Presos de Myanmar, encerrados en “celdas para perros” tras protestar

Las autoridades de Myanmar deben dejar de encerrar a los presos en celdas construidas para perros del ejército, ha dicho hoy Amnistía Internacional tras saberse que esta práctica se está utilizando como castigo contra activistas en huelga de hambre.

Según ha sabido Amnistía Internacional, entre el 24 y el 26 de mayo siete presos –dos de ellos monjes budistas– que iniciaron una huelga de hambre en la cárcel de Insein, en la importante ciudad de Yangón, fueron puestos en régimen de aislamiento en este tipo de celdas.

“Los espantosos relatos del trato cruel, inhumano y degradante que sufren los presos en la cárcel de Insein son un ejemplo más del total desprecio de las autoridades de Myanmar por los derechos humanos más básicos”, ha dicho Benjamin Zawacki, investigador de Myanmar de Amnistía Internacional.

“Las autoridades myanmaras deben poner fin de inmediato a los malos tratos a los presos, y cualquier funcionario sospechoso de ser responsable de tales delitos debe ser suspendido y procesado”, ha añadido Zawacki.

Un preso político que estuvo encerrado en una celda para perros contó que el lugar estaba lleno de parásitos y olía a cloaca; otros denunciaron que mientras estaban en estas celdas les negaban la comida y el agua periódicamente.

Al menos tres presas políticas comenzaron una huelga de hambre el 17 de mayo en la cárcel de Insein, en protesta contra la decisión del gobierno de reducir sólo un año todas las penas de cárcel.

El 22 de mayo se les unieron otros 22 presos políticos, que iniciaron una protesta por las condiciones de reclusión.

El 24 de mayo, Aung Kyaw Soe, Nyi Nyi Tun, Nyan Lin Tun, Soe Moe Tun, Zaw Tun Naing, y los monjes budistas U Vithoddi (alias Wunna Htay) y U Yayvata (alias Ye Min Naung), todos ellos en huelga de hambre, fueron encerrados en celdas para perros.

El 26 de mayo los devolvieron a sus celdas. Según los informes, aproximadamente el 27 de mayo las autoridades iniciaron conversaciones con los presos que protestaban, pero cuando las negociaciones se rompieron, los presos que decidieron continuar con la huelga de hambre fueron llevados de nuevo a las celdas para perros.

Estas celdas tienen unos 3 metros de largo por menos de 2,5 de ancho, no tienen ventanas y están insonorizadas. Las celdas carecen de instalaciones higiénicas adecuadas y no tienen cama ni esterillas en el suelo.  

Por otro lado, varios presos políticos de la cárcel de Kale, en el norte del país, han firmado una petición en la que exigen mejoras en las condiciones de reclusión. Uno de los firmantes es el monje y activista de derechos humanos U Gambira, que actualmente cumple una condena de 68 años por su papel en las manifestaciones prodemocráticas de agosto y septiembre de 2007. En la petición, enviada al presidente Thein Sein y al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, se afirmaba que todos los firmantes se pondrían en huelga de hambre si llegado el 31 de mayo no se habían atendido sus demandas.

El 16 de mayo, el gobierno de Myanmar anunció que todas las penas de cárcel se reducirían en un año. Sin embargo, al menos 2.200 presos políticos siguen encarcelados.