Estados Unidos: Debe cerrar Guantánamo y poner fin a su hipocresía en materia de derechos humanos

El hecho de que el campo estadounidense de detención de Guantánamo, Cuba, siga en funcionamiento es un buen ejemplo del doble rasero que aplica Estados Unidos en cuestiones de derechos humanos, ha manifestado Amnistía Internacional hoy, casi cinco años después de que el presidente Obama firmara una orden ejecutiva para cerrar el centro. 

“El 22 de enero de 2009, el presidente Obama ordenó el cierre de Guantánamo en el plazo de un año; fue una de las primeras decisiones oficiales tras tomar posesión de su cargo”, ha recordado Erika Guevara Rosas, directora del Programa de Amnistía Internacional para América.

“Cinco año después, esta promesa de cambio se ha convertido en un fracaso en materia de derechos humanos que amenaza con empañar el legado del presidente Obama, como ha hecho con el de su predecesor.”

Doce años después de que se llevara a Guantánamo a los primeros detenidos, en aviones donde iban sujetos con correas como si fueran carga, todavía hay allí más de 150 hombres. La mayoría de ellos se encuentran recluidos sin cargos ni juicio. 

Algunos serán juzgados conforme a un sistema de comisiones militares que no cumple las normas internacionales sobre juicios justos. De los casi 800 hombres que han estado recluidos allí, menos de un uno por ciento han sido declarados culpables por la comisión militar, y en la mayoría de los casos lo han sido tras negociar un acuerdo sobre la condena antes del juicio. 

Estados Unidos espera que otros países hagan lo que él se niega a hacer: aceptar a detenidos liberados que no puedan ser repatriados. Debido a ello pueden continuar recluidos incluso los que consigan que se dicte un fallo judicial contra su detención. El traslado a Eslovaquia, el mes pasado, de tres hombres de etnia uigur chinos se llevó a cabo más de cinco años después de haber sido declarada su detención ilegal por un juez federal estadounidense. 

Más de 70 detenidos, en su mayoría yemeníes, han resultado “aprobados para el traslado”, pero la administración considera que la situación de seguridad en sus países de origen y otros problemas son motivo suficiente para retrasar su salida de Guantánamo. 

“Los detenidos de Guantánamo están en un limbo, con su vida en suspenso años y años Muchos han sufrido graves violaciones de derechos humanos, como desaparición forzada y tortura, pero se les ha bloqueado sistemáticamente el acceso a una reparación, y la rendición de cuentas ha sido mínima”, ha explicado Erika Guevara Rosas.

“Durante todos los años que lleva manteniendo en funcionamiento el campo de detención de Guantánamo, Estados Unidos ha seguido proclamando su compromiso con las normas internacionales de derechos humanos. Si el responsable del vacío que representa Guantánamo en materia de derechos humanos fuera otro país, seguramente habría recibido la condena de Estados Unidos. Ha llegado el momento de que las autoridades estadounidenses dejen de aplicar este doble rasero.”

Amnistía Internacional pide a las autoridades de Estados Unidos que garanticen que se llevan a cabo investigaciones independientes e imparciales sobre todas las denuncias creíbles de violaciones de derechos humanos perpetradas en Guantánamo o contra personas detenidas en cualquier otro lugar. Deben hacer públicos los resultados y poner a disposición judicial a todo responsable de delitos de derecho internacional, cualquiera que sea o haya sido su cargo. 

Hay que dejar de mantener en secreto las violaciones de derechos humanos cometidas por militares y miembros de los servicios de inteligencia estadounidenses, ha manifestado Amnistía Internacional. 

“La impunidad de los delitos de derecho internacional, como tortura y desaparición forzada, perpetrados contra personas detenidas, incluidas las de Guantánamo, es una injusticia permanente con la que Estados Unidos incumple gravemente sus obligaciones internacionales”, ha afirmado Erika Guevara Rosas.

Amnistía Internacional pide que se proporcione realmente acceso a una reparación significativa a todas las víctimas de violaciones de derechos humanos cometidas por Estados Unidos, incluidas las que están o han estado detenidas en Guantánamo.