¿Cuál es el problema?
¿Qué dimensión tiene?
¿A quién afecta?
¿Qué se está criminalizando?
- Dar alimentos
- Dar té caliente
- Ofrecer cobijo
- Llevar en su vehículo a personas exhaustas
- Tuitear
- Ayudar a gente en la montaña
- Llevar a niños y niñas a la comisaría de policía
- Encender y apagar las luces del coche
- Informar a la gente sobre sus derechos
- Alertar a la guardia costera de que hay gente ahogándose en el mar
- Salvar a personas en el mar
- Vigilar y denunciar las violaciones de derechos humanos
- Protestar contra las devoluciones a situaciones de detención y tortura
- Manifestarse pacíficamente
- Detener la salida de un vuelo de deportación
- Proteger a personas frente a expulsiones sin el debido procedimiento
La lista tan sólo contiene algunos ejemplos absurdos de casos documentados por Amnistía en toda Europa en los que simples actos de solidaridad acaban siendo enjuiciados penalmente por las autoridades.
¿Cómo se está persiguiendo a quienes ayudan?
Los gobiernos están utilizando diversas medidas para castigar la solidaridad, entre ellas:
- Campañas difamatorias
- Legislación represiva
- La imposición de un código de conducta a las ONG que puede retrasar las operaciones de salvamento en el mar
- Investigaciones penales
- Apertura de procesos e interposición de cargos infundados para llevarlas ante los tribunales
- Hostigamiento e intimidación policiales
- Multas
- Prohibición de entrar a un país
Los gobiernos también están usando indebidamente la legislación contra el tráfico ilícito de personas y contra el terrorismo para reprimir la solidaridad.
La historia de Sarah y Seán
Sarah y Seán son dos defensores de los derechos humanos que se conocieron trabajando como miembros cualificados de equipos de salvamento en Lesbos, Grecia.
Sarah es refugiada de Siria. Su viaje a Europa fue noticia internacional: ella y su hermana salvaron a 18 personas al arrastrar hasta un lugar seguro la embarcación en la que viajaban junto con ellas, que se estaba hundiendo.
Junto con su amigo Séan, joven buzo de profundidad cualificado de nacionalidad alemana que vive en Irlanda, patrullaban Lesbos para avistar embarcaciones en peligro. Decidieron hacerse voluntarios porque no podían quedarse mirando sin hacer nada mientras había gente que se ahogaba.
Su labor humanitaria ayudó a salvar a muchas personas refugiadas, pero, como muchas personas en toda Europa, están siendo criminalizados.
Está previsto que su juicio comience en noviembre de 2021. Se trata de un enjuiciamiento injusto e infundado por cargos muy graves que, en caso de desembocar en una sentencia condenatoria, podría acarrear penas de hasta 25 años de prisión.
Más de setecientas mil personas de todo el mundo han apoyado a Sarah y Seán y se dan cuenta de que su procesamiento es absurdo. Sarah y Seán estaban salvando vidas en el mar; salvar vidas no es delito.
El enjuiciamiento de personas como Sarah y Seán es una táctica problemática de gestión de la migración en Grecia con la que se pretende disuadir a la población de ofrecer solidaridad a personas refugiadas y migrantes, así como obstaculizar la vigilancia independiente de violaciones de derechos humanos. Está teniendo un efecto intimidatorio que ha llevado a abandonar Lesbos a mucha de la población que ofrecía asistencia a personas refugiadas y migrantes.
Lo que está a juicio aquí es la solidaridad: personas decentes como Sarah y Seán no deben pagar el precio de la crueldad de Grecia y Europa en la frontera.
SI ME PREGUNTAS AHORA SI CAMBIARÍA ALGO, INCLUSO SABIENDO QUE MI VIDA SE TRASTOCARÍA POR COMPLETO, PUEDO DECIR QUE HARÍA EXACTAMENTE LO MISMO.
Sarah Mardini
El efecto intimidatorio sobre la solidaridad en Grecia
Durante años, Grecia ha sido uno de los principales países de llegada de personas migrantes y refugiadas a Europa. No obstante, desde que en 2016 se firmó el acuerdo migratorio UE-Turquía, el país ha adoptado un enfoque migratorio cada vez más duro, manteniendo las condiciones de acogida inadecuadas en los campos de personas refugiadas y cometiendo graves violaciones de los derechos humanos de las personas que intentan cruzar la frontera. Este cambio también ha venido acompañado de una creciente hostilidad hacia las personas y los grupos que trabajan brindado apoyo a personas refugiadas y migrantes.
Además de proyectar una imagen negativa de las ONG y su labor en el debate público, las autoridades griegas utilizan indebidamente la legislación contra el tráfico ilícito de personas para actuar contra activistas y criminalizar la solidaridad con personas refugiadas y migrantes.
