Miembros de diversas fuerzas de seguridad acometieron contra quienes se manifestaban en la ciudad iraquí de Nasiriya durante la noche y, para cuando llegó la mañana, habían matado al menos a 25 personas y herido a decenas más. Así lo ha confirmado Amnistía Internacional tras entrevistar a testigos presenciales y verificar una decena de vídeos e imágenes del lugar de los hechos.
La organización ha instado a las autoridades iraquíes a frenar a sus fuerzas de seguridad, mientras se recibe información de que el jueves por la tarde se utilizó munición real contra manifestantes en Nasiriya.
Las escenas de Nasiriya esta mañana se parecían más a una zona de guerra que a una ciudad con calles y puentes. Esta brutal acometida es sólo la más reciente de una larga serie de mortales operaciones en las que las fuerzas de seguridad iraquíes han utilizado una violencia espantosa contra manifestantes mayoritariamente pacíficos.
Lynn Maalouf
El Cuerpo de Verificación Digital de Amnistía Internacional verificó las imágenes que mostraban a soldados cargando mientras disparaban contra los manifestantes con lo que sonaba como armas automáticas cerca del puente de Al Zaitun, en Nasiriya. Muchos otros vídeos verificados muestran a manifestantes que huyen de los disparos, o gritan de miedo y angustia, y atienden a los muertos o heridos a causa de la violencia.
“Las escenas de Nasiriya esta mañana se parecían más a una zona de guerra que a una ciudad con calles y puentes. Esta brutal acometida es sólo la más reciente de una larga serie de mortales operaciones en las que las fuerzas de seguridad iraquíes han utilizado una violencia espantosa contra manifestantes mayoritariamente pacíficos”, ha manifestado Lynn Maalouf, directora de investigación para Oriente Medio de Amnistía Internacional.
“Desde el 1 de octubre han muerto bastantes más de 300 manifestantes en todo Irak, y miles más han resultado heridos o han sido detenidos. Ya es hora de que cese este baño de sangre. La comunidad internacional debe pronunciarse alto y claro, y debe presionar a Irak para que frene a sus fuerzas de seguridad y emprenda investigaciones efectivas e imparciales dirigidas a llevar ante la justicia a los responsables de homicidios ilegítimos y otras violaciones graves de derechos humanos.”
Al menos 25 personas murieron y decenas resultaron heridas en la violencia nocturna de Nasiriya, según una fuente digna de crédito que habló con Amnistía Internacional a condición de mantener su anonimato.
Desde el 1 de octubre han muerto bastantes más de 300 manifestantes en todo Irak, y miles más han resultado heridos o han sido detenidos. Ya es hora de que cese este baño de sangre.
Lynn Maalouf
Un testigo presencial contó a la organización que los manifestantes protestaban pacíficamente en las zonas cercanas a los puentes de Al Nasr y Al Zaitun cuando, hacia las tres de la madrugada, hora local, miembros de las unidades de élite, la unidad antidisturbios y otras fuerzas se presentaron cerca de los puentes con un bulldozer para romper la barricada de los manifestantes. Describió así la violencia que se desató a continuación:
“Abrieron fuego sin interrupción. En cinco minutos se hicieron con el control del puente […] porque no dejaron de disparar y la gente huyó. Vi morir al menos a cinco personas delante de mí. A quienes morían por disparos los dejaban atrás, porque las fuerzas golpeaban a cualquier persona que atraparan. Les vi golpear a gente como si quisieran matarla. Era una catástrofe.”
“Corrimos hacia las casas para escondernos dentro. Las fuerzas dijeron por los megáfonos que, si alguien se escondía en la casa, debía salir, o empezarían a disparar contra las casas. Tuvimos que salir. Seguían disparando. Terminaron agrupando y persiguiendo a los manifestantes que aún quedaban hacia la plaza de Al Habbubi, el lugar tradicional de las protestas. Parecía que la ciudad entera había ido allí a proteger a los manifestantes: hombres, mujeres, niños y niñas. Todo el mundo estaba fuera. Los disparos continuaron sin interrupción hasta las siete de la mañana. En una zona llamada Tarbiya, cerca de Al Habbubi, murió más gente.”
