La ofensiva de Mosul
El 10 de junio de 2014, los combatientes del Estado Islámico capturaron Mosul, la segunda ciudad de Irak, así como las localidades y pueblos circundantes. La población civil de Mosul y otras zonas de la provincia de Ninewa quedó atrapada en el reino de terror del grupo.
El 17 de octubre de 2016, las fuerzas armadas iraquíes y kurdas, con el apoyo de las Unidades de Movilización Popular (PMU), combatientes tribales suníes y la coalición dirigida por Estados Unidos, lanzaron una operación militar para recuperar Mosul. Han reconquistado territorio de las zonas que rodean Mosul y varios barrios del este de la ciudad.
En su intento de frenar el avance de las fuerzas iraquíes, el Estado Islámico ha utilizado a la población civil como escudo humano, la ha desplazado forzosamente y ha perpetrado atentados suicidas con explosivos.
Los abusos contra los derechos humanos y crímenes de guerra cometidos por el Estado Islámico son verdaderamente terribles y tendrán efectos profundos en la región en los años venideros. Pero las investigaciones de Amnistía Internacional muestran que las fuerzas de seguridad iraquíes y kurdas y diversas milicias también han cometido violaciones graves de derechos humanos, como ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y desplazamiento forzado.
En una visita efectuada a la región en diciembre de 2016, Amnistía Internacional habló conmenores de todas las edades que habían sufrido heridas terribles tras quedar atrapados en la línea de fuego.
Actualmente, Irak afronta amenazas muy reales para la seguridad procedentes del Estado Islámico, pero no hay justificación posible para las ejecuciones, la tortura o las desapariciones forzadas.
¿Quiénes son los actores clave del conflicto de Irak?

El Estado Islámico
Limpieza étnica
Las investigaciones de Amnistía Internacionalmuestran que el Estado Islámico ha llevado a cabo una limpieza étnica a una escala catastrófica, dirigida sistemáticamente contra comunidades musulmanas no árabes y no suníes del norte de Irak.
El avance del Estado Islámico en las poblaciones y pueblos de Sinyar, en agosto de 2014, dejó a la población yazidí que no logró huir expuesta al secuestro, la esclavitud y la conversión forzada. Cientos de hombres yazidíes de la región fueron capturados y muertos a tiros a sangre fría. El grupo adoctrinó y reclutó a niños, entre los que había yazidíes cautivos, y los usó en la batalla. Cientos de ellos siguen en paradero desconocido.
Violaciones y otros actos de violencia sexual.
Miles de mujeres y niñas yazidíes secuestradas, algunas de tan sólo nueve años, fueron separadas de sus familiares y luego “regaladas” o “vendidas” a otros combatientes del Estado Islámico en Irak y en Siria. Políticos locales, activistas y profesionales de la salud calculan que el grupo sigue teniendo cautivas a unas 3.800 mujeres, niñas y niños.
Ataques indiscriminados
El Estado Islámico ha reivindicado también la responsabilidad de ataques mortales con explosivos, atentados suicidas y otros actos violentos en Irak, dirigidos a menudo contra la población civil, incluso en santuarios y barrios chiíes.


