- Nuevos indicios de crímenes de guerra en la muerte de 46 civiles.
- Bebé de tres meses y mujer de 80 años, entre las víctimas de ataque contra una iglesia.
- “No hay lugar seguro en Gaza en esta guerra” – Ramez al Sury, cuyos tres hijos murieron
Las fuerzas israelíes han demostrado —una vez más— una escalofriante indiferencia hacia el catastrófico número de víctimas civiles que sus incesantes bombardeos siguen causando en la Franja de Gaza ocupada.
Como parte de su investigación en curso sobre las violaciones de las leyes de la guerra, Amnistía Internacional ha documentado dos casos ilustrativos en los que los ataques israelíes han causado la muerte de 46 civiles, de los que 20 eran niños y niñas. La víctima de más edad fue una mujer de 80 años, y la más joven un bebé de tres meses. Estos ataques deben ser investigados como crímenes de guerra.
Los ataques, que tuvieron lugar los días 19 y 20 de octubre, alcanzaron el edificio de una iglesia donde se refugiaban cientos de civiles desplazados en la Ciudad de Gaza y una vivienda en el campo de refugiados de Al Nuseirat, en el centro de Gaza.
Amnistía Internacional, basándose en su investigación en profundidad de estos hechos, ha determinado que estas acciones bélicas fueron ataques indiscriminados o ataques directos contra civiles o bienes de carácter civil, que deben ser investigados como crímenes de guerra.
“Estos ataques mortíferos e ilegítimos forman parte de una constante documentada de desprecio por la población civil palestina y demuestran los devastadores efectos de la ofensiva sin precedentes de las fuerzas armadas israelíes, ante la cual ya no queda ningún lugar seguro en Gaza, sin importar dónde vivan o busquen refugio las personas civiles”, ha afirmado Erika Guevara Rosas, directora de Investigación, Trabajo de Incidencia y Política Globales de Amnistía Internacional.
“Instamos a la Fiscalía de la Corte Penal Internacional a tomar de forma inmediata medidas concretas para acelerar la investigación sobre los crímenes de guerra y otros crímenes de derecho internacional abierta en 2021.
“Los desgarradores relatos de sobrevivientes y familiares de las víctimas que describen el devastador precio en vidas humanas de estos bombardeos ofrecen una instantánea del sufrimiento masivo que los incesantes ataques de las fuerzas armadas israelíes infligen a diario a la población civil en Gaza y subrayan la necesidad urgente de un alto el fuego inmediato.”
Estos ataques mortíferos e ilegítimos forman parte de una constante documentada de desprecio por la población civil palestina.
Erika Guevara Rosas, directora de Investigación, Trabajo de Incidencia y Política Globales de Amnistía Internacional
Amnistía Internacional ha visitado los lugares donde tuvieron lugar los ataques, ha tomado fotografías de las secuelas de cada ataque y ha entrevistado a un total de 14 personas: 9 sobrevivientes, 2 testigos, un familiar de víctimas y 2 dirigentes religiosos. El Laboratorio de Pruebas del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional ha analizado imágenes de satélite y materiales audiovisuales de fuente abierta para geolocalizar y verificar los ataques.
La organización también ha examinado declaraciones pertinentes de las fuerzas armadas israelíes y el 30 de octubre remitió preguntas a la unidad del portavoz del ejercito israelí en relación con el ataque a la iglesia y al campo de Al Nuseirat camp. En el momento de publicar este comunicado, no se había recibido respuesta.
Las autoridades israelíes no han publicado ninguna prueba creíble que sustente los motivos que justifiquen estos ataques, y tampoco sobre los presuntos objetivos militares presentes. Por el contrario, en el caso del bombardeo del edificio de la iglesia, las fuerzas armadas israelíes publicaron información contradictoria, incluidos un vídeo que más tarde retiraron y una declaración que no fundamentaron. La investigación de Amnistía Internacional no encontró indicio alguno de que los edificios afectados pudieran considerarse objetivos militares ni de que fueran utilizados por combatientes.
