Resumen
La violencia con armas de fuego es una lacra cotidiana que amenaza nuestro derecho más fundamental: el derecho a la vida. Más de 600 personas mueren cada día a consecuencia de la violencia con armas de fuego, una violencia impulsada en parte por la facilidad con la que se accede —de forma legal o ilegal— a dichas armas.
La violencia con armas de fuego puede afectar a cualquier persona, pero a menudo repercute de forma desproporcionada en las personas de color/racializadas, los hombres y niños de comunidades desfavorecidas, y otros grupos marginados. La violencia de género intrafamiliar que implica armas de fuego pone además a las mujeres en un mayor peligro de morir o de sufrir heridas que les cambian la vida.
En ocasiones, la mera presencia de armas de fuego puede hacer que la gente se sienta amenazada o tema por su vida. Puede provocar que tenga miedo de asistir a la escuela o a centros de salud. La violencia con armas de fuego en el ámbito comunitario puede impedir el funcionamiento pleno de los servicios, lo que a su vez puede perjudicar al acceso a la educación o la atención médica.
La gran mayoría de la violencia con armas de fuego ocurre fuera de los entornos de conflicto armado. Una proporción importante —en algunos Estados más de la mitad— de las muertes por arma de fuego son suicidios o están causadas por accidentes.
Nuestros derechos humanos no están protegidos si quienes nos gobiernan no abordan y ponen fin a la epidemia de violencia con armas de fuego y a las muertes derivadas de ésta.
¿Qué es la violencia con armas de fuego?
La violencia con armas de fuego es la que se comete con armas tales como pistolas, escopetas o rifles semiautomáticos. Se calcula que más de 600 personas mueren cada día a causa de la violencia con armas de fuego; de estas muertes, incluidos los suicidios, dos tercios tienen lugar en sólo 6 países (en orden descendente): Brasil, Estados Unidos, Venezuela, México, India y Colombia.
Hasta el 71% de todos los homicidios cometidos en el mundo conllevan violencia con armas de fuego. La mayoría de las víctimas y de los responsables son hombres jóvenes, pero las mujeres corren especial riesgo de sufrir violencia a manos de su pareja cuando ésta posee un arma de fuego. También la violencia sexual puede perpetrarse a punta de pistola.
Las armas de fuego causan heridas devastadoras que dejan un impacto duradero en la salud mental y física. Algunas víctimas de disparos necesitan cuidados intensivos de por vida. Otras pueden quedar incapacitadas para trabajar. Muchas apenas tienen acceso a programas que ofrezcan atención a largo plazo y rehabilitación adecuadas.
¿Cuántas armas hay?
En el mundo hay en circulación más de mil millones de armas de fuego. La inmensa mayoría —el 85%— están en manos de particulares, el 13% están en arsenales militares y el 2% pertenecen a cuerpos encargados de hacer cumplir la ley.
La violencia con armas de fuego cometida por particulares normalmente se concentra en barrios urbanos de bajo nivel de ingresos que se caracterizan por un elevado índice de delincuencia, incluido el narcotráfico. Muchas de estas zonas se ven afectadas por una actuación policial inadecuada o que no cumple las normas internacionales de derechos humanos y aplicación de la ley, y por la falta de acceso a los servicios públicos.
Por tanto, la facilidad para acceder a armas de fuego y su proliferación, unidas a factores socioeconómicos, pueden afectar negativamente a todo el espectro de los derechos humanos de la comunidad.
Violencia con armas de fuego y derecho a la salud
La violencia con armas de fuego puede robar a la gente su vida, su salud y su derecho a la atención médica.
A quienes viven en comunidades azotadas por la violencia con armas de fuego les puede resultar difícil o incluso peligroso el acceso a los centros de salud. Esto sucede especialmente en zonas en las que los barrios están divididos por bandas delictivas armadas o sometidos a toques de queda a causa de la inseguridad.
La violencia con armas de fuego también puede disuadir a las autoridades locales y las ONG de organizar servicios de salud comunitarios, y contribuye a la escasa retención de personal. Quienes sobreviven a la violencia de género intrafamiliar a menudo carecen del apoyo psicológico esencial o el alojamiento seguro que necesitan en unos barrios azotados por esta clase de violencia.