Las fuerzas gubernamentales iraquíes
Ejecuciones extrajudiciales
Desde finales de 2014, Amnistía Internacional hadocumentado ejecuciones extrajudicialesy otros homicidios ilegítimos perpetrados por las fuerzas iraquíes y las milicias aliadas con ellas.
A finales de octubre de 2016, Amnistía Internacional visitó varios pueblos del sur de Mosul que habían sido recuperados recientemente por las fuerzas iraquíes, y recabó datos que indicaban que a finales de octubre habían sido ejecutadas extrajudicialmente hasta seis personas,aparentemente por sus presuntos vínculos con el Estado Islámico. En algunos casos los hombres eran torturados antes de que los mataran a tiros estilo ejecución.
Reclusión previa al juicio
Las fuerzas iraquíes también han recluido sin cargosni juicio a miles de hombres y niños por sus presuntos lazos con el Estado Islámico. Otros estaban recluidos en condiciones espantosas en centros de detención improvisados y se les impedía contactar con abogados y familiares.
Desapariciones forzadas
Desde la aparición del Estado Islámico en Irak, miles de hombres y niños árabes suníes han sido sometidos a desaparición forzada por las fuerzas de seguridad iraquíes y las milicias. Algunos desaparecieron tras entregarse a las fuerzas progubernamentales o después de haber huido de territorios controlados por el Estado Islámico, mientras que otros fueron detenidos en campos para personas internamente desplazadas y otros asentamientos, puestos de control, viviendas, centros de trabajo, calles y otros lugares públicos.
Desplazamiento masivo
En Irak hay más de tres millones de personas desplazadas internamente, procedentes sobre todo de las provincias de Anbar, Diyala, Ninewa y Salah al Din. Las agencias de la ONU calculan que, a mediados de diciembre, habían huido de Mosul y las zonas circundantes casi 97.000 personas desde que se lanzó la operación militar el 17 de octubre.
Entre julio y noviembre de 2016 Amnistía Internacionalvisitó varios campos que albergan a cientos de miles de personas internamente desplazadasdonde las familias contaron su lucha diaria para sobrevivir en condiciones extremas.
Muchas personas habían arriesgado la vida para huir de zonas controladas por el Estado Islámico para encontrarse ahora atrapadas en campos improvisados donde la ayuda humanitaria es insuficiente. Los desplazados sufren restricciones arbitrarias y discriminatorias a su libertad de circulación, por lo que permanecen confinados en los campos y tienen que depender de la ayuda.
Las Unidades de Movilización Popular
Matar con impunidad
El poder y la influencia crecientes de las milicias chiíes integradas en las PMU ha desembocado en una situación de desgobierno e impunidad en la que los miembros de las milicias matan, secuestran, torturan, someten a desaparición forzada y cometen abusos que en algunos casos constituyen crímenes de guerra.
En enero de 2016, miembros armados de las milicias chiíes cometieron actos violentos de “venganza” por un atentado suicida del Estado Islámico, secuestrando y matando a hombres suníes e incendiando y destruyendo mezquitas, comercios y propiedades suníes de barrios de la localidad de Muqdadiya, en la gobernación de Diyala.
Tras las explosión en el café, las milicias fueron a casas suníes y dispararon a los primeros hombres que abrían la puerta.
“Me voy a dormir por la noche temiendo la mañana. No me queda nada que ofrecer a mis hijos y no soy capaz de mirarles a los ojos.”
Ahmad, padre de siete hijos:
Las Milicias de Movilización Tribal
Ataques punitivos de venganza
Amnistía Internacional habló con testigos del pueblo de Al Makuk, cerca de Mosul, recuperado por las fuerzas iraquíes de manos del Estado Islámico el 20 de octubre de 2016. Contaron que los combatientes de la milicia sabawi suní de Movilización Tribal había entrado en el pueblo tras la retirada del Estado Islámico, pero antes de que llegase el ejército iraquí. En cuanto llegaron empezaron a detener a los hombres y a los niños de más edad.
Un testigo contó que seis miembros de la milicia llevaron a rastras a un hombre hasta el patio de su casa y acusaron a su hermano de pertenecer al Estado Islámico y luego le dieron una paliza brutal delante de su esposa y de sus hijos, tras la cual no podía tenerse en pie.
Lo derribaron al suelo a puntapiés y le aplicaron tres descargas con pistolas taser. Le dieron puñetazos y le pegaron con la culata de sus kalashnikovs.

Las fuerzas armadas kurdas
Destrucción deliberada de bienes de carácter civil
So pretexto de combatir al Estado Islámico y garantizar la seguridad, las autoridades kurdas también han cometido violaciones de derechos humanos, destruyendo deliberadamente bienes de carácter civil, sometiendo a desplazamiento forzado a la población árabe suní yprohibiéndola regresar a sus casas.
Por ejemplo, el 21 de octubre de 2016, después de un ataque sorpresa del Estado Islámico contra la zona de Kirkuk, en poder de los kurdos, las autoridades kurdas llevaron a cabo una oleada de ataques de “venganza”, derribando viviendas y expulsando a centenares de árabes.
Desplazamiento forzado
“Muhayman”, cuyo nombre se ha modificado para proteger su identidad, es un hombre de 40 años que tiene 10 hijos y procede de un pueblo situado al suroeste de Kirkuk. Las fuerzas kurdas lo han obligado a desplazarse en dos ocasiones. Muhayman contó a Amnistía Internacional que el 24 de octubre de 2016, unos hombres con uniforme militar llegaron a la zona de Manshiya del barrio de Wahed Huzairan en la ciudad de Kirkuk y ordenaron a los habitantes que se marcharan a la mañana siguiente. A primera hora del día siguiente los desalojaron a la fuerza, y unas excavadoras demolieron las viviendas a altas horas de la noche.
“Las fuerzas Peshmerga me expulsaron de mi propio pueblo, así que construí una casa aquí […]. Ahora nos hemos vuelto a quedar sin casa, y vivimos todos en la de mi hermano. ¿A dónde pretenden que vayamos?”