Blog: Las barriadas sudafricanas siguen siendo peligrosas para las personas gays, lesbianas y transgénero

Bontle Khalo es una activista por los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI) de KwaThema, una barriada sudafricana conocida en un tiempo como un paraíso para la comunidad LGBTI, cuya convivencia se ha visto recientemente enturbiada por crímenes de odio. Khalo es una voluntaria a tiempo completo del Comité Organizador del Orgullo de Ekurhuleni (EPOC), que cofundó en 2009.

Los asesinatos se cometieron con unos meses de diferencia. El de Girly Nkosi fue en 2009; el de Eudy Simelane, en 2008. Antes de eso, yo no era precisamente una activista, tampoco sabía mucho sobre cuestiones LGBTI. Sólo sabía que era lesbiana.

La primera reacción fue miedo. Y conmoción. No sabíamos que podían pasar estas cosas aquí, en una comunidad tan unida, una comunidad muy pequeña donde las personas LGBTI se sentían libres para ser francas y abiertas. Tampoco conocíamos la expresión “crimen de odio”. Nunca fue algo que experimentásemos realmente.

Ese miedo se convirtió enseguida en ira. Y estábamos decididos a hacer algo. No sabíamos exactamente el qué, pero sabíamos lo que sentíamos, el miedo y la ira; que no queremos volver a sentirnos así nunca más.

Hablamos de hacer la marcha del Orgullo en Ekurhuleni básicamente para entregar un memorando en la comisaría de KwaThema, pidiendo que hicieran algo sobre estos asesinatos. Pero poco después se creó el Comité Organizador del Orgullo de Ekurhuleni y la marcha del orgullo se convirtió en un acto anual.

Participamos en un montón de diálogos en la comunidad. Salimos a la calle, fuimos a las escuelas, a los consultorios médicos, y creo que después de eso teníamos la sensación de que las cosas iban mejor. Sentíamos que la gente estaba mucho más concienciada sobre las cuestiones LGBTI. Y entonces mataron a Noxolo.

Fue algo desgarrador. Me acuerdo de tener la sensación de que el trabajo que estábamos haciendo no era suficiente en ese momento. Creo que los demás compañeros del Comité también tenían, ya sabe, la sensación… esperábamos que las cosas hubieran cambiado. Saber que esto ha ocurrido otra vez. Fue una sensación terrible.

La gente estaba indignada. Venían a la oficina diciendo que querían hacer algo. Un montón de gente quería justicia, quería respuestas, quería que se hiciera algo. Recibimos apoyo de personas que no formaban parte de la comunidad LGBTI. La gente está deseando hacer algo aunque no saben qué porque la policía no está colaborando en esta situación y creo que no hace lo bastante para garantizar que se encuentra a estos perpetradores. La gente sigue estando deseosa de ayudarnos y de ayudarnos a encontrar respuestas.

Creo que cuando la gente piensa en Sudáfrica se dice: “¡Sí, Sudáfrica es un sitio maravilloso para ser lesbiana o gay”, pero esa no es la realidad. Sigue habiendo mucha discriminación e intolerancia a las que no se ha hecho frente y mucho trabajo aún por hacer, sobre todo en las barriadas.

Incluso en las barriadas de Ciudad del Cabo está habiendo muchos crímenes, muchos asesinatos y hay muchas violaciones. Las estadísticas allí son espeluznantes.

Si eres una persona negra lesbiana, gay o transgénero y vives en una barriada, todavía es peligroso; todavía tienes que estar preparado, porque los negros todavía tienen muchas ideas equivocadas.

Sobre todo los hombres sienten aún mucho odio e ira hacia las cuestiones LGBTI relacionadas con las lesbianas.

Personalmente creo que muchos hombres se sienten castrados, pienso que no están de acuerdo con la idea de que las mujeres tengan relaciones entre ellas y hablen tan abiertamente de esas relaciones.

Creo que a principios de la década de 1970, las organizaciones como GLOW (Organización Gay y Lesbiana del Witwatersrand) estaban lideradas por hombres gays. Creo que la gente no tenía problemas con los gays porque eran muy abiertos y llamativos. Todo era diversión y juego para la gente y se sentían cómodos con eso.

Supongo que cuando las lesbianas empezaron a hacerse cada vez más visibles, los hombres se sintieron incómodos. No era como con los gays, a los que podían tomar a broma o ignorar o algo así.

Creo que después del asesinato de Noxolo mucha gente tenía mucho miedo. Es cuando la gente dijo que no se sentía a gusto saliendo por la noche, no se sentía a gusto yendo a ciertos sitios. Los asesinos de Noxolo siguen estando allí, en alguna parte. Lo que le pasó a Noxolo puede repetirse porque no sabemos quiénes son.

Aunque hemos recibido mucho apoyo de otras organizaciones LGBTI de Sudáfrica, es muy importante saber que el mundo entero está también apoyándonos y que apoya el trabajo que estamos haciendo y que quieren que se haga algo sobre el caso de Noxolo.

Desde que nos asociamos con Amnistía Internacional hemos aprendido mucho de ellos y ahora nuestro trabajo es mucho más fácil. De verdad, de todo corazón, significa muchísimo.

Vamos a garantizar que hacemos todo lo que podemos para vivir en el tipo de sociedad en el que nos gustaría vivir. Vamos a trabajar mucho, muchísimo para conseguirlo.