Las autoridades griegas han iniciado investigaciones y emprendido procesos penales contra personal de ayuda humanitaria, miembros cualificados de equipos de salvamento y activistas. Tras la detención de Sarah Mardini y Seán Binder, se han anunciado cargos penales graves contra otras ONGy su membresía.
La estigmatización y la criminalización de quienes ayudan han empeorado el entorno en el que operan las personas y las organizaciones.
Además de utilizar el Código Penal para obstaculizar las actividades de las ONG, en abril y septiembre de 2020 las autoridades griegas aprobaron nueva legislación que afecta a las ONG y otras entidades que trabajan en las áreas de migración, asilo e integración social, al imponerles requisitos onerosos e invasivos que vulneran su derecho a la libertad de asociación.
Salvar vidas en el mar
El otros lugares de Europa se han llevado a cabo campañas difamatorias e investigaciones penales contra miembros de operaciones de salvamento marítimo. Se ha bloqueado en el puerto o se han confiscado barcos de ONG, lo que ha reducido el número de embarcaciones disponibles para salvar a gente de morir ahogada.
En España, el gobierno bloqueó arbitrariamente dos barcos de salvamento durante meses, impidiéndoles salvar vidas en el Mediterráneo central.
En Italia se ha obligado a las ONG de salvamento a aplicar un “código de conducta” que puede retrasar las operaciones de salvamento y se las ha investigado sólo por salvar vidas. Las cosas empeoraron en 2019, cuando Italia cerró los puertos y aprobó legislación que prohibía a las ONG entrar en sus aguas territoriales, a riesgo de ser multadas.
En Grecia, dos miembros cualificados de equipos de salvamento pasaron meses en prisión provisional tras ser detenidos por las autoridades griegas por ayudar a personas refugiadas que llegaban a la isla de Lesbos.
The Iuventa Crew
On 2 August 2017, Italian prosecutors ordered the seizure of the Iuventa, the ship of German rescue NGO Jugend Rettet. Despite rescuing 14,000 people, 10 members of the crew were under investigation for facilitating the irregular entry of refugees and migrants in relation to three separate rescue operations that happened in 2016 and 2017.
The independent organisation Forensic Architecture has reconstructed the events and gathered evidence showing that the Iuventa crew were saving lives.
The case against the crew has remained largely the same since the beginning of the investigation over four years ago, although in January 2021 charges were dropped against six crew members. The remaining four are still living in limbo, their lives on hold due to the pending criminal trial. Amnesty calls for the investigation to be dropped.
LOS 10 DEL IUVENTA LLEVAN DOS AÑOS Y MEDIO EN EL LIMBO, CON SU VIDA EN SUSPENSO, EN ESPERA DE UN PROCESO PENAL. AMNISTÍA PIDE QUE SE CIERRE LA INVESTIGACIÓN.
Elisa de Pieri (investigadora de Amnistía)
Los tres de El Hiblu
En Malta se está procesando por cargos graves que podrían acarrear condenas a cadena perpetua a tres adolescentes solicitantes de asilo. ¿Su delito? Defenderse y proteger a otras más de 100 personas cuando el capitán del buque que los rescató intentó llevarlos de regreso a Libia ilegalmente.
En Libia corrían un riesgo real de sufrir abusos indescriptibles, entre ellos la reclusión en condiciones inhumanas en un centro de detención, la extorsión y la tortura y otros malos tratos.
Amnistía pide a las autoridades de Malta que retiren los cargos infundados. Amnistía está orgullosa de formar parte de la Comisión de libertad para los tres de El Hiblu —puesta en marcha en octubre de 2021— y sumar fuerzas con otros para exigir a las autoridades maltesas que desestimen la causa.
CUANDO VES A UNA PERSONA EXHAUSTA, QUE NO CAMINA, LE DAS LA MANO..
Pierre Mumber, guía de montaña francés
Ayudar a gente en la montaña
Quienes viven en zonas montañosas saben que este tipo de terreno puede ser implacable y peligroso, especialmente para quienes no están familiarizados con él. Por eso en los Alpes nevados, en la frontera de Francia con Italia, una red de solidaridad intenta evitar la muerte de las personas refugiadas y migrantes que cruzan de Italia a Francia.
Los miembros de la red intentan garantizar que las personas refugiadas y migrantes conocen plenamente los riesgos, les proporcionan mapas, calzado resistente y ropa de abrigo para mantenerse a salvo en la montaña, y ofrecen ayuda a las que se pierden y necesitan regresar a un lugar seguro.
Cristina, una voluntaria de Soccorso Alpino, dijo: “Para mí, ayudar forma parte de mi amor por la montaña. La solidaridad consiste en cuidar de otras personas. En el Valle de Susa, somos una familia cuyos miembros se ayudan mutuamente”.