Los efectos psicológicos de la violencia con armas de fuego desenfrenada suelen ser severos, especialmente para las víctimas, sus familias y las personas que han presenciado los disparos. Quienes sobreviven pueden sufrir heridas debilitantes que les cambian la vida y que requieren atención médica y social a largo plazo.
Violencia con armas de fuego y derecho a la educación
Los tiroteos masivos y otros tipos de violencia con armas de fuego pueden interferir en la educación infantil y hacer que el trayecto a la escuela sea peligroso para los y las estudiantes.
La violencia con armas de fuego endémica daña el entorno educativo al alterar la asistencia a la escuela y los índices de permanencia, y dificulta más la contratación y la retención de personal docente.
A su vez, esto puede dar lugar a peores resultados en cuanto a empleo e ingresos para el alumnado. También puede perpetuar ciclos de privación, delincuencia y violencia.
El vínculo entre la discriminación y la violencia con armas de fuego
La violencia con armas de fuego agrava el impacto de la discriminación sistémica.
En 2020, el 60,9% de las 19.995 víctimas mortales por arma de fuego en Estados Unidos eran afroamericanas, a pesar de que éstas constituyen únicamente el 13% de la población estadounidense.
Los varones negros de entre 15 y 34 años tienen 10 veces más probabilidades de morir por disparos que los varones blancos de la misma edad.
La ausencia de medidas para abordar la discriminación sistémica, el fracaso a la hora de evitar que las armas de fuego caigan en manos de quienes más probabilidades tienen de utilizarlas de manera indebida, y la falta de inversiones en programas para prevenir la violencia con este tipo de armas son factores que contribuyen a esta crisis.
Las mujeres que sufren violencia en el ámbito familiar y los niños y las niñas también se ven afectados de manera desproporcionada por la violencia con armas de fuego.
En 2020, la proporción de mujeres del Caribe muertas por arma de fuego superaba en más del triple a la media mundial. En Estados Unidos, las armas de fuego son ya la primera causa de muerte infantil. Además, entre el 2% y el 7% de todas las heridas que se trataron en los centros de traumatología pediátrica estadounidenses están relacionadas con las armas de fuego.
Caso práctico: Estados Unidos de América
En 2022, en Estados Unidos hubo 45.222 muertes por arma de fuego; per cápita, estas cifras son significativamente más altas que en otros países industrializados.
Los sucesivos gobiernos de Estados Unidos han permitido que la violencia con armas de fuego se convierta en una crisis de derechos humanos. Estados Unidos no cuenta con medidas como un registro nacional de armas de fuego con el que controlar la posesión de dichas armas. En todos los estados del país, la ciudadanía puede portar legalmente armas de fuego ocultas en público. Sólo tres estados (California, Florida e Illinois) y el Distrito de Columbia tienen leyes que prohíben en general portar armas de fuego a la vista en público.
El número de suicidios por arma de fuego por parte de adolescentes negros, latinos y asiáticos aumenta a un ritmo alarmante. El análisis de los datos de los Centros para el Control de Enfermedades muestra un incremento del 120% entre 2011 y 2020.
Tiroteos masivos en Estados Unidos
Estados Unidos ha sido testigo de un aterrador aumento del número de tiroteos masivos, definidos generalmente como aquellos tiroteos en los que mueren o resultan heridas cuatro o más personas. En 2022 hubo 46 tiroteos en centros escolares, más que en cualquier otro año desde 1999; esos tiroteos causan un daño incalculable a los niños y niñas que presencian la violencia con armas de fuego o se esconden en las aulas tratando de ocultarse de ella.
En 2021 hubo 683 tiroteos masivos en Estados Unidos, una cifra récord.
Los tiroteos masivos que más muertes han causado en Estados Unidos en los últimos años son:
- 2015 – Club nocturno de Orlando: 49 personas muertas, 53 heridas
- 2017 – Concierto en Las Vegas: 60 personas muertas, 411 heridas
- 2019 – Centro comercial de El Paso: 23 personas muertas, 23 heridas
Cifras de violencia con armas de fuego en el mundo
¿Cómo pueden los gobiernos poner fin a la violencia con armas de fuego?
Esta masacre puede detenerse con una aplicación efectiva de las normas que regulan las armas de fuego y unos proyectos con base empírica para prevenir la violencia.
Como primer paso, los Estados deben reconocer que la violencia con armas de fuego es una amenaza para los derechos humanos de las personas, en particular sus derechos a la vida, a la integridad física y la seguridad de la persona, y a la salud.
