“Mataron a mi hijo”

El doctor Manoharan recuerda el día en que las fuerzas de seguridad de Sri Lanka mataron a tiros a su hijo.

Lo último que supe de mi hijo, Ragihar, fue por un mensaje de texto del teléfono móvil. Sólo decía: “PAPÁ”. Fue el 2 de enero de 2006. Estaba en la playa con cuatro amigos suyos, en Trincomalee (Sri Lanka), cerca de casa.

Ese día oí explotar una bomba cerca de la playa. Dos de mis hijos volvieron en seguida; Ragihar, no.

Minutos después de la explosión recibí una llamada suya. “Papá –me dijo–, estoy rodeado por las fuerzas”. Se refería a las fuerzas de seguridad. Eso es todo lo que dijo. Luego me llegó el mensaje, el último contacto con mi hijo.

Fui rápidamente allí, pero los guardias de Marina me dijeron: “En este momento no puede pasar”. Apagaron en seguida las luces bajo la estatua de Gandhi, donde habían estado sentados mi hijo y sus amigos. Y luego oí voces, que decían a gritos en tamil: “¡Ayúdanos! ¡Ayúdanos!”.

Según testigos, Ragihar Manoharan murió por disparos de las fuerzas de seguridad de Sri Lanka el 2 de enero de 2006. ©Amnesty International
Según testigos, Ragihar Manoharan murió por disparos de las fuerzas de seguridad de Sri Lanka el 2 de enero de 2006. ©Amnesty International

Seguí discutiendo con los guardias para que me dejaran pasar. De pronto sonaron disparos junto a la estatua de Gandhi. Posteriormente dijeron: “Hay cinco civiles muertos y dos heridos”. Me quedé totalmente conmocionado.

Heridas de bala

Fui al depósito de cadáveres. El primer cuerpo que ví al abrir la puerta fue el de mi hijo, Tenía cinco heridas de bala. Un agente de policía me dijo allí mismo que firmara una declaración reconociendo que mi hijo pertenecía a los Tigres de Liberación de Eelam Tamil, el grupo armado que luchaba por la independencia en Sri Lanka. Me dijo que si lo hacía entregarían de inmediato el cuerpo.

Me negué. Le dije que mi hijo no era de los Tigres de Liberación. Es deportista, jugador y entrenador de tenis de mesa; entrena a agentes de policía y a niños. Juega al a ajedrez y estudia; es un buen chico.El gobierno afirmó que mi hijo y sus amigos habían muerto en un ataque con granadas. Pero tres de los chicos tenían heridas en la cabeza, todas de disparos en la nuca. Tengo fotos, y el informe médico lo confirma. El agujero de entrada era pequeño, y la herida de salida, enorme. Demuestra que dispararon contra Ragihar a muy corta distancia.

Refutar a las autoridades

Esa noche tomé una decisión: iba a refutar a las autoridades, pasara lo que pasara. Fui el primero en declarar en el caso de mi hijo en Sri Lanka. Dije que para mí era evidente que las Fuerzas Especiales de Sri Lanka lo habían matado.

En cuanto lo denuncié comencé a recibir amenazas. Amenazaron a mis hijos. También a mi abogado. Semanas después mataron a tiros al Sr. Sugirdharajan, el periodista que me había acompañado al depósito y había hecho fotos y un vídeo. Sus fotos desmentían que los estudiantes hubieran muerto por una explosión de granada, como decía el ejército.También mataron a un sacerdote budista que condenó públicamente el asesinato de Ragihar. Todo esto demuestra hasta dónde estaban las autoridades dispuestas a llegar para ocultar la verdad de lo que le habían hecho a mi hijo. Era demasiado peligroso para mi familia quedarnos en Sri Lanka, así que en diciembre de 2006 nos fuimos.

Desde entonces, mi esposa y yo luchamos para que se abra una investigación internacional sobre el homicidio de nuestro hijo. Han pasado siete años. Hemos perdido a nuestra familia, a amigos, el ejercicio de la medicina, bienes. Mi esposa llora todos los días ante una fotografía de Ragihar

Mi petición

En septiembre iré a la ONU, en Ginebra. Allí entregaré una petición exigiendo que el gobierno de Sri Lanka publique el informe de su Comisión Presidencial de 2006 sobre “16 violaciones graves de derechos humanos”. Una de esas 16 violaciones es el homicidio de los “cinco de Trinco”, como se conoce ya a mi hijo y sus amigos.

Declaré ante la Comisión en ese caso. Tengo derecho a saber qué dice el informe. Creo que revela los nombres de quienes mataron a mi hijo y lo que ocurrió realmente.

Antes de morir, Ragihar gritó pidiéndome ayuda. Esto es lo que pido: firma esta petición y háblales de ella y de nuestro caso al mayor número posible de amigos. Cuantos más firmen, más gente habrá apoyándome. Y cuanta más gente me apoye, más fuerte y más alto pediremos justicia por el homicidio de Ragihar. Cuando se haga justicia, cuando Sri Lanka diga por fin la verdad sobre lo que le ocurrió a mi hijo, entonces podremos decir que finalmente se han escuchado los gritos de Ragihar pidiendo ayuda.

Actúa

Firma nuestra petición en demanda de avances en materia de derechos Humanos en Sri Lanka, incluida la publicación del informe que explicará la verdad de lo ocurrido.