Irán: El anuncio de la suspensión de las lapidaciones es un paso positivo si se lleva a la práctica

Amnistía Internacional ha acogido con satisfacción el anuncio efectuado por el portavoz de la magistratura iraní de que las ejecuciones por lapidación han quedado suspendidas, y que en consecuencia se habían conmutado las condenas impuestas a varias mujeres.

“La lapidación es una práctica atroz, concebida para aumentar el sufrimiento de las personas que se enfrentan a la ejecución, y no tiene cabida en el mundo moderno”, ha afirmado Amnistía Internacional. “Esperamos que las autoridades iraníes garanticen que esta pena terrible no se vuelve a utilizar jamás.”

La organización ha advertido que las autoridades deben garantizar que no se trata de una “promesa vana”. No pusieron fin a esta práctica después de que el ayatolá Shahroudi, presidente de la magistratura de Irán, anunciase la suspensión de las lapidaciones en diciembre de 2002. Al menos una ejecución por lapidación se llevó a cabo en 2007 en la provincia de Qazvin.

“Si este anuncio se confirma en la práctica, representará una victoria muy importante para los defensores y defensoras de los derechos humanos iraníes que recientemente organizaron su propia campaña, “Detengan las lapidaciones para siempre”, y un gran paso adelante para los derechos humanos”, ha afirmado Amnistía Internacional.

“Ahora es preciso que las autoridades iraníes emprendan acciones adicionales para poner fin a otras penas crueles e inhumanas como la flagelación y la amputación de miembros, así como otras medidas para reducir el uso de la pena de muerte.”

Información complementaria  En enero de 2008, Amnistía Internacional publicó un informe titulado Irán. Detener las ejecuciones por lapidación (MDE 13/001/2008).

El Código Penal vigente en Irán prescribe la ejecución por lapidación como pena por adulterio cometido por personas casadas. Incluso establece que las piedras deben ser lo bastante grandes para causar dolor pero no tan grandes que maten a la víctima inmediatamente.

A pesar de las declaraciones oficiales que afirmaban que se habían interrumpido las lapidaciones –entre ellas la suspensión dictada por el presidente de la magistratura en 2002–, han tenido lugar varias ejecuciones por este método, la última en 2007. Ja’far Kiani murió lapidado por adulterio el 5 de julio de 2007 en la pequeña localidad de Aghche-kand, cerca de Takestan, en la provincia de Qazvin. Se teme que Mokarrameh Ebrahimi, con la que tuvo dos hijos, pueda sufrir la misma suerte. Mokarrameh Ebrahimi está recluida en la prisión de Choubin, provincia de Qazvin, al parecer con uno de sus hijos. Se sabe también que una mujer y un hombre murieron lapidados en Mashhad en mayo de 2006.

La mayoría de las personas condenadas a muerte por lapidación son mujeres. Las mujeres no reciben el mismo trato que los hombres ni en la ley ni ante los tribunales, y también son especialmente vulnerables a juicios sin las debidas garantías porque debido a su mayor tasa de analfabetismo es más probable que firmen confesiones de delitos que no han cometido.

A pesar de esta sombría realidad, los defensores y defensoras de los derechos humanos de Irán creen que la publicidad internacional puede ayudar a poner fin a las lapidaciones. Su campaña “Detengan las lapidaciones para siempre” está haciendo valerosos esfuerzos, que han contribuido a salvar a cinco personas de la lapidación (y han conducido a la suspensión de otra condena) desde que se inició en octubre de 2006.

Estos esfuerzos han tenido un precio, y los grupos de activistas han tenido que hacer frente a hostigamiento e intimidación por parte de las autoridades. Treinta y tres mujeres, entre ellas algunas integrantes de la campaña “Detengan las lapidaciones para siempre”, fueron detenidas mientras protestaban en marzo de 2007 por el juicio de cinco activistas de los derechos de la mujer en Teherán.

Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos los casos.