En el lado francés de la frontera, en el pueblo de Briançon, la gente ha organizado salidas a la montaña en esquís o a pie para buscar a personas refugiadas y migrantes que puedan necesitar ayuda.
En el lado italiano de la frontera, las autoridades apoyan los actos de solidaridad, pero en el lado francés esos mismos actos se castigan.
También se han criminalizado otras acciones solidarias. Se declaró culpables a siete personas que participaron en una marcha espontánea contra la presencia de un grupo contra la migración, que había llegado a la zona de Briançon en abril de 2018, creando un clima de miedo. Durante la protesta, una persona migrante entró a Francia de forma irregular, lo que permitió a las autoridades utilizar indebidamente el cargo de ayuda a la inmigración irregular para reprimir la protesta.
SOY MUY MODESTA, NO PIDO NADA IMPOSIBLE… NO SE DEBERÍA EXPULSAR A LAS PERSONAS VULNERABLES Y A LAS QUE TIENEN FAMILIA.
Anni Lanz
Anni Lanz, mujer de 73 años que lleva más de tres décadas defendiendo los derechos de las personas refugiadas, fue declarada culpable y multada por cruzar la frontera de Italia a Suiza llevando en su coche a un solicitante de asilo afgano sin techo que se estaba congelando. Anni sabía que el hombre estaba desesperado por reunirse con su hermana en Suiza y que tenía graves problemas mentales a raíz de la muerte de su esposa y su hijo.
En Suiza se ha procesado y condenado a varias personas, entre ellas un pastor, simplemente por proporcionar cobijo a personas refugiadas o ayudarlas a acceder a los mecanismos de protección. También se han abierto procesos contra personas migrantes y refugiadas por ayudar a amistades y familiares.
¿Por qué está pasando esto?
Los gobiernos de la región han puesto un creciente énfasis en limitar y disuadir las llegadas a Europa. Para lograrlo, han convertido en actos procesables las acciones de solidaridad de la ciudadanía que consideran que pueden alentar la migración. Cuando las autoridades procesan a quienes prestan ayuda, crean un entorno hostil que disuade a otras personas de ofrecer solidaridad y ayuda a las personas refugiadas y migrantes.
Ante las multas y el coste de su asistencia jurídica, las ONG y los defensores y defensoras de los derechos humanos a quienes se está criminalizando se ven obligados a dedicar parte del tiempo y los recursos de que disponen para su labor humanitaria a defenderse de cargos infundados.
Tales actos de amabilidad y humanidad no son actos delictivos. ¿Cómo puede ser, entonces, que se esté procesando por ellos a ciudadanos y ciudadanas europeos?
PARA MÍ AYUDAR ES LO NORMAL. NO SABÍA QUE ESTABA PROHIBIDO. AYUDAR ES MI DEBER COMO SER HUMANO.
“Valerie”
¿Cómo podemos parar esto?
Las autoridades deben dejar de criminalizar a los defensores y defensoras de los derechos humanos y garantizar que la gente goza de libertad y seguridad para ayudar a los demás. Ayudar a los demás es algo que hay que aplaudir, no juzgar en los tribunales.
Las autoridades europeas deben retirar los cargos contra quienes no han hecho más que ofrecer solidaridad a personas refugiadas y migrantes. Las autoridades deben dejar de usar indebidamente leyes sobre el tráfico ilícito de personas contra quienes actúan por humanidad para ayudar a quienes lo necesitan.
Los gobiernos europeos podrían hacerlo reformando la legislación a fin de garantizar que sólo se enjuicia a quienes obtienen un beneficio material.
La solidaridad debe ser celebrada, no castigada.
¿Qué puedes hacer?
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Like in the case of the Briançon 7 who were convicted for facilitating irregular entry of foreign nationals into France after taking part in a protest march in support of asylum-seekers from Italy into France. Amnesty International and others campaigned against this unfair conviction in their thousands, and in September 2021 their conviction was overturned.
O el de Tom Ciotkowski, que fue acusado de desacato y agresión en Francia después de grabar a un agente de policía francés empujando a un voluntario en Calais, mientras colaboraba como voluntario con una organización benéfica que ayuda a migrantes. Al final fue absuelto un año después. El propio Tom había sido empujado violentamente por la policía durante el incidente, y en septiembre de 2021 se condenó al agente que lo había agredido.
Espero que esta decisión contribuya a que se reflexione sobre el clima de hostilidad contra las personas solicitantes de asilo en Calais y en otros lugares y a que se promueva un enfoque nuevo y más empático hacia las personas que luchan allí por sobrevivir y las que tratan de ayudarlas.
Tom Ciotkowski
Puedes ayudar a que se imparta justicia para otras personas que están siendo criminalizadas por mostrar solidaridad con personas refugiadas y migrantes:
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