El 14 de febrero del 2000, Dorthia Bynum fue condenada a una pena de al menos 124 años de prisión en un acuerdo alcanzado con la fiscalía para evitar una posible condena de muerte. En 1999, la fiscalía había anunciado su intención de pedir la pena de muerte contra esta joven por un delito que se le acusaba de haber cometido tres meses después de cumplir 17 años. El derecho internacional prohíbe la utilización de la pena de muerte contra personas que fueran menores de 18 años en el momento de cometer el delito.