Estas conclusiones se basan en documentación previa de Amnistía Internacional sobre ataque israelíes ilegítimos durante la actual escalada y en documentación de una constante similar de ataques ilegítimos en las ediciones anteriores de las operaciones israelíes en Gaza. Los bombardeos actuales no tienen precedentes en Gaza en cuanto a intensidad, número de víctimas mortales entre la población civil y nivel de destrucción causado en viviendas, escuelas, hospitales y otras infraestructuras civiles.
“La organización ha documentado ampliamente el insensible desprecio de las fuerzas israelíes por el derecho internacional humanitario en operaciones militares anteriores, pero la intensidad y crueldad de los bombardeos actuales no tienen precedentes”, ha afirmado Erika Guevara Rosas.
“El horripilante número de víctimas mortales en Gaza —en sólo seis semanas han muerto más de 11.000 personas palestinas, de las que más de 4.600 eran niños y niñas— indica en sí mismo hasta qué punto las fuerzas israelíes que ordenan y llevan a cabo estos ataques consideran desechables las vidas de las personas palestinas.”
“Mi corazón murió con mis hijos”
El 19 de octubre, un ataque aéreo israelí destruyó un edificio en el recinto de la iglesia ortodoxa griega de San Porfirio, en el centro de la ciudad vieja de Gaza, donde se refugiaban unos 450 miembros internamente desplazados de la pequeña comunidad cristiana de Gaza. El ataque causó la muerte de 18 civiles y heridas al menos a otras 12 personas.
Ramez al Sury, que perdió a sus hijos, su hija y otros 10 familiares en el ataque, dijo a Amnistía Internacional: “Mi corazón murió con mis hijos esa noche. Los mataron a todos: Majid, de 11 años, Julie, de 12, y Suhail, de 14. No me queda nada. Debería haber muerto con mis hijos y mi hija.
“Yo estaba allí apenas dos minutos antes. Mi hermana me dijo que bajara al sótano para ayudar a mi padre [que está] postrado desde que sufrió un accidente cardiovascular […] mis hijos se quedaron en la habitación con mis primos y sus esposas e hijos. Fue entonces cuando se produjo el ataque y los mató a todos.
“Dejamos nuestras casas y nos vinimos a la iglesia porque pensamos que aquí estaríamos protegidos. No tenemos otro lugar adonde ir. […] la iglesia estaba llena de gente pacífica, sólo gente pacífica. […] No hay lugar seguro en Gaza en esta guerra. Bombardeos en todas partes, día y noche. Cada día, más y más civiles mueren. Rezamos por la paz, pero nuestros corazones están rotos.”
Rezamos por la paz, pero nuestros corazones están rotos.”
Ramez al Sury, cuyos tres hijos murieron
Sami Tarazi dijo a Amnistía Internacional que su padre y su madre, Marwan y Nahed, murieron, junto con su sobrina de seis meses, Joelle, y su familiar de 80 años, Elaine.
Uno de los dirigentes de la iglesia dijo a Amnistía Internacional: “No sabemos por qué [se lanzó] este bombardeo contra nuestra iglesia; nadie ha dado una explicación de por qué se ha causado esta tragedia. Esto es una iglesia, un lugar de paz y amor y oración. […] No hay seguridad en ningún lugar de Gaza en este momento.”
El 20 de octubre, las fuerzas armadas israelíes publicaron en las redes sociales un vídeo de material filmado por un dron, que Amnistía Internacional ha examinado y archivado, que muestra el momento del ataque aéreo contra un edificio dentro del recinto de la iglesia. Varios medios de comunicación informaron después de una declaración de las fuerzas armadas israelíes en la que se indicaba que “aviones de combate de las Fuerzas de Defensa de Israel atacaron el centro de mando y control perteneciente a un terrorista de Hamás implicado en el lanzamiento de cohetes y morteros hacia Israel”, se reconocía que “un muro de una iglesia en la zona sufrió daños” como consecuencia del atraque, y se aseguraba que “el incidente se está examinando”.