La comunidad internacional debe pronunciarse alto y claro, y debe presionar a Irak para que frene a sus fuerzas de seguridad y emprenda investigaciones efectivas e imparciales dirigidas a llevar ante la justicia a los responsables de homicidios ilegítimos y otras violaciones graves de derechos humanos.
Lynn Maalouf
Según contó el hombre, los residentes locales, enfurecidos por la violencia, arrojaron piedras contra las fuerzas de seguridad y prendieron fuego a la jefatura local de la Unidad de Respuesta de Emergencia de la Policía Federal.
Otro testigo contaba que se dirigió a la zona cercana a los puentes poco después de las tres de la madrugada para retransmitir en directo las protestas. Él también describió cómo se desplegaba una serie de fuerzas de seguridad que lanzó grandes cantidades de gas lacrimógeno y disparó abundante munición real, con la aparente intención de matar, más que de dispersar las protestas. Según este testigo:
“Disparaban directamente contra los manifestantes, pero también al suelo. La gente recibía disparos en el pecho y en el cuello. La mayoría de las heridas estaban en la cabeza, el pecho, el cuello […] se ha informado de que había francotiradores. Es como una ejecución, disparos directos a la cabeza […] Respondíamos a las heridas y las muertes, la calle estaba llena de sangre.”
Este modelo de actuación se ha vuelto demasiado familiar en todo Irak, donde las fuerzas de seguridad matan y hieren ilegítimamente a manifestantes, y despliegan toda una serie de métodos insidiosos para intimidar y detener a quienes participan o a las personas de las que consideran que están ayudando.
Lynn Maalouf
Los residentes locales dijeron a Amnistía Internacional que los manifestantes llevaban congregados en la zona de los puentes de Al Nasr y Al Zaitun desde el fin de semana anterior. El 23 de noviembre, la policía antidisturbios disparó contra quienes se manifestaban: mató a dos personas e hirió a 15. Sin embargo, desde entonces la situación había estado básicamente tranquila hasta esta mañana.
“Este modelo de actuación se ha vuelto demasiado familiar en todo Irak, donde las fuerzas de seguridad matan y hieren ilegítimamente a manifestantes, y despliegan toda una serie de métodos insidiosos para intimidar y detener a quienes participan o a las personas de las que consideran que están ayudando”, ha declarado Lynn Maalouf.
Se trata de violaciones graves de los derechos humanos a la vida, a la libertad de reunión pacífica y a la libertad de expresión, y las autoridades iraquíes deben modificar de inmediato su forma de actuar.
Lynn Maalouf
“Se trata de violaciones graves de los derechos humanos a la vida, a la libertad de reunión pacífica y a la libertad de expresión, y las autoridades iraquíes deben modificar de inmediato su forma de actuar.”
Según la ONG NetBlocks, la conectividad a Internet en Nasiriya se redujo notablemente hacia las cinco y media de la madrugada, coincidiendo con la violenta represión.
Información complementaria
El 1 de octubre de 2019 comenzaron en Irak dos semanas de protestas en todo el país por el desempleo, la corrupción y la mala calidad de los servicios públicos. Las protestas se reanudaron la noche del 24 de octubre en Bagdad y otras provincias, como Karbala, Basora, Babilonia y Diwaniya. Desde el inicio de las protestas, Amnistía Internacional documentó el uso excesivo —y en decenas de casos letal— de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad para dispersar a los manifestantes; ese uso de la fuerza incluyó la utilización de granadas de gas lacrimógeno de uso militar, fuego real y ataques mortales de francotiradores. La organización ha documentado también unaincesante campaña de intimidación y agresión de activistas en Bagdad, incluidas desapariciones forzadas. Más recientemente, la organización documentó la destrucción de tiendas y material médicos en Bagdad cuando las fuerzas de seguridad cargaron en varios puentes y calles cerca de la plaza de Tahrir en un intento de expulsar a los manifestantes de la zona. Amnistía Internacional sigue recibiendo informes de uso excesivo de la fuerza para dispersar a manifestantes, y de nuevos casos de arresto e intimidación de manifestantes.