La prohibición del aborto en distintos estados afectaba gravemente a los derechos reproductivos. Las políticas de control de fronteras limitaban el acceso al asilo, pero algunas nacionalidades seguían disfrutando del denominado Estatus de Protección Temporal. Las fuerzas de seguridad y personas contramanifestantes respondieron con violencia a las protestas universitarias celebradas en todo el país contra el genocidio que Israel cometía en Gaza. La población negra sufrió de forma desproporcionada el uso de fuerza letal por parte de la policía. Los avances hacia la abolición de la pena de muerte fueron insignificantes. Continuaba la detención arbitraria e indefinida en Guantánamo. Pese a los constantes actos de violencia con arma de fuego, el Congreso no promulgó una regulación federal, si bien el presidente Biden dictó medidas ejecutivas para ayudar a abordar la violencia. Estados Unidos siguió utilizando medios letales en todo el mundo y proporcionó a Israel armas que se utilizaban en ataques directos contra la población civil y ataques indiscriminados. La discriminación y la violencia contra las personas LGBTI eran generalizadas y la legislación contra ellas persistía. El Congreso no aprobó proyectos de ley encaminados a elaborar propuestas de reparación relacionadas con la esclavitud y sus secuelas. La violencia de género seguía afectando de forma desproporcionada a las mujeres indígenas. Aumentaron el uso y la producción de combustibles fósiles. La población negra, otros grupos racializados y las personas de ingresos bajos sufrían los graves efectos climáticos, ambientales y para la salud derivados de la industria petroquímica.
Leer másRetiene la pena de muerte en la legislación
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