Sin embargo, el vídeo de las fuerzas armadas israelíes que muestra el ataque ha sido borrado después, y ni las fuerzas armadas ni las autoridades israelíes han aportado información que corrobore la afirmación de que el edificio de la iglesia destruido era un “centro de mando y control” de Hamás, ni información adicional sobre el pretendido examen del ataque.
El Laboratorio de Pruebas del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional ha examinado, verificado y geolocalizado vídeos e imágenes publicadas en las redes sociales de los momentos inmediatamente posteriores al ataque, y ha analizado imágenes del lugar tomadas desde satélite antes y después del ataque, y todo ello confirma la destrucción de un edificio y la destrucción parcial de otro en el recinto de la iglesia.
Una persona experta en armas de Amnistía Internacional también ha examinado el vídeo de las fuerzas armadas y otras imágenes y ha llegado a la conclusión de que munición de gran calibre lanzada desde el aire impactó directamente en el edificio donde se refugiaban las personas fallecidas y heridas.
Personas responsables de la iglesia habían declarado públicamente que cientos de civiles se refugiaban allí antes del ataque, por lo que las fuerzas armadas debían de conocer su presencia. La decisión de las fuerzas armadas israelíes de seguir adelante con un ataque contra un recinto religioso conocido y lugar donde había civiles desplazados fue imprudente y por tanto es constitutiva de crimen de guerra, aun en el caso de que se creyera que había un objetivo militar en las proximidades.
“Viviré con este sentimiento de culpa el resto de mi vida”
El 20 de octubre, hacia las 2 p. m., hora local, 28 civiles —12 de ellos niños y niñas— murieron por un ataque israelí que destruyó la vivienda de la familia Al Aydi y causó graves daños en dos casas vecinas en el campo de refugiados de Al Nuseirat, en el centro de la Franja de Gaza, dentro de la zona a la que las fuerzas armadas israelíes habían ordenado a las personas residentes en el norte de Gaza que se trasladaran.
Murieron Rami al Aydi, su esposa Ranin y los tres hijos de ambos: Ghina, de 10 años; Maya, de 8, e Iyad, de 6. Zeina Abu Shehada y sus dos hijos, Amir al Aydi, de 4 años, y Rakan al Aydi, de 3, también murieron, así como las dos hermanas y la madre de Zeina.
Hani al Aydi, que sobrevivió al ataque, dijo a Amnistía Internacional: “Estábamos sentados en casa, estaba llena de gente, de niños y niñas, de familiares. De repente, de forma inesperada, todo se derrumbó sobre nuestras cabezas. Todos mis hermanos murieron, mis sobrinos, mis sobrinas. […] mi madre murió, mis hermanas murieron, nuestra casa ya no está. […] Aquí no hay nada, y ahora no nos queda nada y estamos desplazados. No sé hasta dónde pueden empeorar las cosas. Pero, ¿pueden empeorar?”
La esposa y las tres hijas de Hazem Abu Shehada estaban entre las víctimas. Se habían trasladado desde el cercano campo de refugiados de Al Maghazi en busca de seguridad. Hazem explicó a Amnistía Internacional: “Viviré con este sentimiento de culpa el resto de mi vida. Fui yo quien sugirió que se mudaran allí temporalmente. Ojalá no lo hubiera hecho, ojalá pudiera retroceder en el tiempo. Habría preferido morir todos juntos antes que perder a mi familia.”
Ojalá pudiera retroceder en el tiempo. Habría preferido morir todos juntos antes que perder a mi familia.”
Hazem Abu Shehada, cuya esposa y tres hijas estaban entre las víctimas
El ataque también causó graves daños y la destrucción casi total de las casas vecinas de las familias Al Ashram y Abu Zarqa. En la vivienda de la familia Abu Zarqa murieron seis personas, entre ellas cuatro niños y niñas: las hermanas Sondos, de 12 años, y Areej, de 11; y su prima Yara, de 10 años, y su primo Khamis Abu Tahoun, de 12.
La investigación de Amnistía Internacional concluyó que todas las personas presentes en la casa de la familia Al Aydi, que se vio directamente afectada, y en las dos casas cercanas eran civiles. Dos miembros de la familia Al Aydi tenían permiso para trabajar en Israel, cuya expedición requiere rigurosos controles de seguridad por parte de las autoridades israelíes, tanto para quienes obtienen el permiso como para su familia extensa.