Regulación sobre armas y licencias de armas
Los Estados pueden establecer unos sistemas básicos para regular la posesión y el empleo de armas de fuego y munición por particulares con el fin de impedir que usen esas armas para cometer abusos contra los derechos humanos.
Las normas internacionales recomiendan prohibir la posesión de armas de fuego sin licencia, que los Estados inscriban en registro todas las armas de fuego y que la posesión de armas sin licencia se considere delito.
Para obtener una licencia de armas deberían cumplirse determinadas condiciones. Por ejemplo, la persona que la solicite debería someterse a una exhaustiva comprobación de antecedentes para identificar cualquier riesgo, como por ejemplo:
- antecedentes penales, especialmente por comportamiento violento en el hogar o la comunidad; historial de violencia de género, sexual o intrafamiliar;
- historial de consumo problemático de drogas o alcohol, problemas emocionales, trastornos mentales y
- cualquier otra circunstancia que aumente el riesgo de causarse daño a sí misma o a otras personas mediante armas de fuego.
Las licencias de armas deberían tener una validez temporal limitada y debería ser obligatorio recibir formación en el manejo del arma. También debería limitarse estrictamente el número y tipo de armas que una persona puede poseer, con arreglo a los principios de necesidad y justificación satisfactoria.
Algunas armas de fuego y munición representan un nivel inaceptable de riesgo para la seguridad pública y deberían estar prohibidas para uso personal. Entre ellas deben incluirse, como mínimo, las armas totalmente automáticas, los rifles de asalto semiautomáticos, las escopetas semiautomáticas y las metralletas semiautomáticas.
¿Funcionan las reformas legislativas en materia de armas de fuego?
Sí, estas reformas funcionan. Casi todos los países regulan de alguna manera la adquisición, la posesión y el empleo de armas de fuego. La mayoría lo hacen mediante la concesión de licencias de uso y el registro de las armas.
Las reformas legislativas en materia de armas funcionan en aquellas partes del mundo en las que hay controles estrictos del acceso a las armas de fuego y existen normas bien aplicadas al respecto. Así ocurre en gran parte de Europa Occidental, Australia, Nueva Zelanda y algunas partes de Asia. Por ejemplo, en Japón, Corea del Sur y Singapur, la tasa de violencia con armas de fuego es sumamente baja.
Caso práctico: Australia
Tras la masacre de Port Arthur de 1996 en Tasmania, en la que murieron 35 personas y muchas más resultaron heridas a manos de un tirador solitario, Australia decidió introducir amplias reformas en materia de armas de fuego.
El Acuerdo Nacional sobre Armas de Fuego, redactado unas semanas después de la tragedia, restringía la propiedad legal de armas de fuego en Australia, prohibía las armas de corredera, automáticas y semiautomáticas, y establecía un registro de armas de fuego. Asimismo, exigía un nuevo permiso para todas las nuevas compras de armas de fuego, entre otras medidas. Además, el gobierno inició una gran recompra de las armas que habían sido declaradas ilegales en virtud de la nueva legislación.
Desde entonces, los asesinatos y suicidios por arma de fuego han caído en picado. Entre 1996 y 2019, las muertes por arma de fuego se redujeron en más de la mitad.
En 2021, la Universidad de Sidney concluyó que había más de 3,5 millones de armas de fuego registradas a nombre de particulares. Sin embargo, la proporción de personas que poseen armas de fuego con licencia se redujo casi a la mitad entre 1997 y 2020.
¿Qué hace Amnistía en relación con la violencia con armas de fuego?
Amnistía Internacional hace campaña para reforzar las normativas sobre venta, transferencia, uso y posesión de armas de fuego. Apoyamos la creación de programas con base empírica de reducción de la violencia en comunidades donde existen niveles persistentemente elevados de violencia con estas armas.
Puedes alzar la voz y recordar a quienes nos gobiernan su obligación de preservar nuestra seguridad. Puedes desempeñar un papel crucial en la campaña y la protesta contra la violencia con armas de fuego y dejar claro a los gobiernos que deben abordar este problema mediante controles estrictos de las armas de fuego e intervenciones efectivas en las comunidades que sufren un alto grado de esta clase de violencia.
Tienes el poder de decir a los gobiernos que, con unas leyes en materia de armas de fuego, todas las personas podemos vivir a salvo y sin miedo, como es nuestro derecho.