención administrativa para pisotear los derechos de los detenidos palestinos. En lugar de detener indefinidamente a palestinos sin cargos ni juicio, Israel debería poner fin a su uso de la detención administrativa, que provoca un enorme sufrimiento emocional a los detenidos y sus familias, y los deja en un estado de incertidumbre permanente.”
Durante décadas, Israel ha utilizado su cruel política de detención administrativa para pisotear los derechos de los detenidos palestinos.
Magdalena Mughrabi, directora adjunta para Oriente Medio y el Norte de África
No es la primera vez que Ahmed Qatamesh es preso de conciencia. En total, ha pasado más de ocho años en detención administrativa bajo custodia de las autoridades israelíes. Fue puesto en libertad de su última detención administrativa en diciembre de 2013.
Según su familia, en 2016 había sido citado a interrogatorio en dos ocasiones por las autoridades de inteligencia militar israelíes. Le advirtieron de que dejara de escribir y hablar, o podría “meterse en problemas”. Las dos veces se negó a acudir: dijo al servicio de inteligencia militar que es un escritor e intelectual, y que diría y escribiría lo que quisiera.
De los más de 6.500 palestinos encarcelados en prisiones israelíes, más de 500 permanecen bajo detención administrativa sin cargos ni juicio. El final de la práctica israelí de la detención administrativa es una de las demandas de la huelga de hambre que están llevando a cabo centenares de presos palestinos recluidos por las autoridades israelíes.
Ahmad Qatamesh, comentarista político y catedrático de universidad, ha criticado abiertamente a las autoridades tanto israelíes como palestinas, y también el acuerdo de Oslo: un acuerdo provisional que entregó a las autoridades palestinas el control parcial de algunas zonas de los Territorios Palestinos Ocupados. Ha pedido un cambio fundamental en el panorama político y en la estrategia de los palestinos, y que se ponga fin a las divisiones entre Hamás y las autoridades palestinas; además, ha subrayado el descontento de la población palestina con sus dirigentes. Sus escritos han analizado diversas propuestas de sistemas alternativos de gobernanza entre palestinos e israelíes. Ahmad Qatamesh ha participado asimismo con frecuencia en programas de radio y televisión. Muy recientemente, se pronunció enérgicamente en favor de la huelga masiva de hambre emprendida por presos palestinos y en favor de la necesidad de que se preste apoyo político a los derechos de la población palestina.
En una reunión mantenida con su abogado el 21 de mayo en la prisión de Ofer, Ahmed Qatamesh dijo que, desde su detención, no le habían interrogado. También anunció que había dejado de tomar su medicación en la cárcel en protesta por su detención y reclusión arbitrarias. Su familia está sumamente preocupada por su salud. Su esposa, Suha Barghouti, dijo a Amnistía Internacional que el duro trato y la desatención médica que ha sufrido en prisión le han dañado el oído interno, y le han afectado al equilibrio.
Según Suha Barghouti, desde que fue excarcelado en 2013, su esposo también ha sufrido problemas tales como desmayos y lagunas mentales. “En los últimos meses ha mejorado, pero me preocupa muchísimo lo que esta nueva detención puede hacerle. Ya no es tan joven ni fuerte como antes”, ha declarado.
Algunos testigos han descrito a Amnistía Internacional la operación nocturna que dio lugar a la detención de Ahmed Qatamesh el 14 de mayo. Hacia las cuatro de la madrugada, entre 40 y 50 soldados israelíes en al menos siete todoterrenos militares y un vehículo blindado llegaron al barrio de Al Bireh, en Ramala, donde vivía anteriormente Ahmed Qatamesh. Según los testigos, los soldados echaron abajo la puerta delantera de su antigua casa, sólo para encontrarla vacía. Luego echaron abajo las puertas de los vecinos, antes de trasladarse a los domicilios familiares de los hermanos de Ahmed Qatamesh.
Hacia las cuatro y media de la madrugada, los soldados irrumpieron en las casas de dos de sus hermanos, y despertaron a las dos familias. Al no encontrar tampoco allí a Ahmed Qatamesh, obligaron a su hermano Khaled a indicarles dónde se encontraba su domicilio actual, allí cerca. Según el relato de Khaled Qatamesh, los soldados lo obligaron a caminar delante de ellos y a llamar a la puerta, utilizándolo “como una especie de escudo”. Khaled trató de calmar a los soldados, explicando que su hermano es mayor y duro de oído, y que no había ninguna necesidad de actuar con violencia o echar abajo la puerta. Finalmente, Ahmed Qatamesh se despertó y abrió la puerta. Los soldados le dijeron que se vistiera y se lo llevaron en el vehículo blindado. No registraron la casa, ni se llevaron ningún material, según el hermano de Ahmed Qatamesh.
“Algunos de mis primeros recuerdos de cuando tenía siete u ocho años son de soldados israelíes irrumpiendo en nuestra casa en plena noche, asustándonos a todos y tratando de hacernos vivir con miedo”, dijo Khaled Qatamesh. “Y aquí estoy, con 54 años y enfrentándome aún a las mismas tácticas. Ahora son mis hijos los que adquieren esos terribles recuerdos. Aterrorizan a toda la familia”.