Imágenes de satélite del lugar confirman la destrucción —compatible con un ataque aéreo— entre el 20 de octubre a las 11.19 horas UTC y el 21 de octubre a las 08.00 horas UTC. La zona y muchas de las construcciones parecen haber sufrido daños considerables.
El derecho internacional humanitario
Las partes en conflictos armados deben distinguir en todo momento entre personas civiles y bienes de carácter civil, por una parte, y combatientes y objetivos militares, por otra. Los ataques directos contra personas civiles y bienes de carácter civil están prohibidos, por ser ataques indiscriminados.
Cuando Israel ataca un objetivo militar, está obligado a tomar todas las precauciones factibles para evitar, y en cualquier caso minimizar, causar muertes y heridas a personas civiles y daños a bienes de carácter civil. Estas precauciones incluyen hacer todo lo posible para verificar que un objetivo es un objetivo militar; elegir medios y métodos de ataque que minimicen los daños civiles; evaluar si un ataque será desproporcionado; avisar de manera efectiva y con antelación cuando sea factible; y cancelar el ataque si resulta evidente que será ilegítimo.
Amnistía Internacional no ha encontrado ningún indicio de que hubiera objetivos militares en los lugares donde se produjeron los dos ataques, ni de que las personas que estaban en los edificios fueran objetivos militares, lo que hace temer que estos ataques fueron ataques directos contra personas civiles o contra bienes de carácter civil.
Pero aun en el caso de que hubiera habido un objetivo militar legítimo en las proximidades de cualquiera de los edificios atacados, estos ataques no distinguieron entre objetivos militares y bienes de carácter civil. Los datos recopilados por Amnistía Internacional también indican que las fuerzas armadas israelíes no tomaron las precauciones factibles para minimizar los daños a personas civiles y bienes civiles, entre otras cosas por no avisar —como mínimo a las personas que vivían en los lugares afectados— antes de lanzar los ataques.
Los ataques indiscriminados que maten o hieran a civiles constituyen crímenes de guerra. Una constante prolongada de ataques imprudentes que afectan a bienes de carácter civil, que Amnistía Internacional ha documentado en todos los ataques en curso de Israel, así como durante los conflictos de2008-2009, 2014 y 2021, podría equivaler a dirigir los ataques contra personas civiles y bienes de carácter civil, que también es un crimen de guerra.
La densidad de población extremadamente alta de Gaza entraña desafíos adicionales para todas las parte implicadas en el conflicto. El derecho internacional humanitario exige que Hamás y otros grupos armados tomen todas las precauciones factibles para proteger a la población civil de los efectos de los ataques. Esto incluye evitar, en la medida de lo posible, situar objetivos militares dentro de zonas densamente pobladas o en sus proximidades.
Sin embargo, aun en el caso de que los grupos armados incumplan sus obligaciones, Israel sigue estando sujeto al derecho internacional humanitario, incluida la prohibición de los ataques indiscriminados y desproporcionados.
Información complementaria
Amnistía Internacional reclamaun alto el fuego inmediato, acatado por todas las partes, que evite más pérdidas de vidas entre la población civil y que garantice el acceso a la ayuda humanitaria para la población de Gaza, sumida en una catástrofe humanitaria sin precedentes.
Amnistía Internacional ha documentado cómo Hamás y otros grupos armados lanzaron indiscriminadamente cohetes contra Israel el 7 de octubre y enviaron combatientes que cometieron crímenes de guerra, tales como homicidios masivos deliberados de civiles y toma de rehenes. Según las autoridades israelíes, al menos 239 personas, entre las que 33 niños y niñas, continúan retenidos como rehenes de Hamás y otros grupos armados en Gaza.
La organización también ha documentado indicios condenatorios de crímenes de guerra cometidos por fuerzas israelíes en su ofensiva sobre Gaza, incluidos otros ataques indiscriminados, que han causado un enorme número de bajas civiles, han eliminado a familias enteras y han destruido barrios residenciales.